lunes, 24 de junio de 2019

LA DICTADURA PROGRESISTA






 LA DICTADURA PROGRESISTA

24 Jun 2019 - 09:58 CEST (Periodista Digital)
 
Menudo espectáculo de bochorno y vergüenza el que tuvimos que aguantar estos días tras la sentencia de ‘La Manada’. Tener que tolerar a periodistas como Cristina Pardo (y otras, y otros) convertidas en verdugos. Ese indigno simulacro en el que participaron tanto la derecha como la izquierda, es decir eso que se llama ‘el consenso’, y que consiste en sentirse aliviados por que al final el Supremo habia dictaminado que fue violación, y no abuso. ¡Qué tranquilidad! Lo que todos sabíamos.

Lo sabían Inés Arrimadas o Isabel Díaz Ayuso que dicen que ahora saldrán más tranquilas a la calle. Yo no estaría tan tranquilo. No puedo estar más de acuerdo con Esther Sanz, concejal de VOX: «Si te viola una manada de españoles, te apoyan todos los políticos progres de España y se suman todas las asociaciones feministas. Pero como te viole una manada de inmigrantes, estás jodida y sola porque se callarán como puertas».

Y cómo digas que son senegaleses, Susanna Griso te amonestará por excitar a la ultraderecha. Lo dijo con razón Juan Carlos Quer: «Mi hija Diana dijo «no es no” y fue brutalmente asesinada tras ser violada. 3.200.000 ciudadanos demandan para proteger a sus hijos y a la mujer, normas penales efectivas. Pero Iglesias y Sánchez quieren derogar la Prisión Permanente Revisable.

La verdad es la mayoría: un acto de fuerza. La verdad hoy no la dictan los hechos sino la calle. La verdad la dicta hoy el feminismo. Y no queremos una justicia feminista, queremos una justicia justa e imparcial.

Los hechos y la información contrastada son esenciales para el funcionamiento de la democracia pero a los periodistas ya no nos importa la verdad, sino el dogma, la consigna, la pancarta. El miedo a situarse fuera del consenso acaba con el verdad y resucita el arte del linchamiento y la mentira.

 Arcadi Espada escribió en el prólogo a su libro sobre los trajes de Camps que “La aspiración de explicar la verdad debe permanecer inalterable”. Nada de eso se cumple en la prensa, como El País, que el dedicó 169 portadas sobre Camps en tres años. Veredicto final: Absuelto.


A Cristina Pardo no le importan la verdad. Los hechos son lo de menos, porque eso sería asumir una verdad incómoda: que nadie sabe lo que pasó allí. Yo no sé lo que pasó allí pero un periodista muy famoso de Sucesos me dijo que había visto los vídeos y que aquello no fue violación.


-¿Y por qué no lo denuncias? -le pregunté.
-¿Qué quieres? ¿Que destrocen a mi familia y pierda a mis hijos?

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