jueves, 20 de diciembre de 2007

¿IGUALDAD O IGUALITARISMO?





20/12/2007.





¿IGUALDAD O IGUALITARISMO?



Leo en ElMundo (19/12/2007) que Islandia es el modelo de Universidad igualitaria a seguir. Desde que las mujeres son MAYORÍA en los puestos directivos de la educación superior del país nórdico, ha crecido la productividad y la satisfacción laboral ... ¿Será porque TODOS sus puestos directivos están ocupados por mujeres?



La igualdad ante la ley, considerada como igualdad formal, es algo que no satisface a los igualitaristas, herederos intelectuales de Rousseau, entre otros. Los igualitaristas, al no conformarse con la igualdad ante la ley quieren establecer relaciones de equivalencia entre las personas que pertenecen a la especie humana. Uno de sus objetivos es la igualdad de resultados. De ahí la tendencia 'a la baja' en nuestro sistema educativo. Dado que es muy difícil igualar a 'la alta', igualemos a 'la baja'. Los resultados han sido catastróficos, como es de ver en los diversos Informes Pisa, que nos sitúan a la cola de Europa en calidad educativa.


Ahora hablaremos de igualitarismo en la Universidad. Y el ejemplo es la Universidad de Islandia. Para empezar, resulta sorprendente que un modelo igualitario tenga mayoría de hombres. Por eso, tales tendencias critican esta situación. Entonces ¿por qué les parece bien una MAYORÍA de mujeres? ¿Por qué les parece bien que TODOS los cargos directivos estén ocupados por mujeres?

Un argumento podría ser que, con mayoría de mujeres, o todo mujeres, las cosas van mejor. Es decir, hay más productividad y felicidad? Si es así, el argumento igualitarista, anunciado en el periódico, cae por su base. En realidad, no pretenden igualitarismo sino que pretenden eficacia, rentabilidad. ¿Está mal? No he dicho eso. Lo que digo es que venden igualitarismo pero se centran, realmente, en la productividad y la felicidad. Esto es trampa. Pero supongamos que esto nos gusta. En tal caso, tenemos que olvidar la historia progresista del igualitarismo y decir, sin ambages, que preferimos el sistema de mayor productividad. Con un importante añadido. siempre que haya mayoría de mujeres. En resumen, nada de igualitarismo.

La productividad se puede medir con relativa facilidad, aunque no sea lo mismo medir la productividad de una fábrica de zapatos que la productividad de una Universidad. Por ejemplo, produce más la Universidad que publica más artículos y da más horas de clase. ¿Por qué? Pero dejaré este problema, potencialmente complejo. Tampoco haré comentarios sobre el aumento de la felicidad. Supondré que se puede medir (¿en la línea de J. Bentham?) y que no hay problemas. Aunque los haya.


Por tanto, ni siquiera los igualitaristas defienden el igualitarismo. Se trata de feministas (o de hombres pro-feministas) que defienden que las mujeres ocupen todos, o la mayoría de los cargos. ¿Por qué? Una opción es que las mujeres son superiores. Si es así, se repiten las mismas idioteces que han dicho la mayoría de los hombres durante siglos. Por supuesto, los hombres también decían que todo iba mejor con ellos y que si gobernasen las mujeres sería peor. O sea, lo mismo.


¿Hay alternativa mejor? En mi opinión, es preferible elegir los cargos universitarios (profesores, rectores, etcétera) sobre la base del mérito. Y que las personas, hombres o mujeres, tengan igualdad de acceso. En este caso, me daría igual que la mayoría de los cargos universitarios estuvieran cubiertos por mujeres, o por hombres. Me da igual. No me interesa mirar por debajo de la mesa. Me interesa, por ejemplo, que el profesor sea competente, que explique bien, que sepa comunicar con sus alumnos, etcétera. El sexo que tenga me parece irrelevante. A estos efectos.

En mi experiencia como profesor universitario, las mujeres no han necesitado ningún trato de favor para ser tan buenas, o mejores, que los hombres. Es más, recuerdo que, con motivo de un debate en Suecia sobre esta cuestión, pregunté en clase. La inmensa mayoría de las mujeres (no digo todas por si no lo recuerdo bien, pero creo que fueron todas) dijeron que para conseguir sus objetivos no necesitaban cuotas femeninas, u otros favores artificiales. Yo me quedé muy orgulloso de mis alumnas. Creo que este es el camino. Y, por supuesto, nada es perfecto.

Sebastián Urbina.

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