sábado, 29 de julio de 2017

CAZA A LA VERDAD.








CAZA A LA VERDAD.

El semanario alemán Der Spiegel ha decidido retirar de su lista de éxitos de ventas al libro «Finis Germaniae de Rolf Peter Sieferle» porque tiene demasiado éxito para su gusto. Es una medida escandalosa aunque no sorprende desde que los medios decidieron hacer frente común con Angela Merkel cuando la crisis de los refugiados amenazaba con llevársela a la tumba política. Merkel desvió la atención con la amenaza de la extrema derecha.

 Hace unas semanas en Hamburgo se vio que la amenaza, más allá del yihadismo, está en una extrema izquierda que logró paralizar la segunda ciudad de Alemania y arrebatar durante días el monopolio de la violencia al gobierno de Merkel. Esa extrema izquierda es más peligrosa que los alemanes difamados como nazis por manifestarse por la ley, contra la impunidad y por la nación.

 Estos que temen que sea destruida por una inmigración incontrolada de enemigos de la sociedad abierta. Tienen a todos los medios en contra. Y la censura avanza. Uno de sus sumos sacerdotes, el ministro de justicia, Heiko Maas, del SPD, ha impuesto una ley mordaza en las redes sociales que han cogido como modelo la Rusia de Putin y la Bielorrusia de Lukashenko

 Todo un mérito. La campaña contra Sieferle viene de lejos. Vetado, injuriado y difamado en círculos académicos como mediáticos, el autor se quitó la vida en septiembre pasado. Ahora no quieren que venda libros después de muerto. No se atreven a llevar el libro a los tribunales para ver si es tan ultraderechista y antisemita como pretenden.

«Finis Germaniae» es un alegato histórico en contra de esa corrección política ha impuesto en Alemania y toda Europa por medio de todos los grandes partidos parlamentarios. Sieferle acusa al consenso socialdemócrata y posmoderno, y en especial a Merkel, de atentar contra la propia existencia de la nación alemana, haber convertido a la sociedad en una masa aborregada, liquidar sus referencias y valores e imponer una multiculturalidad que destruirá la nación y la cultura alemana y europea. 

Era un profesor, historiador y sociólogo en Mannheim y St.Gallen, respetado y celebrado hasta que se enfrentó con el pensamiento único y chocó con toda la cultura oficial y mediática. Der Spiegel no quiere que los alemanes lean este libro ni sepan que se lee. Por miedo -y no solo de Der Spiegel-, de que el libro de Sieferle convenza con su descripción de realidades que los demás intelectuales, políticos y sobre todo periodistas ocultan. 

Miedo a que los alemanes crean más a «Finis Germaniae» y menos las letanías de los medios sobre la sociedad ideal multicultural y el bondadoso gobierno de Merkel. Malos tiempos en todo Occidente para las verdades que choquen con la ideología posmoderna del «antifascismo» que denunciaba Sieferle. 

En EE.UU. no dejan hablar ni a Richard Dawkins en las universidades, tomadas por la corrección política del neomarxismo. En Suecia, Francia o Inglaterra callan los delitos de inmigrantes por miedo a ser tachados de racistas. 

Han logrado con el sesentayochismo instalar una plena hegemonía marxista en la educación y la cultura. Que la derecha política acata con sumisión y complicidad dentro del consenso socialdemócrata. Quieren inventar presente y pasado a conveniencia. Ahora ya combaten verdades evidentes y realidades clamorosas. Y a quien se rebela lo quieren aplastar. En España algunos somos condenados por publicar lo que antes se había publicado sin enmienda ni condena. 

Corremos peligro de que, con un poco más de presión de la jauría izquierdista en los medios y de cobarde colaboración de quienes debían impedirlo, pronto se dicten sentencias condenatorias por recordar a víctimas y autores de la matanza de Paracuellos.

(Hermann Tertsch/ABC) 


 LA CORRECCIÓN POLÍTICA.

Ramón-Pérez Maura da la cara por Hermann Tertsch. Tras la indemnización de 12.000 euros que tendrá que pagar, si el recurso no prospera, al padre de Pablo Iglesias, lo que más le molesta al columnista es que se haya pedido al medio, ABC, que retire el susodicho artículo de cualquier soporte.

Para Maura, la sentencia del magistrado está a la altura e incluso supera a la Venezuela más chavista. El texto arranca así:
Malos tiempos para la libertad. Se derrumba la Venezuela de Pablo Iglesias y los suyos, mas ellos siguen empleando aquí los tribunales para actuar con un rigor inimaginable en los lugares en los que gobiernan aquellos a quienes han aleccionado las gentes de Podemos. El juzgado de Primera Instancia Nº 3 de Zamora ha condenado a mi colega y amigo Hermann Tertsch por la publicación en la Tercera de ABC el 17 de febrero de 2016 del artículo 'El abuelo de Pablo'.


Se le impone una indemnización de 12.000 euros al padre del secretario general de Podemos. La razón de ello es que en aquel artículo Tertsch afirmaba, recogiendo lo ya aparecido en otras publicaciones a las que nadie ha demandado, que Manuel Iglesias Ramírez, abuelo de Pablo Iglesias, fue condenado a muerte por la desaparición y el asesinato en noviembre de 1936 del marqués de San Fernando y su cuñado Pedro Ceballos, tras la saca perpetrada en su domicilio.
Añade que:
La sentencia no niega que Iglesias participara en esa saca con 'el Chaparro', 'el Hornachego', 'el Vinagre', 'el Ojo de Perdiz' y 'el Cojo de los Molletes'. Pero sí niega que él asesinara a las dos víctimas pues la investigación sobre la saca fue 'archivada provisionalmente' e Iglesias fue condenado a muerte por rebelión militar. Pena, que como explicaba Tertsch en su artículo, le fue conmutada por 30 años de prisión de los que, ya se sabe lo de la dureza del franquismo, sólo cumplió cinco.

Ha sido ésta una causa verdaderamente extraña. Primero porque el padre del secretario general de Podemos presentó su demanda en los juzgados de Madrid, como es lógico por ser esta ciudad la sede de ABC y, sorprendentemente, el tribunal declaró su "incompetencia territorial»"y lo despachó a Zamora, residencia del demandante al que no se le debía haber ocurrido acudir directamente al juzgado allí.

Después, el día de la vista oral, el 19 de abril de 2017, se decidió celebrar la vista a puerta cerrada. La sentencia no aclara si el motivo de expulsar al público -sin que hubiera habido ningún incidente- fue por proteger el supuestamente ya mellado honor de la familia Iglesias o porque la libertad de información no es un bien protegible cuando se juzga a periodistas.
Aclara que:
Al fin la sentencia conocida ahora condena a Tertsch a pagar la indemnización referida y los costes del proceso y «a retirar a su costa de la web y del caché el artículo referido». No entraré en lo del caché, porque en el diccionario de la Real Academia Española no hay más que dos acepciones de «caché»: la cotización de un artista y la distinción o elegancia de una persona. Y como el pobre Tertsch tenga que hacerse cargo de la distinción y elegancia de la familia Iglesias le aconsejo que opte por pedir conmutar la pena por una de cárcel.
Y sentencia que al medio nadie le va a cerrar la boca:
En cuanto a lo de retirar el artículo de la web, aquí ya hemos llegado a la censura más absoluta, una que supera lo que vemos en Venezuela. ABC es un diario publicado en papel. Los diarios en papel tienen una hemeroteca que sólo se censura en regímenes como el de la fenecida Unión Soviética. Esa hemeroteca de ABC, todas las páginas publicadas desde el 1 de enero de 1903, pueden ser vistas por cualquiera en http://hemeroteca.abc.es/

Ahora el juzgado de Zamora pretende eliminar de la hemeroteca digital el artículo de Tertsch. Y supongo que después irá a la Biblioteca Nacional y también censurará allí nuestras páginas cortando esa Tercera con una cuchilla. Ni Chávez se atrevería a tanto. Llegaremos a volver a publicar portadas con el titular "Este número está visado por la censura" como la aparecida el 16 de octubre de 1935.  Ellos lo tienen claro. No pararán hasta que nos callen. Pero no callaremos.

(Periodista Digital.)

1 comentario:

interbar dijo...

Dicen que Pasionaria pidió a las mujeres comunistas que hicieran curas a sus hijos. Hoy día les pediría que los hiciesen maestros o jueces.