miércoles, 11 de mayo de 2022

INMIGRACIÓN Y DEMAGOGIA (II)

 

Inmigración y demagogia (II)

Por Sebastián Urbina

Aunque hay de todo, la principal acusación de la ‘dictadura políticamente correcta’ se dirige contra la derecha y la ultraderecha, y proviene de la izquierda. ¿A qué se debe? A que la izquierda- en general- desprecia a Occidente. Occidente es considerado- hablando en términos generales- el culpable de todos los males. Reales o ficticios. Por eso hay que pedir perdón continuamente. ¿Se acuerdan de los deportistas- inicialmente en USA- que se arrodillan antes de jugar los partidos? No recuerdo si se dan golpes de pecho. Los que disfrutamos del ‘privilegio blanco’ somos especialmente despreciables. O sea, por haber nacido blancos. Y si eres blanco/heterosexual, es mucho peor. Por eso derriban estatuas de personajes blancos. ¿Hay algo peor que un blanco heterosexual? ¡No! Y se supone que esto es progresista. Y si usted dice lo contrario, será un facha, populista, racista, machista… ¡Arrodíllese!

Volviendo al inicio, es necesario estudiar con el máximo rigor hasta dónde podemos ayudar a los inmigrantes y en qué manera. Si no se afronta seriamente este problema, no será solamente Italia la que declarará el estado de emergencia. Y las reacciones de muchos europeos, cuando ya estén hartos de tanta demagogia progresista, pueden ser difícilmente controlables. Y pueden quedar deslumbrados por políticos milagrosos. De uno u otro signo. Si esto sucediera, la izquierda jamás reconocería que tiene una gran responsabilidad. Sin embargo, ellos habrían colmado el vaso, culpabilizando absurdamente a los occidentales actuales de lo que hicieron otras personas hace siglos y de puertas abiertas. Y también a nosotros mismos, por no ser de izquierdas. Porque la culpa siempre es de la derecha.

En relación a la inmigración, no hagamos caso, ni a los que quisieran cerrar las puertas a cal y canto, ni a los que quisieran tenerlas siempre abiertas. No es razonable adoptar ninguna de estas dos posturas, si fuera posible en la práctica. ¿Qué hacer? Hay que debatir, con rigor y sin demagogia, la complejidad de la inmigración, analizando ventajas e inconvenientes y estableciendo límites. Para eso están los expertos, (aunque los hay malos, los no expertos suelen ser peores) para ayudar a conocer mejor el problema. El 99% no somos santos, ni santas. O sea, no se puede planificar una acción de gobierno suponiendo que los ciudadanos son personas excepcionales.

Veamos un ejemplo de buenismo estúpido que culpabiliza a los europeos de no ser suficientemente buenos. El sueco Thomas Hammarberg, que ocupó el puesto de comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa en Estrasburgo de abril 2006 hasta marzo 2012, declaró: «Se percibe una preocupante tendencia a la islamofobia».

Creo que es una injusta/estúpida acusación, propia de progresistas. Pero supongamos que sea cierto y que hay, en Europa, una tendencia a la islamofobia. Veamos en qué puede consistir:

Según Serafín Fanjul, catedrático de Literatura árabe, el islam es din wa-dawla, religión y Estado a un mismo tiempo, y ése es el modelo que buscan e intentan imponer los grupos islamistas, quienes rechazan cualquier atisbo de libertad del ser humano... En concreto, la democracia sufre de la condena y el rechazo del islamismo por no someterse a la voluntad divina y funcionar de manera independiente, sin someterse. Por cierto, islam significa ‘sumisión’.

Si esto es así, resulta que los islamistas están en contra de la democracia y de la separación Iglesia-Estado. No todos son terroristas, estamos enterados, aunque bastaría que hubiera un 5% de simpatizantes del terrorismo - de los más de 35 millones de musulmanes en Europa- para que tuviéramos un gravísimo problema. En tal caso, parece que nuestro principal problema sería saber si estos millones de musulmanes que viven en Europa, aceptan la democracia, la igualdad jurídico/política entre hombres y mujeres y la separación Iglesia-Estado. Si lo aceptan, esto se debe tratar como un estricto problema inmigratorio. Pero si no respetan estos principios democráticos básicos, ¿tenemos que aceptarlos para no ser acusados de islamofobia? ¿Tan acomplejados somos? Iba a decir tan ‘gilipollas’, pero me contengo.

Es lo que quieren los que odian a Occidente, o sea, gran parte de la izquierda y derecha meapilas. Esto se ve con especial claridad en las más importantes universidades del mundo. Muchas norteamericanas. Y la mancha de aceite (dicho finamente) se extiende por otras universidades.

Hay que aclarar estas cosas, con rigor y sin progresismo barato, porque nos jugamos mucho. Pero esto no suele suceder. Lo normal es el griterío, el dogmatismo y la descalificación. Lean (si quieren) ‘La neoinquisición. Persecución, censura y decadencia cultural en el siglo XXI’ de Axel Kaiser, y verán el increíble- y muy preocupante- nivel de fanatismo e intolerancia (incluida violencia) de muchas de las mejores universidades del mundo.

Este altísimo (no exagero) nivel de fanatismo progresista, pone en cuestión, incluso nuestra supervivencia cultural. Sin hablar de atentados terroristas. Que merecemos- dicen- por nuestro pasado criminal. Pero el peligro no viene solamente de los terroristas, sino de la gran cantidad de idiotas occidentales auto inculpatorios. Son una especie de ‘Caballo de Troya’. Tan intenso es su odio a Occidente.

El ensayista francés Pascal Bruckner, ha arremetido contra ideologías identitarias como el MeToo o Black Lives Matter, que convierten al hombre blanco en "chivo expiatorio" de todos los males.

Hay que ser valiente para decir esto y no preocuparse porque te llamen ‘fascista’, ‘populista’ o ‘ultraderecha’. En España (perdón, ‘este país’) lo sabemos bien. Los comunistas, golpistas y filoetarras, además de los nacionalistas identitarios, se atreven a dar carnés de demócrata. ¡Y hay gente que traga! A tal nivel de analfabetismo político hemos llegado.

Es más fácil ser como Vicente. ‘¿Dónde va Vicente? Donde va la gente. Y donde diga La Sexta. Pero surge la pregunta ¿Hablamos de ciudadanos o de súbditos aborregados?

Piénselo bien antes de suicidarse. Por cierto, no se ilusione con que la inmigración descontrolada solucionará las pensiones.

PD. La política migratoria «laxa» no garantizará la sostenibilidad de las pensiones en España. Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) aboga por la llegada controlada de extranjeros, con alta cualificación, y dominio del idioma para su integración. (Marzo/2022).

 

(MallorcaDiario.)

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