jueves, 3 de septiembre de 2020

DIVIDE ET IMPERA

 

 

DIVIDE ET IMPERA.

 

Divide y vencerás. La estrategia es archiconocida. Pedro Sánchez llama a la unidad, lo que significa que seguirá fomentando la división con su Gobierno extremista, sectario e inepto.

El socialismo se caracteriza por buscar la igualdad, pero no una igualdad ante la ley como el liberalismo, sino una igualdad “real y efectiva”, una igualdad de resultado que supone inevitablemente una injusticia y una falta de incentivos que inexorablemente conduce a la pobreza generalizada. Excepto para los de arriba, claro. Unos son más iguales que otros, como ya denunció Orwell en 1945, pero nada, ya los tenemos de vuelta con una ofensiva mundial.

El socialismo ofrece igualdad, y así en su camino hacia el poder utiliza las desigualdades existentes, de todo tipo, fomentando la división y el enfrentamiento. Ya teorizaba Iglesias, tienen los videos en Google, con que hay que aprovechar las crisis y las situaciones de excepcionalidad para avanzar. De modo que puede aprovecharse el problema endémico del racismo en Estados Unidos, por ejemplo, usando cualquier excusa para provocar disturbios y poner en jaque a un presidente de signo contrario. Ya lo vimos en España con el Prestige o la guerra de Irak, donde se utilizaba el ecologismo o el pacifismo para dividir y agitar.

Naturalmente, la agitación debe ir acompaña de la correspondiente propaganda masiva. Así, en España hasta Antena 3 calificaba ayer de “héroe” a un delincuente reincidente que atacó por la espalda con un monopatín al adolescente Kyle Rittenhouse cuando se hallaba en el suelo. En general, todos los grandes medios coinciden en presentar como pacíficos manifestantes antirracistas a los violentos agitadores de extrema izquierda, mientras que los milicianos que acuden armados a proteger propiedades son calificados de supremacistas ultraderechistas.

Pero viendo los videos parece evidente que Rittenhouse fue atacado primero y únicamente usó su arma para defenderse de un posible linchamiento. De igual modo, Aaron 'Jay' Davidson, alias Jay Bishop, fue asesinado en Portland cuando volvía de participar en los eventos de apoyo a Donald Trump. Parece que llevaba alguna insignia en la gorra, por lo que un extremista le disparó a sangre fría dos tiros en el pecho, como se aprecia en el video donde se le ve andando solo tranquilamente, hasta que le increpan y disparan. Sin embargo, nuestra prensa recogía la noticia en plan “un ultraderechista resultó muerto en los altercados en Portland”.

Sin duda el racismo está mal, pero cuando las leyes ya reconocen la absoluta igualdad y prohíben la discriminación por raza, si hay algún caso de violencia policial injustificada debe ventilarse ante los jueces; no salir a quemar barrios. Pero la izquierda asume la causa de esta minoría, propone medidas exageradas y contraproducentes, y azuza el odio y la división para sacar rédito político.

El mismo fenómeno vemos con el feminismo. La igualdad ante la ley estaba lograda desde hace décadas. Pero la izquierda enarbola esta bandera y propone leyes que en la práctica destruyen esta igualdad ante la ley concediendo privilegios a las mujeres. Empujan el péndulo hacia el otro extremo, enfrentando a hombres y mujeres con leyes injustas. Lo mismo podríamos decir de la “memoria histórica”. Siempre creando tensión para pescar en el río revuelto.

Siempre lo mismo: lucha de clases, lucha de sexos, lucha de razas, para liberar a la minoría supuestamente oprimida hasta eliminar las diferencias. Eliminar las diferencias económicas, sexuales, raciales. Incluso lingüísticas, buscando una sola lengua por territorio, o igualando al hombre con los animales y la naturaleza, concediéndoles derechos y prohibiendo su explotación.

Sin embargo, los seres humanos somos diferentes entre nosotros y no hay otro animal racional. Lo que necesitamos es convivir en paz, y eso se consigue primero mediante leyes justas que traten a todos igual, y luego fomentando la moralidad, porque no se puede hacer a la gente virtuosa por ley. Lo contrario conduce al totalitarismo, aunque algunos idiotas piensen que ya les va bien porque de momento mandan ellos. Pero en un río revuelto puede pasar cualquier cosa y ahí tienen el final de Robespierre, Hitler o, qué se yo, Trotsky, por no hablar de los Ceaucescu.






 


(Gabriel Le Senne/MallorcaDiario/3/9/2020.)

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