miércoles, 24 de marzo de 2010

AUTONOMÍA Y CORRUPCIÓN.










Autonomía para delinquir
De Edurne Uriarte (el 23/03/2010 a las 12:43:08, en corrupción)

Hay dos tipos de acusados de corrupción según los partidos políticos, los que les merecen un voto de confianza y los que han perdido su confianza. Y Matas está, evidentemente, en el segundo caso, abandonado completamente por su partido. Lo que, a la espera de la decisión del juez a lo largo del día de hoy, indica una cosa, que sus propios compañeros ven sólidos indicios de culpabilidad. Y es que, cuando hay nueve acusaciones graves, cuesta creer que las nueve estén mal fundamentadas o que las nueve constituyan un lamentable error o que las nueve formen parte de una conspiración.

Pero el escándalo Matas me lleva a otro asunto que va más allá de su propio caso. Que es lo que tiene de enésima ilustración sobre el microclima político favorable a la corrupción lamentablemente fomentado por la descentralización. Las autonomías están para acercar el poder al ciudadano, se supone, pero también para corromperse con menos controles. Porque las élites autonómicas tienen tal capacidad de control sobre sus territorios que los contrapesos del poder político, el poder judicial, en primer término, pero también los medios de comunicación, están mucho más encorsetados, temerosos, silenciosos, que en la política nacional.

No hay más que echar una ojeada al tempo de los estallidos de casos de corrupción en las autonomías. Se producen más bien cuando los acusados han perdido el poder, Matas, por ejemplo. Como si antes, los jueces, lo fiscales y la prensa hubieran estado temporalmente ciegos. O como lo que ocurre en mi tierra, prácticamente impoluta en lo que a corrupción se refiere en los largos años de dominio nacionalista, a punto de llegar a creerme yo misma que nacionalismo o rh negativo eran sinónimo de honradez. Y ya ven, han llegado los socialistas al poder y ya tenemos un gravísimo caso de corrupción ligado al nacionalismo alavés. Me pregunto dónde diablos se habían metido los contrapesos del poder político autonómico antes de éste y tantos otros casos de corrupción.

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