Bueno, ya es oficial. Hay guetos islámicos en Cataluña. Y sospecho que también en el resto de España.
La prueba definitiva es que VOX ha pedido hacer este sábado una manifestación en el barrio de ca n’Anglada, en Terrassa.
Con un elevado porcentaje de población magrebí. Los Mossos les han dicho que no. Que no podían garantizar su seguridad.
Hace diez o quince años intuí que la inmigración —o mejor dicho: la falta de integración— sería un problema. Entonces comencé a patearme barrios y localidades problemáticas. Perdonen la redundancia. Además de ca n’Anglada o Salt; Sant Llorenç —también en Terrassa—; Rocafonda en Mataró; o Llefià y la Salut en Badalona.
Ya era evidente que teníamos un problema. Sin embargo, si te ocurría escribir sobre ello eras tildado automáticamente de «racista», «xenófobo» o «islamófobo», expresión que se puso de moda por esa época.
Nuestros representantes políticos prefirieron esconder la cuestión debajo de la alfombra. O meter la cabeza bajo el ala. Que es lo peor que se puede hacer con un problema: se agrava. Sobre todo los de izquierda, porque rompía el relato oficial de que la multiculturalidad era la solución.
(Xavier Rius/LaGaceta/22/3/2025.)
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