lunes, 10 de diciembre de 2007

LA SECTA (el pesoe) Y LA MANIPULACIÓN



9/12/2007.






LA SECTA (el pesoe) Y LA MANIPULACIÓN.

Reproduzco por su interés (al menos para mí) partes de un artículo, 'El valor de la palabra', de Rosa Díez (portavoz de UPyD).



'Yo les quería hablar de uno de esos sabios, George Lakoff. El experto aclaró que es un teórico y que desde esta perspectiva tratará de explicar a mister Caldera la forma de ''vender los conceptos de nación, inmigración y terrorismo''. Lakoff explicó, como profesor que es, asesor de los demócratas en Estados Unidos, que: ''la reiterada repetición de los mensajes modifica el cerebro del receptor, de modo que lo que moviliza a los votantes es el pensamiento inconsciente''.



Añade Rosa Díez algunos ejemplos concretos de manipulación de la secta (el pesoe):





-A revisar la Transición lo llaman ampliar el consenso.

-A revisar el modelo de Estado, pactándolo con los partidos que no creen en el Estado, lo llamaron incorporar a los nacionalistas.

-A los terroristas los llamaron violentos.

-A los batasunos los llamaron hombres de paz.

-A lo que los etarras llaman 'proceso de resolución' (negociar con ellos cuestiones políticas, lo que hicieron) lo llamaron proceso de paz.


-A mandar a casa a De Juana Chaos, lo llamaron cumplir la ley.

-A permitir que ETA/ANV volviera a las instituciones, lo llamaron cumplir escrupulosamente la ley.



La manipulación de los términos al servicio de la manipulación de la política ha sido el mayor éxito del PSOE.



No se escude en que los políticos son malos. Si usted apoya a esta secta (aquí y ahora) es corresponsable. Es de esperar que vengan mejores tiempos y la secta se convierta en un partido socialista decente, gobernado por políticos dignos como, por ejemplo, la propia Rosa Díez, Nicolás Redondo y otros socialistas, marginados por la actual cúpula de la secta.


Sebastián Urbina.

Últimas Noticias.

Ejemplo concreto de asno socialista. El que fuera embajador en la Santa Sede en el mandato de Felipe González, Puente Ojea, califica a los españoles de 'gentes alienadas e intolerantes' por creer en Dios.


Juro que si dependiera de la voluntad, ahora mismo creería en Dios. Esta cuadrilla de asnos sectarios y sin escrúpulos son un peligro para la democracia. ¡Ya es hora de darse cuenta!

NOTA.
Sin embargo, esta cuestión es compleja. Trataré de decir algo más sin ninguna pretensión, por supuesto, de agotar el tema. Podríamos afrontar esta cuestión remitiéndonos al debate que protagonizaron el filósofo norteamericano William James y el matemático inglés William Clifford. Este último nos dice que las creencias sólo se deben basar en la razón y comenta los peligros de olvidar esta exigencia. James, al contrario, piensa que una opción 'auténtica' no puede decidirse sobre bases intelectuales.

Para abreviar quiero centrarme en la cuestión de las 'nefastas consecuencias' de tener convicciones irracionales. Ahí podemos citar a Voltaire: 'Los que pueden convencernos de tonterías, pueden hacernos cometer atrocidades'.



El problema puede plantearse en estos términos. Yo pienso que creer cosas que no tienen ningún aval científico, no es racional. Pero también pienso que no todo lo que no es racional es, por definición, peligroso, como parecía pensar Clifford. Por ejemplo ¿deberíamos poner en el mismo nivel de peligro al Nazismo, al Comunismo y al Cristianismo? Yo creo que no. Si lo que digo es correcto, la afirmación de Puente Ojea es insultante. Aparte de que las Constituciones modernas reconocen el derecho a tener una religión. Otra pregunta ¿deberíamos situar en el mismo nivel de peligrosidad al Cristianismo y al Islamismo? Yo creo que no. Si mi afirmación es correcta, confirmo el impresentable sectarismo de Puente Ojea.




Tenemos que distinguir el problema teórico del problema práctico. Hay personas que no creen en Dios y son buenas personas y otras no lo son. Hay personas que no creen en Dios y que son buenas personas, y otras no lo son.¿Garantizó algo el que millones de comunistas fueran no creyentes? Sí, garantizó el desprecio por la dignidad humana. Asesinatos masivos y demás.

En resumen, aunque desde una perspectiva teórica ciertas convicciones no las considero racionales, prefiero convivir con una 'buena persona' (o sea, que respeta a los demás) que cree en Dios, a uno que no cree en Dios pero que sí cree que 'todo está permitido', dado que Dios no existe. Éste si que es un peligro, especialmente si gobierna.

Citemos, finalmente, a K. Popper. Una cosa es que una proposición tenga sentido y otra cosa es que sea una proposición científica. Por ejemplo, 'Dios existe' sería un proposición con sentido, aunque no sería una proposición científica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El fin último de la razón es el de hallar verdades, pero la verdad se puede hallar en diferentes ámbitos. Si la ciencia busca las verdades en el ámbito del mundo material aplicando sus métodos propios, la filosofía persigue la verdad absoluta a través de la razón. Y la religión, las verdades sobrenaturales reveladas. Y todas ellas son compatibles porque las verdades no pueden contradecirse ni ser incompatibles entre sí. El error procede más bien de que cada una de ellas pretenda negar la validez de los otros ámbitos de verdad. El hecho cierto es que, hasta el momento, no existe ninguna verdad científica que choque frontalmente con la creencia en la existencia de Dios (y no hablo de Génesis, ni de nada que contenga la Biblia o cualquier otro libro sagrado).


Hoy voy a ser yo quien le recomiende un libro, el de André Frossard, Dios existe. Yo me lo encontré.
Frossard era ateo, de familia atea y comunista para más inri, por lo que escribe de una manera muy lúcida y próxima al lector, sea cual sea su creencia. Me refiero a que no hay que ser teólogo ni un fervoroso devoto para entender su narrativa.

En otro de sus libros, Preguntas sobre dios, también muy recomendable, dice lo siguiente:

“Proceder de Dios le confería algo sagrado que desaparece cuando el origen es cualquier otro; conservaba la impronta de su creador, y si ésta no siempre era suficiente para protegerlo, qué señal impedirá en lo sucesivo considerarlo como un conglomerado de moléculas, modificable al capricho de los manipuladores que se creerán dueños de hacerle evolucionar, y que, por otra parte, han inventado ya el término "evulótico" para designar esta nueva tecnociencia de la evolución dirigida. -¿Hemos llegado ya a eso? No, pero vamos en esa dirección, y a buen paso. Hace algún tiempo que dejamos atrás, sin percatarnos de ello mucho, la frontera de Un mundo feliz de Aldous Huxley.

La referencia a Dios es indispensable no sólo para dar una definición del hombre que no lo rebaje, sino para dotar su persona de inviolabilidad (…) Si no somos más que un montón de moléculas llamado a disolverse un día ¿por qué prohibir que se modifique su forma y su composición?

Sólo Dios puede salvarnos de nosotros mismos. Nunca nos ha sido más necesario. Si no existiera, habría llegado el momento de inventarlo. Pero existe, y ha llegado el momento de recordarlo.”

Este último párrafo se lo dedico a usted y a todo aquel que sea ateo, opción que respeto profundamente. Pero sí, digo opción porque, aunque en principio no parezca que tener fe sea un acto voluntario, sí es voluntario el hecho de meditar sobre el Universo, la vida y su sentido, el hombre y sobre aquellas aptitudes que nos diferencian del resto de animales, sobre lo que nos hace tan *divinamente* Humanos. Si uno medita en profundidad, apartando de sí los complejos y prejuicios que se han querido asociar al hecho de ser creyente, fácilmente puede llegar a la conclusión de que debe haber un Dios. Tema bien distinto es el de las religiones, por supuesto.

saludos

Sebastián Urbina dijo...

Gracias por su interesante comentario y por el libro recomendado. Permítame que yo también le recomiende (por si no lo ha leído)el libro del Papa J. Ratzinger, 'Verdad, valores, poder'.

En cualquier caso, la 'muerte de Dios', anunciada por Nietzsche, hacía evidente que los hombres vivirían peor y que necesitarían algún tipo de consolación. Con el peligro comentado por Chesterton, 'Lo malo de los hombres que han dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que están dispuestos a creer en todo'.


Parece que los hombres necesitan, necesitamos, afrontar nuestra 'soledad cósmica' como decía Ortega.

Un problema complejo e importante.