martes, 25 de octubre de 2005

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Leo (Google News España-El Pais-La Razón/25-10-2005)

'El laborista Tony Blair preparó ayer el terreno para una nueva batalla con el sector más izquierdista de su partido al anunciar una reforma de la educación secundaria de corte liberal y volcada en endurecer la disciplina escolar. Entre otras medidas, prometió que los profesores disfrutarán del derecho claro y sin ambigüedades de castigar a los estudiantes, sin que los padres puedan inmiscuirse ... en 1997 adelantó tres prioridades como gobernante: educación, educación y educación ... Dijo, cada vez que reflexiono sobre algunas de las reformas que hemos introducido, me arrepiento de no haber ido más lejos ... los padres deben involucrarse en la educación de sus hijos, pero no sólo para exigir mejoras en las escuelas sino también para apoyar sin fisuras la labor de los profesores. El mal comportamiento de los alumnos complica gravemente la enseñanza y el aprendizaje ... El sector izquierdista del partido cree que estas reformas pueden favorecer a las clases medias en perjuicio de las familias más humildes ya que los criterios de selección de alumnos de las escuelas favorecerán a los alumnos más aventajados'.

Dado que no quiero convertir esta 'noticia comentada' en un artículo, seré breve y haré (hasta cierto punto) caricatura. Ante esta noticias podríamos resumir las posiciones de forma estúpida, o sea, habitual en nuestra cultura política, entre 'buenos' (la izquierda) y 'malos' (la derecha).

A.Es una reforma 'facha'.
B.Que se jodan (con perdón) los pobres.

No pretendo que mi postura se sitúe en el 'justo medio' sino mostrar (simplificadamente y con cierta demagogia) que estas posiciones son idiotas, pero existen. Mi experiencia es que sí.

Cualquier reforma educativa tendrá defectos y se trata de aceptar la menos perjudicial. ¿Para quién? En conjunto. Por ejemplo, podemos igualar a la baja, que ha sido hasta ahora el sistema español y cuyos negativos efectos se ven reflejados en los informes internacionales. Por ejemplo, en el informe Pisa y otros. Vamos mal por no decir muy mal. ¿Significa esto que debemos adopar alguna forma de opción (B)? Creo que no. Pero no se debería, creo yo, paralizar una reforma que me parece buena, en líneas generales. ¿Qué hacer? Si hay una minoría (otra cosa sería si se tratase de mayorías) de familias humildes perjudicadas por este proceso de selección de alumnos, hay que habilitar fondos para una tarea pedagógica de acompañamiento y estímulo que refuerce y mejore el rendimiento escolar del sector que va a menos velocidad.

De todos modos, creo que hay que distinguir entre la educación hasta los nueve años (aproximadamente), que debe ser lo más IGUALITARIA posible, y la educación a partir de esta edad, en que debe incorporarse la dimensión del ESFUERZO y del MÉRITO. Por supuesto, NUNCA los niños parten de la misma línea de salida. Sólo en las trágicas utopías fuertes se hace posible este sueño. Debemos disminuir, todo lo que se pueda, esta desigualdad inicial. Pero ¿debemos hacerlo perjudicando a todos o la mayoría, como aquí? Este es un problema educativo de gran importancia que todos debemos reflexionar. ¿Debemos ir al ritmo educativo que marcan los menos aventajados? ¿Debemos seguir el ritmo de la mayoría y dar refuerzos a los rezagados? Yo apoyo esta última opción. Claro es que estas opciones pueden hacerse bien o mal. Apoyo que se haga bien. Para conseguir esto, es indispensable la honesta colaboración de TODOS los implicados en el proceso educativo.

Sebastián Urbina.

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