jueves, 10 de septiembre de 2020

HASTA EL MOÑO

 

 

 

 

HASTA EL MOÑO.

 

Tuit de las Naciones Unidas: “La #COVID19 ha puesto al descubierto lo que todos sabíamos: milenios de patriarcado han dado como resultado un mundo dominado por hombres con una cultura dominada por hombres que daña a todos: mujeres, hombres, niñas y niños.

Un tal Antonio J. Rodríguez, al parecer periodista y escritor, en El Español: “Habrá machismo hasta que los hombres seamos capaces de besar otro falo".

La Fiscalía General del Estado considera machistas algunas señales de tráfico. Critica que en algunas solo aparezca la figura del hombre, y cuando lo hace la de la mujer sea en una situación de subordinación.

Irene Montero acusa a Vox de estar fuera de la ley con "sus ideas machistas", que vulneran los derechos humanos y la Constitución y "le complican la vida a muchas mujeres". “Los que piensan como ustedes y dicen que la violencia no tiene género están simplemente fuera de la ley".

Las películas de los Oscar tendrán que cumplir unos estándares de diversidad e inclusión en 2024. “Entre los requisitos figuran baremos como que al menos uno de los protagonistas represente a minorías, o que lo haga el 30 % del reparto secundario, así como que el equipo técnico detrás de las cámaras cumpla también con ese porcentaje.” “Por minoría racial la Academia cita: asiático, latino/hispano, negro/afroamericano, indígena, persona de medio oriente, nativo de Hawái o del Pacífico y "otras etnias o razas poco representadas". Y por colectivos poco representados en pantalla se entiende: mujeres, minorías raciales, colectivo LGBTQ+ o personas con capacidades diferentes.

Podríamos seguir y seguir, porque la política identitaria está hasta en la sopa. Es un fenómeno global. Al menos en los países occidentales. No estoy seguro de si es así en donde tendría sentido, en los países donde no existe igualdad ante la ley ni se respetan los derechos humanos. Sospecho que no, porque no va de ayudar realmente a la gente, sino de poder.

Parece una especie de competición a ver quién la dice más gorda. Lo peor es que luego lo ponen en práctica, lo elevan a ley y lo riegan con auténticas millonadas. Cada vez más gente vive de esta nada respetable industria. Cada vez más gente cede para evitarse problemas, porque quien lleva la contraria es acosado y expulsado. “Cultura de la cancelación”, lo llaman. Vi el otro día el vídeo de un profesor de Yale insultado y abucheado por sus alumnos de color (negro), porque la universidad había recomendado a los alumnos que evitaran disfraces de otras etnias, y su mujer había opinado que los alumnos ya eran mayorcitos para elegir su disfraz. No fueron expulsados los alumnos, sino que se tuvo que marchar el profesor. Y así todo.

Explicábamos el otro día que no se trata más que de la traslación de la lucha de clases marxista a todo tipo de divisiones colectivistas. Allá donde haya un colectivo “oprimido”, allá que va la izquierda a supuestamente “liberarles”.

Cabalgando contradicciones, como diría el del moño, porque según la teoría de género yo también puedo ser mujer, si me autopercibo como tal. Por supuesto, puedo ser LGTBIQ+; basta elegir cualquier género “no binario” de entre los ciento y pico descubiertos. Y aumentando. Ya saben lo que han de hacer los de los Oscar: Hollywood bien vale besar un falo. La “violencia de género” protege a las mujeres por ser en general más débiles físicamente que los varones, sin atender a que en muchos casos no es así, y mientras las mujeres tienen que aparecer como igual de fuertes que los varones en el cine, e ingresan por cuotas en trabajos físicos como las fuerzas de seguridad y el ejército. ¿En qué quedamos, igualdad o no? Ah, depende.

Mientras tanto, los matrimonios se reducen, los divorcios aumentan, la natalidad en mínimos, y nos enfrentamos a una crisis demográfica permanente y sin precedentes. España tendrá la mitad de población en 2100, según un estudio. Y la mayoría de los países desarrollados más o menos igual. Al final, como acertadamente me dicen desde el Covarrubias (menos mal que quedan reductos de cordura), la contradicción esencial del feminismo hodierno es que considera machista el matrimonio y la maternidad. Así que deberían tender a extinguirse. Adivine a quiénes nos va a tocar sufrir el exceso de ancianos sin pensiones ni cuidadores.







 


(Gabriel Le Senne/MallorcaDiario/10/9/2020.)


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