viernes, 18 de agosto de 2017

Y AHORA ¿QUÉ?









Y AHORA ¿QUÉ?

Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí" ( Martin Niemoller).

Sabíamos que tenía que llegar; no había ninguna razón para que un día el yihadismo no atentara en nuestras calles o plazas. Por mucho pecho que sacara el buen ministro del interior diciendo que aquí sí que sabemos manejar el tema del terrorismo y no como esos aficionados de franceses o británicos, que más le valdría aprender de nosotros; cuando nos sale la vena chovinista, damos lo peor de nosotros. Por más terroristas potenciales que detengamos de forma preventiva; por más interceptaciones telefónicas o seguimientos de páginas web, que España escapara a la acción del terrorismo era cuestión de tiempo.

En realidad, no había ninguna razón objetiva para que así no fuera y muchas para que lo fuera. España fue más tiempo musulmana, en una gran parte, que España; el yihadismo cometió su primer atentado en Europa en el restaurante el Descanso de Madrid en 1985; los atentados del 11 de septiembre se gestaron en Tarragona y otros puntos de Cataluña y tuvimos un atentado digamos de inspiración yihadista en Madrid, el 11 de marzo de 2004. En las mezquitas, de nuestros barrios, muchas clandestinas, se propaga el odio a Occidente y se promueve el maltrato a las mujeres. En sus escuelas clandestinas se enseñan principios y doctrinas contrarias a nuestro modo de vida, y no nos atrevemos a hacer nada contra ellas en aras de defender una libertad que ellos pretenden asesinar.

Yo entiendo que al padre que ha perdido a su hijo atropellado en un apacible día de vacaciones en las Ramblas esto no le sirve para nada y no va encontrar nunca razón o justificación que explique su tragedia. Esta es una primera lección que debemos aprender, en estos tiempos tan convulsos que vivimos, quizás otros muchos fueron iguales pero los olvidamos, todos podemos ser víctimas potenciales de una acción terrorista; no podemos sustraernos a esta amenaza como tampoco lo podemos hacer al calentamiento global porque para destruir la amenaza no vale con parches o con prudentes reacciones.

La discusión no es si nos pueden matar o no; la cuestión es si queremos morir de pie o de rodillas. Y de momento tenemos la sensación de que por no sé qué prurito, preferimos seguir así en la esperanza o confianza de que poco a poco y sobre todo gracias al olvido, viviremos mejor; es mejor sobrevivir así que no complicarnos la vida sobrevalorando un problema, que a lo mejor nos lleve a sufrimientos mayores.

Es seguro que ahora pretendemos obtener respuestas que sinceramente no existen. La lucha contra el terrorismo es muy complicada y dolorosa y es ejecutada por seres humanos y por tantos susceptibles de errores por muy profesionales que sean. 

Nosotros que hemos sufrido el terrorismo de ETA hemos visto varias veces como su cúpula era brillantemente desmantelada y la organización continuaba. Es seguro que hay muchos fallos de coordinación, de intercambio de información; podemos pensar que quizás no existen suficientes medios; pero no nos equivoquemos, nuestra problema no se encuentra en la labor policial; por muchos agujeros que arrogándonos de un conocimiento que realmente no tenemos, pretendemos encontrar. Nuestro problema en la lucha contra el terrorismo es de voluntad política y de conciencia.

El primer error que cometimos fue como tan acertadamente refleja Martin Noemoller, que cuando las víctimas eran judías como en Munich 1972, pensamos que aquello no iba con nosotros, casi aplaudíamos aquellos ataques contra los sionistas. Cuando después atacaban y mataban a norteamericanos o británicos, pensaban muchos que a lo mejor se lo merecían. En un alarde de ignorancia supina nos creímos que estábamos al margen de esta amenaza porque no les hacíamos nada malo. Es decir justificábamos nuestra inacción como la mejor manera de que no nos pasara nada. La humillante injuria de vincular la intervención en Irak con los atentados del 11 de marzo demuestran hasta qué punto nos hemos considerados víctimas necesarias de los terroristas; casi admitíamos cierto nivel de justicia retributiva en sus acciones.

En marzo de 2004 se produjo el atentado más sangriento de la historia de España, y aunque no cabe duda de que el atentado buscaba una intencionalidad política inmediata, su gestación y ejecución no está al margen del choque de civilizaciones entre un mundo que, bajo la manipulación de sátrapas que roban a sus pueblos para financiar a los grupos que pretenden nuestra destrucción, y clérigos que hacen del maltrato a las mujeres dogma religioso, se resiste a la modernidad, y una sociedad occidental cada vez más desprovista de valores y que siente un complejo de culpabilidad por todos los males del mundo. Desde este tiempo sin atentados se han producido centenares de detenciones; se han desactivado células; sabemos de casi cien españoles que se incorporaron a luchas con el Estado islámico, y el Daesh había anunciado sus intenciones criminales sobre España. Es decir, la amenaza ha ido creciendo cada día.

Cuando comenzó la ola de atentados en Europa con el ataque a Charlie Hebdo en enero de 2015, pensamos que la culpa era de los franceses o en particular de este medio que desprecia el Islam con sus viñetas. Y cuando los franceses reaccionaron a los ataques en la sala Bataclan, o en Niza enviando su portaaviones a Siria a golpear a los directivos de esta organización criminal, nosotros dijimos que eso no iba con nosotros. Cuando atacaron en Bélgica e hizo lo mismo enviando sus aviones F-16, hicimos lo mismo y así hemos llegado hasta Barcelona.

Nos hemos pasando todos estos años presumiendo de que éramos invencibles y que nosotros sí que sabíamos cómo proteger a los españoles. No sería con mala voluntad pero nos han estado engañando todo este tiempo, porque sabían que para gestar un ataque como el de las Ramblas poco hacía falta y que no íbamos a ser tan afortunados previniendo los ataques.

Si el primer error ha sido buscar razones o justificaciones para no actuar de forma más enérgica contra el terrorismo; el segundo ha sido pensar que detrás de toda esta trata de atentados en todas sus diversas formas no se esconde la misma estrategia, la misma organización y las mismas fuentes de recursos. El Daesh ha externalizado la acción terrorista pero no por eso deja de ser el autor y responsable de todos y cada una de las acciones que se han cometido estos años en Europa. Por eso no nos equivoquemos, debemos acabar con el Daeh, eliminarlos físicamente; acabar con su organización y con los principios que lo inspiran y no hay razón para que no seamos parte activa de esta guerra. No queremos morir más de rodillas, queremos hacerlo como los valientes, de pie y luchando.

Y queremos hacerlo porque sabemos que tenemos razón. Cuando pasen las generaciones y por fin nos hayamos librado de esta lacra, nuestros nietos dirán que ésta era la guerra que había que ganar a la fuerza. Y hay que ganarla porque tenemos razón; porque los principios que defendemos son mejores. Porque la libertad; la igualdad ante la ley; la no discriminación por sexo, raza u origen; la democracia y el imperio de la ley son pilares de nuestra civilización y no podemos claudicar ni renunciar a ellos, muy al contrario, merecen ir a la batalla por su defensa.

Pero ya no caben lamentos por lo pasado, sino aprender de los errores que mañana debemos comenzar a subsanar.

Que una persona de origen magrebí alquile dos furgonetas; acceda a la calle más populosa de Barcelona sin que haya unos bolardos de hormigón, sin que haya patrullas armadas vigilando y que el autor recorra a su antojo medio kilómetro, se baje y se escape es algo que podía evitarse. Seguramente podría haber ocurrido igual en la calle Córcega o en Capitán Arenas; pero no debía ocurrir en las Ramblas.

Y esto tiene que ver con el nivel antiterrorista. El gobierno nunca se ha atrevido a dar el paso al nivel cinco porque no tiene garantizado el consenso político: si hasta para que nadie pueda introducir un paquete bomba en un avión en el Prat ha tenido la Guardia Civil que tomar el control de la seguridad, y la noticia es que el gobierno vulnera el derecho de huelga, nos damos cuenta que las fuerzas políticas no han entendido la dimensión del problema. Espero que ahora cuando vayan a dar el pésame a las familias entiendan que la seguridad es el bien más preciado que los ciudadanos esperan de su gobierno. Ya no hay excusas para elevar al máximo nivel como han hecho Francia o Reino Unido y sacar el ejército a la calle a proteger los lugares más emblemáticos y concurridos.

Esto no tiene que ver con la lucha contra el terrorismo; ni con la investigación ni con la prevención, pero sí tiene que ver mucho con la ambición de seguridad que los ciudadanos aspiran ver cumplida por sus gobiernos. Una patrulla armada al comienzo de la calle quizás hubiera evitado lo que hoy se está contando; a lo mejor no, pero en Francia se han evitado males mayores gracias a la intervención del ejército. Tenemos militares a los que les pagamos un sueldo por proporcionarnos seguridad y ahora les necesitamos no en los cuarteles sino en las calles. Es imposible evitar todos los atentados, pero sí deberíamos ponérselo mucho más difícil, y ha llegado el momento de activar un protocolo que nos haga a todos sentirnos más seguros. Y mientras estamos más seguros las fuerzas antiterroristas podrán hacer mucho mejor su trabajo.

A renglón seguido queremos ver a nuestros aviones de combate bombardeando las posiciones del Daesh allá donde se encuentren.

 No se trata de venganza; se trata de una respuesta proporcionada y adecuada a quienes nos atacan. Podrán atacarnos, pero no les puede salir gratis. Ya basta de contemplaciones pacifistas y empecemos a concienciarnos, como otros muchos hicieron antes, de que estamos en una guerra y que ya es hora que pasemos a la ofensiva.

Ahora vamos a ver de qué pasta está hecho este gobierno a la hora de tomar decisiones que nos hagan sentirnos más seguros y sobre todo más orgullosos de nuestros valores; se lo debemos a todos aquéllos que por el maldito destino han caído en las calles de Europa, porque podríamos haber sido cualquiera de nosotros. Todos podíamos estar hoy tirados, agónicos en las Ramblas; los que gracias a Dios estamos en pie tenemos la obligación con ellos y con nuestros hijos de luchar por nuestra seguridad y nuestro futuro, se lo debemos.

(Enrique Navarro/ld.) 


 LOS BURROS DE LA CUP, REBUZNAN.


(Es difícil superar tanta suicida estupidez. Lo malo es que son, encima, violentos.)

La CUP, sobre el atentado en Barcelona: "Es terrorismo fascista fruto del capitalismo".


La formación antisistema defiende que “hay que seguir firmes frente al fascismo” y rechaza “actuaciones racistas y clasistas”.
(ld)



 (Vienen más a matarnos. Es mejor

 enterarse.)

Bruselas alerta sobre el retorno de hasta 3.000 yihadistas europeos de Siria e Irak.

El informe de la Comisión Europea afirma que la última ola es «más peligrosa».

(ABC) 





Al Qaeda amenaza a España: "Tenéis los días contados, descendientes de monos y cerdos.

El jefe de Al Qaeda Central, Ayman Al Zawahiri, ha amenazado por sexta vez a España y, más concretamente, a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

 El líder de la organización terrorista declara la yihad contra el país y anima a sus miembros que luchen para acabar con lo que llama "usurpación española" de ambos territorios.

(Periodista Digital) 




Puigdemont afirma que los ataques no van a alterar «su hoja de ruta» independentista.

Tacha de «miserable» mezclar el proceso soberanista con los ataques terroristas. 

(ABC) 





Lo que nos enseña el atentado de Barcelona.

1.- Lo primero que debía haber habido es una declaración oficial del gobierno, de la guardia civil y de la policía sobre el atentado. Pero ha sido la Generalidad y sus mozos de escuadra (los “mosus” dicen todos los cantamañanas) quienes han corrido con esa formalidad.  Sin embargo las competencias antiterroristas  no han sido transferidas ni podrían serlo, pertenecen al gobierno, no a la autonomía, la cual se ha comportado como dueña de país independiente. Este dato esencial no ha sido advertido por casi ningún analista, reflejo de cómo la política en España se ha transformado en una orgía de palabrería vacua, en una farsa. Algo parecido ha ocurrido con la seguridad del aeropuerto del Prat, que es competencia exclusiva del gobierno y debiera estar en manos de la Guardia Civil en todo momento.  Rajoy y sus ministrillos simplemente incumplen la ley y reconocen por la vía del hecho consumado, una vez más, el estado residual del estado allí, y la práctica secesión de Cataluña. Y un gobierno que ni cumple ni hace cumplir la ley es simplemente un gobierno antidemocrático y delincuente. Aunque casi todo el mundo persista en hacer como si no se enterase, debido a la ausencia o precariedad  de cultura democrática en España.

2.- Rajoy ha apelado en tuíter a la unidad contra el terrorismo. Pero ¿unidad con quién? Rajoy, precisamente, es el seguidor de Zapatero, que rescató a la ETA del borde del abismo, premió sus crímenes con legalidad, dinero público, presencia institucional, proyección internacional, liberación de presos, etc., admitiendo así los asesinatos como modo de hacer política y lograr puestos “representativos”. Ello supone destruir el estado de derecho, anulando la democracia en uno de sus rasgos principales. Nuevamente, la ausencia de cultura democrática en los partidos, analistas y comentaristas de los medios pasa por alto una operación delictiva absolutamente escandalosa, que ha hecho de España una democracia fallida, convirtiéndola en “el país de la Gran Patraña”, como la URSS era “el país de la Gran Mentira”.

3.-  Dentro de esta farsa brutal hemos visto a los jefes de la Guardia Civil y la policía y otros mucho tratar de censurar las imágenes del atentado. Hipócritamente hablan de “respeto a las víctimas”, los mismos que han promocionado al máximo imágenes como la del bebé sirio ahogado. A quienes respetan realmente es a los terroristas, y la causa es simple: tratan de impedir lo que llaman “la islamofobia”. Esto, en un país donde la cristianofobia, los ataques directos e indirectos al cristianismo, base de la cultura europea, son el pan nuestro de cada día desde todos los ángulos, desde los LGTBI al gobierno y a los amigos del Frente Popular, más cada día.  Lo que se persigue con esa política es desarmar de antemano cualquier oposición al islam, con el pretexto de que los yijadistas son solo una minoría.

4.-  Los terroristas son siempre minorías, pero pueden tener más o menos apoyo. Y es evidente que tienen mucho. Irónicamente escribí en tuíter: “Creo que los cientos de miles de musulmanes en Cataluña van a manifestarse con furia contra el terrorismo islámico”. En París se convocó una manifestación de esas, a la que acudió un centenar de personas, no todas musulmanas. Los hechos reales son que la mayoría de los islámicos desprecian nuestra cultura, a lo que tienen derecho, pero no en nuestros países. La consideran una cultura decadente, en lo que probablemente tienen alguna y aun bastante razón,. Y la tendencia general en el mundo islámico no es, desde hace muchos años, a una “occidentalización” sino a todo lo contrario. Basta ver fotografías de mujeres en Teherán, El Cairo Kabul y muchos otros lugares hace treinta o cuarenta años y las actuales. La misma Turquía, antaño una peculiar democracia tutelada por el ejército, sigue esa orientación. Y dentro de Europa, las crecientes minorías musulmanas tienden a una mayor radicalización. En España es particularmente peligroso porque la memoria de Al Ándalus sigue muy viva en el  mundo islámico, como de vez en cuando se encargan de recordarnos.

5.- La Comisión islámica de España ha condenado “todo tipo de terrorismo”. La expresión es significativa, como la del PNV cuando, en relación con la ETA, “condenaba” todo tipo de violencia, es decir, la violencia “represiva” que los cuerpos de seguridad, equiparándola hipócritamente a los crímenes etarras. Hay que decir que, en la perversión del lenguaje habitual con el término terrorismo, no dejan de tener un argumento aparente: la UE, por medio de la OTAN, ha ayudado a sembrar el caos y la guerra civil, con cientos de miles de muertos, en Afganistán, Irak, Libia o Siria, provocado un golpe militar en Egipto, etc. El terrorismo islamista aparece entonces como una respuesta a tales hechos. Especialmente sangrante, y por haber intervenido España directamente en el crimen, fue el derrocamiento de Gadafi, que llevaba años de política moderada y que destruyó literalmente una sociedad antes tranquila, ordenada  y rica. ¿Han visto a alguno de los políticos europeos causantes hacer el más mínimo análisis autocrítico al respecto?  So pretexto de “democratizar” esos países los han llevado al desastre, y de paso están haciendo lo mismo en Europa. Me quedo prácticamente solo en la exigencia clave para España de abandonar la OTAN, una organización que supone una alianza con un país invasor de nuestro territorio (Inglaterra) en un punto clave para nuestra defensa, así como la desprotección de Ceuta y Melilla, ciudades españolas de hecho reservadas por la OTAN a Marruecos, a plazo más o menos largo. Una organización que convierte a nuestras fuerzas armadas en un ejército cipayo al servicio de intereses ajenos, bajo mando ajeno y en lengua ajena.  

6.- Repliqué a uno de esos tuits que predicaban la unidad para acabar con los yijadistas: “Lo primero sería acabar con los repugnantes gobiernos que han premiado a la ETA y favorecido a los islámicos. Sin eso no hay nada que hacer”.

 

 

 ES LA GUERRA SANTA ¡IDIOTAS!

Pinchos morunos y cerveza. A la sombra de la antigua muralla de Melilla, mi interlocutor -treinta años de cómplice amistad- se recuesta en la silla y sonríe, amargo.


Pinchos morunos y cerveza. A la sombra de la antigua muralla de Melilla, mi interlocutor -treinta años de cómplice amistad- se recuesta en la silla y sonríe, amargo.

«No se dan cuenta, esos idiotas -dice-. Es una guerra, y estamos metidos en ella. Es la tercera guerra mundial, y no se dan cuenta».
Mi amigo sabe de qué habla, pues desde hace mucho es soldado en esa guerra. Soldado anónimo, sin uniforme. De los que a menudo tuvieron que dormir con una pistola debajo de la almohada.


(Arturo Pérez-Reverte. Periodista Digital.) 



Puigdemont: ‘Una Cataluña independiente tendrá todos los instrumentos para luchar contra el terrorismo’.

La Gaceta





 (NOS ENSEÑARON AYLAN POR ACTIVA Y POR PASIVA. AHORA EL MENSAJE ES NO MOSTRAR IMÁGENES DE LA MASACRE DE LOS ISLAMISTAS.)



El globalismo impone el silencio tras la masacre islamista en Las Ramblas.

La Gaceta.




 EDITORIAL (LD)

Podemos sigue de perfil contra el yihadismo.

Un nuevo ejercicio de falsedad, ruindad y vileza de Podemos a cuenta, en este caso, del yihadismo.


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La aparición de fotos de la Sagrada Familia en las webs de los fanáticos levantó todas las alarmas.

La CIA avisó hace dos meses a la Generalitat de que existía riesgo real de atentado en Las Ramblas.

La agencia de inteligencia estadounidense advirtió a la policía autonómica incluso de que Las Ramblas podían ser un objetivo.

(Periodista Digital.)




 La Policía Nacional se siente “ninguneada” y “marginada” por los Mossos en la investigación.


Miguel Ángel Pérez18/08/2017 17:13 (FORO POLICIA)

La Policía Nacional se siente “ninguneada” y “marginada” en la investigación de los atentados islamistas cometidos en las últimas horas en Barcelona y Cambrils.

Según fuentes de la Comisaría General de Información de la Policía, los Mossos D’Esquadra no están contando, ni colaborando como era de esperar con este organismo policial experto en lucha antiterrorista. De hecho, “el peso de la investigación se repartiría en estos momentos entre la Policía Autonómica Catalana y la Guardia Civil“.

La Comisaría General de Información de la Policía se encarga de la captación, procesamiento y distribución de la información recogida por el Cuerpo Nacional de Policía.​ Su actividad es fundamental para garantizar la seguridad del Estado, ya que se centra, principalmente, en la lucha antiterrorista.

“La información llega tarde y llevamos trabajando toda la noche, estamos hasta los ********” relatan a OKDIARIO estas fuentes que no logran entender por qué se “aparta” de esta manera a la Policía en vez de trabajar coordinados para detener a los asesinos lo antes posible.


4 comentarios:

Arcoiris dijo...

Supongo que algún día se dará cuenta de la relación de actos xenófobos selectivos que han protagonizado e inspirado para general cumplimiento y aprobación nuestros responsables políticos, esos que acaban de proclamar que Cataluña es tierra de paz, de acogida amigable y demás palabrería. ¿Quién puede tomarse en serio las manifestaciones de quienes nos llaman “xarnegos” o “altres catalans” y nos niegan el derecho al uso de nuestra lengua y a la enseñanza en la misma para quien así lo desee…? ¿O a quienes troquelaron la sentencia: “Valencià y home de be no pot ser”? No quisieron más inmigración cristiana e hispanohablante, quizás por un puñado de votos; ahora estamos comenzando otro capítulo, acaso nada placentero…

Sebastián Urbina dijo...

Si se refiere a mí, me doy cuenta.

Arcoiris dijo...

Lamento la ambigüedad de mi redactado. Donde digo “(…) se dará cuenta (…)", debiera haber sabido escribir algo así como “(…) se publicará (…)”, “(…) se informará de(…)”, “(…) será dada a conocer (…)”, etc. Perdón.

Sebastián Urbina dijo...

Gracias, no me molestó. Además, es usted uno de los mejores comentaristas.