domingo, 1 de mayo de 2016

BUENISMO PIJO.








BUENISMO PIJO.

Arturo Pérez Reverte termina de demoler la farsa del buenismo pijo en su agorero "Llegan los godos al imperio vencido" (La Nación, Buenos Aires, 18/9/2015), donde traza un paralelo entre la caída del imperio romano y la de una Europa autosatisfecha:

Eso nos mete en el cogollo del asunto: la instalación de los godos, cuando son demasiados, en el interior del imperio. Los conflictos derivados de su presencia. Los derechos que adquieren o deben adquirir, y que es lógico y justo disfruten.


Pero ni en el imperio romano ni en la actual Europa hubo o hay para todos: ni trabajo, ni comida, ni hospitales, ni espacios confortables.


Además, incluso para las buenas conciencias, no es igual compadecerse de un refugiado en la frontera, de una madre con su hijo cruzando una alambrada o ahogándose en el mar, que verlos instalados en una chabola junto a la propia casa, el jardín, el campo de golf, trampeando a veces para sobrevivir en una sociedad donde las hadas madrinas tienen rota la varita mágica y arrugado el cucurucho.

Donde no todos, y cada vez menos, podemos conseguir lo que ambicionamos. Y claro. Hay barriadas, ciudades que se van convirtiendo en polvorines con mecha retardada. De vez en cuando arderán, porque eso también es históricamente inevitable.

Y más en una Europa donde las élites intelectuales desaparecen, sofocadas por la mediocridad, y políticos analfabetos y populistas de todo signo, según sopla, copan el poder.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para mi no es lógico ni justo que la riqueza creada por otros, los derechos conseguidos por otros con su esfuerzo y sus guerras los vengan a fastidiar una horda de gente por que sí. Esto no es una invasión por la fuerza, esto es una importación de gente. Con la tecnología actual no haría falta tanto fanático. Reverte es un cretino que compara cosas muy matizables y encima tienen un ego descomunal.