viernes, 12 de julio de 2013

RESISTAMOS AL NACIONALISMO. CAT














Pongo en vuestras manos: HISTORIA DE LA RESISTENCIA AL NACIONALISMO EN CATALUÑA, un libro que ha topado con la censura nacionalista, y un mundo editorial espantado ante el riesgo comercial. Es el silencio escrito de tres décadas de exclusión lingüística y construcción nacional. Hechos e información que nos ocultaron y el texto deja al descubierto. Lo fantástico de este recurso de micro-financiación es que ya nadie puede controlarlo todo.

El contenido de la obra relata la historia de la Resistencia surgida en Cataluña contra los fines secesionistas del catalanismo político y su obsesión de expulsar de Cataluña a la cultura española y su lengua común.

El jueves, 25 de noviembre de 2009, las doce cabeceras de prensa más influyentes de Cataluña publicaban un editorial conjunto contra el Tribunal Constitucional por la sentencia pendiente sobre el Estatuto bajo el título, “La dignidad de Cataluña”. El catalanismo mediático se quitaba la careta. Dos años después, en la Diada del 11 de septiembre de 2012, a las claras y sin ambigüedades, todas las fuerzas catalanistas, incluidas las de CiU, pedían de una forma u otra un referéndum de independencia. La fuerza exhibida no estaba basada, como antaño, en simular sus intenciones, sino en explicitarlas.

No siempre fue así, en su lugar, el disfraz, la manipulación o la mentira a secas fueron argucias cotidianas para deslizar el contrabando separatista empaquetado en la razonable recuperación de la lengua y la cultura. De hecho, desde que asumió Jordi Pujol la presidencia de la Generalidad en 1980, toda la política nacionalista se esforzó en enmascarar sus objetivos rupturistas con eufemismos y declaraciones de lealtad a la gobernabilidad del Estado. El propio Jordi Pujol había sido distinguido en 1984 por el ABC  como “El español del año”. Se había comenzado con la normalización del catalán para excluir el castellano sin parecerlo y se había acabado con el derecho a decidir la independencia por encima de la soberanía de todo el pueblo español.

¿Qué había pasado entre 1980 y el 11 de septiembre de 2012 para abogar abiertamente por romper con España? Pero sobre todo, ¿cómo habían logrado la hegemonía cultural, moral y política que les permitía soñar con un Estado propio? ¿Qué argucias y disimulos, con qué poderes mediáticos, embustes históricos y controles de la escuela se habían dotado para logarla? ¿Cómo fue posible que la ideología más reaccionaria de la historia, como es el nacionalismo, la convirtieran en la quintaesencia de la democracia, y cualquier crítica contra su política de exclusión lingüística y avaricia fiscal, fuera tachada de ultraderechista, franquista y facha? ¿Por qué la reivindicación de la libertad, la tolerancia y la Constitución fue considerada una agresión urdida por el centralismo de Madrid contra Cataluña?

Por primera vez, el relato completo de esa Resistencia mostrará la gran mentira del supuesto complot de España contra Cataluña denunciado por el catalanismo. Demostrará que nunca fueron ataques ni de fuera ni contra Cataluña, sino la Resistencia a la exclusión de una parte de ciudadanos catalanes hartos del abuso nacionalista. Los hechos aquí relatados dejarán claro que tal Resistencia nunca fue dirigida desde Madrid por obscuros funcionarios del Estado. Justo ha sido lo contrario: la renuncia del Estado a hacer respetar la ley en Cataluña y abandonar a los ciudadanos catalanes a su suerte, obligó a que ciudadanos anónimos se levantaran contra el abuso en la más absoluta indigencia. Sin medios, sin respaldo político, armados con la sola voluntad de considerarse ciudadanos. La democracia cívica en estado puro.

El relato comienza a finales de los años setenta y termina la noche electoral del 1 de noviembre de 2006 donde Ciudadanos (C’s) obtiene 3 Diputados. Es el periodo de tiempo en que el nacionalismo catalanista elaboró con simulada estrategia la substitución lingüística y la ruptura de la trama de lazos y afectos con el resto de España. Se trataba de poner las bases de la justificación moral, política, económica y cultural para arrastrar a la sociedad catalana a la secesión de España. En lo que están ahora. No otra cosa persiguen mantras como el expolio fiscal, España nos roba y el derecho a decidir que, ya sin careta y amparados por el control de la escuela, los medios de comunicación y la calle, pretenden imponer contra la Constitución y la soberanía del resto de españoles.

El relato acaba con la llegada de C’s al Parlamento, justo el periodo hasta el cual la omertà nacionalista logró controlar sin fisuras medios e instituciones para neutralizar y borrar mediáticamente cualquier indicio de resistencia a sus planes monolingüistas y secesionistas. Esa historia oculta y ocultada, es la que aparecerá en estas páginas. La deriva soberanista, ahora sin máscaras, dejará al descubierto el desenlace de una historia que siempre negaron y ocultaron. La mayor parte es desconocida. Y sorprendente. Porque sorprendente resulta que en una sociedad democrática se pudiera borrar de la realidad, parte de la realidad misma. He ahí el gran triunfo del nacionalismo, lograr suprimir de la historia, a la Resistencia que lo cuestionaba.

En ese tiempo de impunidad catalanista se pasó de no poder estudiar en catalán, a hacerlo sólo en este idioma, de no tener presencia en el callejero o en la Administración, a convertirse en el único idioma institucional, de no ser oficial, a multar los letreros comerciales en castellano; de luchar en la transición por una Constitución democrática, a negar a España y acusarla de expoliar económicamente a Cataluña; de vanagloriarse de ser el motor económico de España a exigir un referéndum para romperla. Todo ha sido diseñado con nocturnidad y alevosía, gradualmente. Nada ha sido por casualidad. Unos han sido los agentes activos, los nacionalistas; y otros, los verdaderos responsables de que aquellos impusieran sus tesis por omisión de estos: el PSC y la izquierda en general. Teniendo la responsabilidad de oponerse a los nacionalistas, amordazaron, utilizaron y neutralizaron a sus bases castellanohablantes para evitar que lo hicieran ellas.

A la vuelta de más de tres décadas, les une el derecho a decidir y el rechazo a España. Una tragedia que no llegó de golpe, sino a través de renuncias y cobardías a lo largo de esas tres décadas, no sólo del propio Estado, sino de la mayor parte de la sociedad civil catalana. El resultado lo resume el desplante insurreccional del Presidente de la Generalidad, Artur Mas: contra el derecho a decidir “no hay ni leyes ni Constitución”.

El libro ha sido un parto difícil. Sin referencias previas del conjunto de este periodo, con las fuentes históricas alteradas por una prensa subvencionada e ideologizada hasta la náusea y los acontecimientos dependiendo de personas a menudo remisas a significarse públicamente, han sido las vivencias personales y la documentación no oficialista, las que me han guiado en la documentación. Toda, rigurosamente detallada, nunca más podrá ser ocultada por el nacional catalanismo.

Antonio Robles

Barcelona, primavera del 2013.


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