domingo, 1 de diciembre de 2013

REGLAS PARA RADICALES.



 (Las reglas para discutir- no dialogar- propias de radicales y gente imbécil de diversas procedencia, pueden resumirse en unas pocas:


Primero. 
No acepte nada bueno del contrario. El contrario es, por definición, un ¡puto facha! Aunque puede variar los calificativos. 'Derecha extrema' y  'Reaccionario' son adecuados.


Segundo. 
No se pierda en argumentaciones. Perderá. Debe ser sencillo y directo, aunque lo que diga sea falso. Por ejemplo. Si habla del 'Prestige', surtirá más efecto si dice: 'Esta catástrofe es un ejemplo más del capitalismo salvaje y las ansias de dinero de las multinacionales', que si hace un análisis ponderado de los argumentos a favor y en contra que figuran en la sentencia que absuelve penalmente a las autoridades.

PD.
En todo caso, estas reglas funcionan si el auditorio es imbécil y/o sectario. Con un auditorio inteligente y ponderado, estas reglas fracasan.

 La desgracia que tenemos es que España está abarrotada de gilipollas políticamente correctos.)






REGLAS PARA RADICALES EN TWITTER Y OTRAS REDES.

En El Patio nos gusta pensar que lo que hacemos viene a ser un servicio público, que nos empapamos de la prensa de progreso –con ocasionales excursiones a la otra, que se las trae– para que usted no tenga que hacerlo.

En esta línea, queremos llamar su atención sobre un hecho evidente: la batalla ya no está sólo en los medios convencionales, sino que, en buena medida, el frente se ha trasladado a las redes sociales. Twitter, sobre todo. Facebook es otra cosa; Facebook siempre me ha parecido que tiene mucho de anfitriona que después de cenar te pone el vídeo de las vacaciones en Maldivas. El límite de 160 caracteres da a Twitter una viveza de la que carece su rival, sin contar con que hay menos fotos de gatitos.

Pero es fácil perderse y perder cuando uno se estrena en Twitter o, simplemente, inicia un debate en los a veces desesperantes 160 caracteres. Por ello hemos decidido adelantar algunas reglas para vencer en las discusiones online, pensando muy especialmente en mis amigos de la zurda, que sé que me leen:

1. En la duda, la norma es muy sencilla: si los otros lo han hecho o lo defienden, es siempre lo peor.

2. Nunca digas: “No estoy de acuerdo con esto” o “esto no me parece correcto”. Grita: “¡¡Es un golpe de Estado!!” o “¡Nos están matando!”. La hipérbole es de rigor, o nadie pensará que crees de verdad en lo que dices.

3. Lo que hacen los otros no es erróneo: es siempre malvado y, probablemente, delictivo.

4. La sencillez es siempre lo más eficaz: “¡Puto facha!” se entiende mucho mejor que un argumento racional.

5. Plantéalo todo como si fuera cuestión de vida o muerte, hasta lo más trivial. Y todas las polémicas deben tener una respuesta evidente, hasta las más oscuras.

6. Cuando seas consciente de que tu argumento es endeble, empieza con un “Nadie pone ya en duda que” o “Hay que ser muy idiota para no reconocer..”. También funciona muy bien la apelación a la actualidad, algo como: “Nadie en pleno siglo XXI...”. Porque nadie pone en duda que las verdades cambian con el calendario y el tiempo en el que yo vivo es el culmen del saber.

7. Esto es Twitter: el que argumenta, pierde.

8. Entre un argumento y UNAS MAYÚSCULAS, no lo dudes.

9. Recuerda que esto es Twitter: la realidad es opcional. En el tiempo que tu contrincante va a comprobar un dato la conversación ha muerto y tú has ganado.

10. Ejemplo de gambito ganador: “Entonces, ¿me estás diciendo que... (aquí una grotesca caricatura del argumento de contrario)?”

11. “Claro, igual que hizo Hitler” es una respuesta tan buena como cualquier otra para cerrar una discusión tuitera.

12. Si vas perdiendo, retuitea a tu enemigo. Equivale al tradicional “¡A mí la legión!” para llamar en tu ayuda a lo más borroka de tu grupo de seguidores. Eso tiene la ventaja adicional de que el contrario recibirá los oportunos insultos y/o amenazas de muerte sin que tengas que ensuciar tu historial. Siempre habrá quien haga por ti el trabajo sucio.

13. Si no lo consigues de ninguna otra manera, vence por agotamiento. Responde siempre, aunque sea con un “y tú más”. Cuando se aburra y lo deje, tuitea: “Te he dejado sin argumentos...”. Tener una vida –un trabajo, familia, amigos en el mundo real o aficiones que no requieran enchufar nada– es una desventaja en Twitter.

Carlos Esteban (La Gaceta)

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