miércoles, 15 de febrero de 2023

CENSURA, LIBERTAD Y OCCIDENTE

Censura, libertad y Occidente

Por Sebastián Urbina

Jessica Hausner es una directora, productora y guionista cinematográfica austríaca. Con motivo de su última película, ‘Little Joe’ (2019), presentada en el último Festival de Cannes, hizo unas interesantes declaraciones.

Cuenta que cuando fue a China a presentar la película antes del coronavirus, le llamó la atención lo presente que todo el mundo tenía el poder manipulador de la imagen. "Allí la gente da por sentado que hay censura y que buena parte de la información que recibe es mentira. En Occidente, en cambio, estamos tan felices con nosotros mismos que creemos que somos libres, independientes y únicos en nuestras decisiones. La realidad es bien distinta y cuando elegimos algo es el algoritmo de Netflix o la publicidad de Amazon los que lo hacen por nosotros", dice.

Lo que afirma Jessica no es nada nuevo. Se repite con cierta frecuencia. Es decir, no somos libres. Todo es un sueño. Sólo seremos libres en el paraíso comunista/feminista.

Decía Jean Paul Sartre, "El hombre está condenado a ser libre". O sea, no se trata de una cuestión accidental, como ser rubio o moreno, alto o bajo, etcétera. Es una cuestión inherente al ser humano. Rubios, morenos, altos, bajos… Todos tenemos que lidiar con este hecho irreversible.

Nuestro más importante filósofo, Ortega y Gasset, decía: "El hombre es inteligente porque tiene que elegir. Y porque tiene que elegir, tiene que hacerse libre".

Por supuesto, hay negadores de la libertad. Pero, al menos desde una perspectiva pragmática, no podemos dejar de reconocer la libertad. Todo nuestro esquema conceptual y nuestra actividad práctica tienen sentido si suponemos que somos libres. Imaginen que un juez dicta una sentencia de este tenor: "Condenamos a X a una pena de privación de libertad de 20 años de cárcel por haber asesinado a Y, sin que tuviera libertad para realizar la acción que realizó".

O sea, el juez condena a alguien por hacer algo similar a un acto reflejo. Supongamos que equis hace ademán de lanzarnos una pelota a la cabeza. Nos cubrimos con las manos o el brazo, sin pensar. Es un acto reflejo. Esta sería nuestra vida sin libertad.

Es decir, por muchas declaraciones que se hagan, como las de la directora de cine, (y el rojerío, en general) todos nosotros actuamos como si tuviéramos libertad. Como si fuésemos responsables de nuestros actos. También sabemos que hay algunas excepciones. Los niños pequeños, los dementes y las personas con ciertas discapacidades psíquicas. A estas personas no las tratamos igual, porque suponemos que no tienen libertad y responsabilidad suficientes como para recibir nuestro reproche. Así es todo el engranaje institucional, social, político y personal que forma parte de nuestras vidas.

Ahora bien, algunas personas creen -equivocadamente- que, si no hay libertad absoluta, no hay libertad. Es un error. "Seamos esclavos de la ley, para poder ser libres", decía el jurista, filósofo, orador y escritor romano Marco Tulio Cicerón. En un sentido parecido, decía Kant: "La ligera paloma, que siente la resistencia del aire que surca al volar libremente, podría imaginarse que volaría mucho mejor aún en un espacio vacío”.

Tal vez, la directora de cine piensa que, dado que no tenemos libertad absoluta, da igual que seamos súbditos chinos, o ciudadanos de una sociedad democrática. Sin embargo, una primera medida sería preguntar a los súbditos chinos si les gustaría disfrutar de las libertades de los ciudadanos de las sociedades democráticas. Que son falsas, según la directora de cine.

Los chinos asumen que les mienten, y este saber les haría más libres que nosotros. Nosotros somos estúpidos, porque creemos que somos libres. Cuando, en realidad, es Netflix, Amazon, Apple, Facebook, etcétera, las que deciden por nosotros. Y nos autoengañamos, creyéndonos libres. ¡Maldito capitalismo!

El segundo paso es preguntar a los falsamente libres ciudadanos de las sociedades democráticas occidentales si quieren cambiarse por el status de los súbditos chinos. Yo diría que no. Tal vez, Echenique y Belarra…

¿A qué se deben estas declaraciones de la directora? Es habitual, especialmente entre la gente de izquierdas, hablar mal de Occidente. Y más de Estados Unidos, cuando gobiernan los republicanos. Sólo unos ejemplos.

Noam Chomsky, profesor emérito de Lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX, dice, en unas declaraciones en Euronews, abril de 2015: "La peor campaña terrorista en el mundo es la que está siendo orquestada en Washington". O esta otra: ‘América Latina ha quedado ya muy fuera del control de Estados Unidos. Cuando estaba controlada por Estados Unidos, no hace mucho tiempo, era el centro mundial de la tortura’.

Es decir, el odio a Occidente -y de forma especial a USA- forma parte de la culturilla dominante de izquierdas. Leamos, como terapia, ‘La obsesión antiamericana’, de J.F. Revel. Vivimos tiempos de pandemia mental, en que hay gente capaz de votar a comunistas, golpistas y filoetarras, los sostenedores de Sánchez.

Hablando de ‘sostenedores’, el feminismo existente afirma que la obligación (¿?) de ‘las mujeres’ de usar sostenes es ‘violencia machista’. Despreciable demagogia, hablar de ‘nosotras, las mujeres’, como si todas fuesen iguales, como seres clonados. Además, rebosan intolerancia, mentiras, agresividad y dogmatismo. Y son socios del gobierno socialista de Sánchez, el traidor y mentiroso. Son mucho peores que el mediocre Alberto.

PD. Termino criticando -no puedo hacer mucho más- el intolerable control de las élites -gobernantes y no- sobre nuestras vidas. Ellos y la ideología woke (de izquierdas) actúan como dictadores. Además de derribar estatuas, criminalizar al discrepante y prohibir lo que no les gusta, ahora quieren eliminar el dinero físico para controlarnos totalmente. Como hacen los totalitarios, cuando tienen el poder. Dan miedo y asco. De momento, se puede decir.

PD. Ministra Belarra: "El PSOE es una fuerza conservadora y siempre le entra el miedo".

Le conviene entenderlo bien.

 

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