sábado, 13 de julio de 2013

LA IZQUIERDA DE SIEMPRE

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     (Vale la pena leer la entrevista a esta Diputada de Izquierda Unida para ver que es lo de siempre. Por esto no comentaré toda la entrevista. Solamente me referiré a una contestación.

    Dice que:  'Cualquier persona que crea en la justicia y en la igualdad de los hombres, y en la felicidad y el respeto a la humanidad no puede ser más que de izquierdas.
     
    Siguen igual. Si usted es de derechas, ya sabe, ni cree en la justicia, ni en la igualdad, ni en la felicidad, o el respeto a la humanidad. Las idioteces típicas.
     
    PD. Por cierto, no se siente española sino de Rivas VaciaMadrid. ¡Qué hermosura!)
     
     
     
     
     
    Diputada de IU en la asamblea de Madrid
    Tania Sánchez Melero: "No hay libertad sin igualdad"
      FERNANDO D. VILLANUEVA
    “Izquierda Unida evolucionará, creo que está en proceso de cambio y transformación”, afirma.
  • Es una de las grandes promesas de la izquierda madrileña. Diputada regional desde las pasadas elecciones autonómicas, ha adquirido en este último año un perfil mediático muy alto, como demuestra en las tertulias de ‘El Gato al Agua’ (Intereconomía). Es extraordinariamente combativa y le encanta la política. Tiene las cosas muy claras y aspira a convertirlas en realidad. Tania es la izquierda auténtica, sin adulterar. Una especie que se había extinguido y que la crisis ha hecho resucitar.

    -¿Por qué se hizo de izquierdas?
    -No recuerdo un día en el que decidiese ser de izquierdas. Cualquier persona que crea en la justicia y en la igualdad de los hombres, y en la felicidad y el respeto a la humanidad no puede ser más que de izquierdas.

    -¿Entró en política deliberadamente o por casualidad?
    -Pues depende a lo que te refieras con entrar en política. Si te refieres al día en que empecé a militar o me inscribí o me afilié a Izquierda Unida, fue muy meditado. Yo creo que entré en política mucho antes, en movimientos juveniles, en movimientos estudiantiles… y eso no fue meditado. Eso va surgiendo, te vas involucrando en los problemas de tu barrio, de tu entorno, de tu pueblo y te metes a participar políticamente. Dar el salto de la sociedad civil a participar en un partido sí, lo pensé mucho durante mucho tiempo y finalmente decidí que, bueno, las estructuras y las instituciones políticas formaban parte de la democracia, y que para participar y para cambiar las cosas había que estar en ellas.

    -¿Quiere dedicarse toda la vida a esto?
    -¿Profesionalmente como cargo público? No. Quiero militar toda la vida, quiero estar toda la vida involucrada en la izquierda, eso es una cosa que no se pierde. Pero dedicar toda la vida a ser cargo público no.

    -¿Le gustaría llegar a presidenta de Gobierno?
    -Sí, por qué no.

    -¿Qué haría nada más ser elegida?
    -Pues depende. Si fuese presidenta de la Comunidad de Madrid lo primero que haría sería derogar todas las privatizaciones sanitarias que están en marcha.

    -¿Y si lo fueses de otro país?
    -No lo he pensado.

    -¿Siempre va a militar en Izquierda Unida?
    -Creo que las organizaciones políticas deben ser instrumentos dirigidos a lograr objetivos. Yo milito en Izquierda Unida en tanto en cuanto sea un instrumento adecuado para conseguir un objetivo. Izquierda Unida evolucionará, creo que está en proceso de cambio y transformación y que, probablemente, en un tiempo será otra cosa. Si lo que me estás preguntando es si creo que militaré alguna vez en algo como el Partido Socialista, no.

    -¿Y en algo más radical?
    -Si se radicalizan las condiciones materiales en la sociedad es posible que los instrumentos más útiles sean organizaciones más radicales.

    -¿Cree que el sistema del 78 está agotado?
    -Sí.

    -¿Por qué?
    -Pues porque las condiciones materiales de la vida de la gente no permiten hacer efectivo lo que recoge la Constitución. Por tanto, los derechos fundamentales, que se supone que son las bases de los consensos construidos en esa transición, son una falsedad, no son viables, no son posibles.

    -¿Cómo ve España dentro de diez años?
    -España está en un momento de encrucijada. Dentro de diez años podemos estar en una recomposición de los consensos históricos pero con un 20% de la población en condiciones de pobreza y, por tanto, en una situación de casi transición al subdesarrollo. O, si las condiciones de transformación y movilización social lo permiten, podemos estar en un cambio radical hacia una sociedad más justa, más equilibrada y que cambie radicalmente los consensos establecidos del bipartidismo en la Transición. Ahora es el momento en el que se va a decidir quién tiene más fuerza.

    -De todos los países del mundo, ¿cuál es para vd. el más inspirador?
    -Es complicado porque una cosa son los sistemas políticos que en cada momento están gobernando, otra cosa son las realidades culturales de los países y otra cosa son sus tradiciones históricas y su humanidad. Lo inspirador es conocer cada una de las realidades de diferentes países y pensar como eso encaja en las posibilidades y en los perfiles culturales de tu propio país. A mí me parece que los países latinoamericanos están en un proceso muy interesante de recuperar la democracia y la dignidad de sus soberanías populares y de sus propios proyectos de país, pero creo que tienen trayectorias históricas y modelos culturales que no son exactamente como los nuestros y que, por tanto, no se pueden trasladar.

     Me gusta mucho el modelo de sociedad de Colombia a pesar de la situación violentísima que vive, y de un Gobierno que está entregando la riqueza del país a potencias extranjeras. Me parece que procesos como el venezolano, en los que se recupera la soberanía popular y se hace un trabajo de reestructuración de las normas del juego pensando en las mayorías sociales y no en los intereses de unos pocos, es un proceso muy interesante. Los modelos nórdicos de sociedades organizadas en torno a principios de comunidad muy potentes son muy valiosos. Ahora, creo que las distancias culturales entre unos y otros son grandes.

    -¿Libertad o igualdad?
    -No hay libertad sin igualdad.

    -¿Para vd. que es la igualdad?
    -La igualdad es que cada una de las personas que habitan en una sociedad pueda llegar a donde quiera con independencia del origen, de las condiciones económicas, materiales… o sea, que pueda desarrollar el máximo de su potencialidad y que no haya ningún agente externo que impida que eso se produzca. Es el modelo educativo finlandés.

    -¿Se siente española o ciudadana del Estado Español?
    -Me siento ripense (gentilicio de Rivas Vaciamadrid), yo soy muy paleta para eso. Soy de mi pueblo y de mi barrio porque creo que la gente se vincula a los territorios en lo inmediato, no en imaginarios colectivos. (La Gaceta).

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    VALORES DE DERECHA Y DE IZQUIERDA.

    Es un lugar común distinguir entre ‘derecha’ e ‘izquierda’. Pero ¿qué significa ser ‘de derechas’ o ser ‘de izquierdas’? Definiciones hay muchas, aunque, tal vez, la que utiliza la mayoría de ciudadanos es la que asigna a partidos de izquierda la defensa de valores como la igualdad de oportunidades, la tolerancia, la participación, la justicia social, un Estado garantista y protector, etcétera; y a partidos de derecha, principios como el del mérito, el trabajo, la confianza en la economía de mercado, la apuesta por un Estado mínimo y poco regulador, una autoridad fuerte, etcétera.

    Sería preocupante que la mayoría de los ciudadanos creyera, en serio, que los partidos de izquierda y de derecha responden a estos parámetros. Veámoslo más de cerca.

    Por ejemplo, se dice que la izquierda defiende la igualdad de oportunidades. ¿Quiere decirse que la derecha no la defiende? Ya no se trata de opiniones a favor o en contra. Es que, como cuestión de hecho, los partidos de derecha defienden la igualdad de oportunidades, al menos como los partidos de izquierda. Parece, por tanto, que deberíamos eliminar este criterio (supuestamente diferenciador entre derecha e izquierda), el de ‘igualdad de oportunidades’.

    Incluso podríamos poner algunos ejemplos. La actual enseñanza, de pésima calidad, no ayuda a la igualdad de oportunidades. Los hijos de familias de clase media baja y baja, tenían (cuando la enseñanza pública era de mayor calidad) la oportunidad de mejorar social y económicamente. La LOGSE es, en gran medida responsable, de este deterioro, y es obra de la izquierda. O sea, ha perjudicado, aunque por vía indirecta, la igualdad de oportunidades.

    Podría decirse que uno de los ideales de la izquierda es, más que la igualdad de oportunidades, la igualdad de resultados. Este tipo de igualdad, aplicado a la enseñanza ha tenido, y tiene, nefastos efectos. Es cierto que ha igualado el nivel estudiantil. Pero lo ha igualado a la baja. Y los informes PISA de educación, nos sitúan en los últimos lugares de Europa en calidad educativa.

    Otro valor de la izquierda sería la ‘tolerancia’. Hay que tener grandes tragaderas para creer que la izquierda monopoliza la tolerancia, o el valor de la tolerancia. También como cuestión de hecho, es falso. De todos modos, primero habría que aclarar qué se entiende por tolerancia. Pongamos un ejemplo. Gracias, otra vez, a la LOGSE y a la ideología de izquierdas, se ha minado la autoridad de los profesores. ¿Supone esto más tolerancia? Las aulas son, ahora, más conflictivas y ruidosas. Los profesores tienen más bajas laborales por depresión. Y los buenos estudiantes tienen más dificultades para estudiar y aprovechar el tiempo.

    ¿Tal vez se refieren, por ‘tolerancia’, a que han legislado a favor del matrimonio homosexual? Pero una cosa es la tolerancia y otra la demagogia. Solamente tres o cuatro países en el mundo aceptan el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Qué dice la derecha represora? En general, apuesta por las ‘uniones civiles’. Las personas del mismo sexo que quieran convivir pueden hacerlo y, además, acceder a los mismos derechos que los cónyuges de un matrimonio. Pero no son un matrimonio. No manipulemos el lenguaje.
    Desde la noche de los tiempos, el matrimonio se refiere a la unión entre hombre y mujer. ¿Es tolerancia despreciar el significado de las palabras?

    Cuando las palabras pierden su significado, la gente pierde su libertad’. Confucio.

    La ‘participación’ sería otro valor típico de la izquierda. Por tanto, la exclusión y el silencio serían típicos de la derecha. ¿A quién pretenden engañar con estas falsedades? Hay que ser un sectario de izquierdas para tragar estas simplezas demagógicas. ¿Quieren decir que cuando la derecha gana las elecciones se termina la participación de los ciudadanos y que se retoma al ganar la izquierda? Hay que tener tragaderas muy grandes.

    ¿Se acuerdan del antidemocrático Pacto de Tinell? ¿Y del ‘cordón sanitario’? Son ejemplos de cómo entiende la izquierda (y sus amigos nacionalistas) la participación. ¿Cómo se puede hablar de ‘participación’ como un valor de la izquierda, cuando han tratado de excluir de las instituciones democráticas al principal partido de la oposición?

    Por cierto, recordemos que el reconocimiento del voto a las mujeres, durante la II República española, fue obra de la derecha. No de la izquierda. Como lo oyen. Eso es participación.

    Otro valor de la izquierda sería ‘la justicia social’. Recordemos la propaganda del partido socialista durante la época felipista. Sacaron a relucir el amenazante doberman, y dijeron que si ganaba la derecha quitarían las pensiones a los jubilados. Por supuesto, todo era mentira. Tanta mentira nos obliga a recordar que Prusia fue el primer país en crear un sistema público de pensiones, llamado de reparto. De la mano de Bismarck, el llamado Canciller de Hierro (1815-1898). Tampoco fue la izquierda.

    Como dice M. Rojas, en ‘Reinventar el Estado del Bienestar’, Suecia ha sido un modelo para los socialdemócratas. Pero ha sido este país el que ha puesto de manifiesto las debilidades de este modelo cuando se sobrepasan ciertos límites. Suecia ha iniciado, a partir de la profunda crisis de los años 90, la búsqueda intensa de un Estado del Bienestar más viable. M. Rojas cuenta cómo Suecia ha pasado del Estado benefactor al Estado posibilitador, con gran éxito.

    Con otras palabras, frente al Estado Benefactor, dispuesto a controlarlo todo y a decidirlo todo desde la cuna a la tumba, típico de la izquierda, se ha impuesto el Estado Posibilitador. Éste se entiende como un complemento (para la justicia social) del vigor de la sociedad civil. De la creatividad y la dinamicidad de la economía de mercado. Pero no se trata de un Estado mínimo y desregulador. Aunque es la propaganda de la izquierda contra la derecha.

    O sea, que el Estado del Bienestar, en manos de la izquierda, entró en un callejón sin salida por no controlar el gasto público, ni las prestaciones sociales. Eso sí, las intenciones eran buenas.
    En fin ¿cuáles son los valores típicos de la izquierda?

    Sebastián Urbina.
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  • MANUAL DEL PROGRESISTA.
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    MANUAL DEL PROGRESISTA.


    Cae en mis manos ‘Puntos de reflexión. Manual del Progresista’, del profesor norteamericano George Lakoff. Este conocido profesor vino a España a participar en un ‘Comité de Expertos’ que asesoró al PSOE para las elecciones del mes de Marzo.
    Como dice José Andrés Torres Mora (Diputado y miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE) en el prólogo, el profesor Lakoff está profundamente comprometido con los valores progresistas. Ahora podremos ver en qué consisten.


    Pero antes que nada prestemos atención a lo que la derecha es capaz de hacer. Pues sí señor, no solamente la izquierda española se tiene que defender de la derecha (por ejemplo, con ‘el cordón sanitario’) sino que también en USA sucede lo mismo:

    ‘Lo que dice Lakoff es que la derecha se ha hecho experta en utilizar contra la gente los sentimientos de rebeldía frente a la injusticia de esa misma gente. Que los conservadores han desarrollado todo un sistema de comunicación capaz de usar nuestras esperanzas contra nosotros mismos, y que todo esto lo hacen a partir de conocimientos de psicología y de lingüística....’
    ¡Asombroso! Nunca creí que derecha fuese tan malvada. ¡Ahora entiendo el ‘cordón sanitario’! La izquierda, en su ingenuidad bienpensante había creído que se podía confiar en la derecha. ¡Grave error! 


    Ante esta peligrosa situación ¿qué pueden hacer los progresistas? Lakoff dice que tienen que aprender a hablar de manera más clara y más eficiente a la hora de recabar apoyos ciudadanos. A eso le llama Lakoff, construir nuestros propios marcos conceptuales.


    Esto resulta sorprendente. Es difícil concebir a una ideología (por ejemplo, la ideología de izquierdas) sin que haya un marco conceptual. ¿Quiere decir que en el pensamiento de la izquierda, hasta ahora, había ideas deslavazadas e inconexas? ¿Y que ahora se dan cuenta y se ponen a la tarea?


    En todo caso, uno de los objetivos de Lakoff es ‘traducir nuestros sentimientos a lenguaje’ O sea, ‘ayudar a expresar con palabras lo que sentimos como justo y como bueno en nuestras entrañas’. Y a partir de ahí, han de venir los argumentos, las ideas, las palabras. Todo esto metido en marcos conceptuales propios del progresismo. 


    Y yo que, ingenuamente, pensaba que esto es lo que se ha venido haciendo desde hace mucho tiempo.



    Sigamos con las maldades de la derecha. ‘El subtítulo del libro, ‘Cómo transmitir los valores y la visión progresista estadounidenses’ es también una buena pista sobre lo que los progresistas españoles podemos hacer. Lakoff sostiene que lo mejor de Estados Unidos son sus valores progresistas, que el ansia de libertad, la democracia, la lucha contra la esclavitud, la preocupación por la suerte de los demás, son los verdaderos cimientos del país...’


    Ahora ya sabemos algo de los ‘valores progresistas’. Nos está diciendo que el ansia de libertad, la democracia, la lucha contra la esclavitud, o la preocupación por la suerte de los demás, no son valores de la derecha. Son, exclusivamente, valores progresistas.


     Tonterías así ya se dicen y se repiten en España por españoles de izquierda. No es necesario importar progresistas de USA para oír estas bobadas. Solamente un sectario (de los del ‘cordón sanitario’, por ejemplo) puede tragar estas ruedas de molino.
    Estas tonterías se resumen, una vez más, en la (supuesta) superioridad moral de la izquierda. 


    Con otras palabras: ‘Nosotros (progresistas) somos los buenos y vosotros (conservadores) sois los malos’. Hay millones de personas que tragan este manido tópico. Ahora nos lo recuerda el profesor Lakoff. La derecha, por tanto, sería moral y políticamente inferior porque no atesora estos valores progresistas. Uno no sabe si reír o llorar ante tamaña desvergüenza.


    Después del profundo Prólogo del diputado socialista, viene el Prefacio, escrito por el propio Lakoff en carne mortal. Nos dice que los valores estadounidenses son inherentemente progresistas, pero los progresistas han perdido el rumbo. ¡Vaya por Dios!
    Fíjense en lo siguiente. Si los valores de USA son, inherentemente, los valores progresistas, cuando gobierna la derecha se están traicionando los auténticos valores estadounidenses. 


    En tal caso, hay motivos para que la gente (la decente, la progresista) esté muy enfadada. Y que llame ¡traidores! a los políticos de la derecha. Con toda razón. Y los que han votado a la derecha deberían sentirse avergonzados. ¡Es inaudito! 


    Pero Lakoff no se conforma con esto y se lanza a un ataque más profundo. Después de afirmar que los progresistas han cedido incluso el lenguaje de los ideales progresistas- como la palabra ‘libertad’- para que la ’extrema derecha’ lo redefina, termina afirmando que la ’derecha radical’ conoce bien sus valores y su programa político. Resulta que, según Lakoff, la derecha (extrema y radical) ha impuesto sus ideas y su lenguaje.


    Con otras palabras, los valores de la derecha no incluyen las ansias de libertad, ni la democracia, ni la lucha contra la esclavitud, ni la preocupación por la suerte de los demás. Estos son, exclusivamente, valores progresistas, como dice Lakoff. No es extraño que la derecha sea profundamente nociva para la sociedad. Un verdadero peligro para la libertad y la democracia. Pero hay más, mucho más. Queda la ’extrema derecha’ y la ’derecha radical’.


    Si la derecha es malvada, no quiero ni pensar en la perversidad de esta derecha extrema y radical. ¿Qué serán capaces de hacer? No creo que baste el ‘cordón sanitario’. Habrá que ser más contundente. ¿O no?


    No quiero dedicar más tiempo a estos manidos y peligrosos tópicos progresistas. Peligrosos para la libertad de los demás. Sólo diré, para terminar, que los progresistas también hablan mucho de ‘bien común’, que sería una preocupación exclusiva de la izquierda. ¡Faltaría más! Pero lo que queremos saber (la gente malvada) es cuánta libertad nos prohibirán o restringirán y cuánto dinero nos quitarán de los bolsillos para llenarse la boca de ‘bien común’. Entendido a su manera progresista. Que es la verdadera.
    Como dice Woody Allen: ‘Queremos saber de dónde venimos y adónde vamos pero, sobre todo, lo que nos costará el billete’.
    Y es que hay gente ya les conoce y no se deja engañar fácilmente, sr. Lakoff.

    Sebastián Urbina.
     

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta pobre "jóvena" no es más que una víctima de esa ideología que tanto defiende.... simple,masoca,desnortada...una pena, vamos, una pena mu grande....