jueves, 7 de septiembre de 2017

ES TRISTE SER TONTO.



(Es triste ser tonto. Tonta en este caso.)






Rita Maestre: "Las juras de bandera nos retrotraen a tiempos no democráticos".


La portavoz, en su primera rueda de prensa tras las vacaciones, se pronunció así sobre la propuesta que presentará el PP con motivo del 12 de octubre.
 (LD)


JURA DE BANDERA.

Tomar el juramento a quien acaba de entrar en el Ejército es una ceremonia que procede de la antigua Roma. Entonces se llamaba ‘sacramentum’ y convertía, jurídicamente hablando, a un ciudadano en un legionario. Esta transformación era lo que le legitimaba para portar armas y usarlas… contra los enemigos de Roma.

En España se conocen juramentos desde la Edad Media, cuando se estaba en el proceso de la Reconquista y, muy frecuentemente, se estaba en guerra. Los primeros juramentos eran para que los capitanes se aseguraran de que el soldado era el propietario de las armas –y del caballo- que traía, que cumpliría sus obligaciones con fidelidad, que no se retiraría a su casa sin que le dieran permiso expreso, que denunciaría los fraudes en la administración de los dineros del Rey, etc.

Desde entonces, a lo largo de los siglos y en toda Europa, se ha mantenido el juramento ‘militar’, mediante fórmulas y rituales fijados por las máximas autoridades, ya fuera el Rey o el Gobierno. Desde el siglo XIX, y al compás del perfeccionamiento del sistema político en el que el Ejército había dejado de ser ‘real’ –es decir, defensor de los intereses del ‘rey soberano’- para pasar a ser ‘nacional’ –defensor y protector de los intereses del ‘pueblo soberano’-, estas ceremonias ritualizadas se celebraban en las calles y plazas más importantes de nuestras ciudades. 

Era uno de los pocos grandes espectáculos que atraían a prácticamente toda la población. La razón de este atractivo estaba, además, en que, como aquel Ejército era muy numeroso y había reclutamiento obligatorio, el Servicio Militar afectaba a prácticamente todos los jóvenes y, por lo tanto, a sus familias.


En los tiempos recientes, sobre todo desde la gran reducción del tamaño del Ejército y la suspensión del Servicio Militar Obligatorio desde 1996 -que dio paso a la total profesionalización de la Tropa - se han venido reduciendo aquellas grandes ceremonias de la ‘Jura de Bandera’ porque el Ejército es más pequeño y cada año ingresan en él pocos chicos y chicas. Pero también es cierto que, paralelamente, se venía apreciando que cada vez más civiles pedían, sin hacerse militares, poder hacer su ‘Jura de Bandera’, aprovechando que un hijo, un hermano o un sobrino militar hacían la suya. El auge de este fenómeno hizo necesario establecer el procedimiento administrativo por el que cualquier español, civil, puede pedir y obtener del Ministerio de Defensa la posibilidad de hacer su personal ‘Jura de Bandera’.

ES UN DERECHO DEL CIUDADANO.

La Constitución reconoce al ciudadano el derecho -a la vez que le impone la obligación- de defender a España (Art. 30); y también establece la igualdad de los españoles ante la ley (Art. 14), el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente (Art. 23) y, sobre todo, la consagración de la libertad individual, como el primero de los valores superiores en los que se sustenta nuestro ordenamiento jurídico nacional (Art. 1).

¿QUÉ SIGNIFICA?

La ‘Jura de Bandera’ es la expresión pública e individual de lealtad hacia los españoles y hacia la Nación española, que están representados por los colores rojo, amarillo y rojo de la bandera de un regimiento y del compromiso de contribuir a su defensa, llegada la necesidad.

Después de jurar contestando en voz alta a la fórmula oficial –ver más abajo-, los ciudadanos pasan de a uno ante la bandera y la besan. Este hecho simboliza públicamente la firma del ‘contrato’ de servicio a la defensa de los intereses colectivos de los españoles.

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE?

A partir de la ‘Jura de Bandera’, el ciudadano que ya había decidido previamente realizar su ‘Jura de Bandera’ seguirá en su mismo empeño, impulsado por su libertad individual, de contribuir al bien común, de ser un buen ciudadano. La intensidad y dedicación de su labor será la que se haya comprometido ante sí mismo y la ejercerá desde el puesto que ocupe en la sociedad, ya sea en la familia o en su trabajo, en el ámbito privado o en el público.
 (Onemagazine.es.)



 (También es triste ser amigo de los golpistas, antidemócrata y antiespañol.)

La estrella de la COPE pone los puntos sobre las íes en 'Herrera a las 8'.

Carlos Herrera: "Podemos está al lado del golpismo, renunciando a la legalidad".

"Van a arrogarse algunos ciudadanos catalanes la soberanía que corresponde a todos los españoles".

Periodista Digital, 07 de septiembre de 2017 a las 12:46

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