jueves, 9 de julio de 2020

MENTES OBTUSAS Y OBISPOS AGUDOS.


MENTES OBTUSAS Y OBISPOS AGUDOS.


Triste entrevista la del obispo de Mallorca el pasado domingo en este digital. Como fiel católico me duele decirlo, y lo digo sólo porque creo que debo.


He visto que existe aversión al catalán en una parte de la sociedad, cuando el catalán es nuestra lengua”, dice mi obispo. La aversión creo que es comprensible: es una reacción natural cuando te imponen algo injustamente, vulnerando tu libertad. Y encima te hacen pagarlo. Respecto a la segunda parte de la afirmación: el catalán no es mi lengua. Yo hablo español, como una mayoría de mallorquines, y si acaso, mallorquín.


Tengo el nivel C de catalán. Viví 13 años en Madrid, pero antes, en EGB, BUP y COU, tuve aquí una asignatura de catalán, y con eso y leer un par de libros, me lo saqué al poco de volver, en vista de que en mi ausencia se había puesto de moda, por así decirlo.


Después intenté practicarlo. Pero enseguida me di cuenta de dos cosas: primero, que aquí se habla distinto de lo que me enseñaban en clase. Segundo, que nunca podré pronunciar bien más que las 5 vocales cerradas. Un compañero me pidió, creo que con buen criterio, que por favor dejara de torturar sus oídos. Así que no hablo “catalán”, aunque lo entiendo y puedo contestar con alguna frase corta por educación.


Sí siento afecto por el mallorquín, lengua de mis abuelos paternos, y me encanta escucharlo cuando es auténtico. Desgraciadamente, cada vez se oye menos, sobre todo entre los jóvenes. Además está como prohibido escribirlo, con la excusa de que es informal. Diría que su lugar está siendo ocupado por el catalán. Y esto enlaza con la siguiente declaración del señor obispo:


“Hay una forma de expresarse dialectal y coloquial, totalmente válida y digna, y otra específicamente literaria. Esto es tan sencillo y tan claro, que sólo una mente obtusa de una determinada tendencia no lo ve. Si a esto que defiendo le quieren decir progresista, que le digan progresista. Si le quieren decir nacionalista, que le digan nacionalista. Amo a mi tierra y a mi nación.” No aclaró qué nación, gracias a Dios.


Mi amigo Joan Pons, entre otros que deben de ser todos de mente obtusa, dice que tanto catalán como mallorquín y el resto de las variedades baleares son todos dialectos del lemosín, lengua de oc u occitano. Yo les creo porque lo han estudiado a fondo y he comprobado que son gente íntegra, honesta e inteligente, al contrario de lo que piensa el señor obispo. Por eso soy miembro de Sa Fundació, que trata de preservar nuestra cultura: la de aquí, no la de Barcelona, y me parece una buena causa.


Porque existe un proyecto político que después del 1-O está claro que pretende partir España para construir una gran nación catalana que abarcaría los llamados países catalanes, incluyendo nuestras islas. Y ese proyecto está construido sobre la lengua catalana, tomando el barceloní como estándar, y para ello imponen ese estándar, elegido por pura conveniencia política, en todo lo que consideran su territorio, buscando una uniformidad que en su día criticaban en España, igual que antes criticaban la imposición de la educación en lengua distinta de la materna, pero ahora la practican. Para combatir ese proyecto liberticida soy también miembro de Sociedad Civil Balear: otra buena causa.


Todos podemos tener nuestras ideas, faltaría más, pero cuando se ocupa un cargo hay que tener cuidado con lo que se dice, más aún en la Iglesia, donde tenemos que ser capaces de ir del brazo con quienes piensan distinto: sembrar paz, y no división. Muchos recordamos con nostalgia cuando la Conferencia Episcopal declaró que la unidad de España era un bien moral y en cambio estamos un poco cansados del nacionalismo eclesiástico en ciertas regiones. Me consta que más de uno se ha alejado por este motivo. Monseñor, sigo rezando cada día por Su Excelencia.


Por favor, acuérdese de todas sus ovejas, incluso de las que continuamos prefiriendo el Parenostro.


(Gabriel Le Senne/MallorcaDiario/9/7/2020.)



No hay comentarios: