miércoles, 22 de febrero de 2023

IDENTIDAD, VICTIMISMO Y AUTOENGAÑO

 

Identidad, victimismo y autoengaño

Por Sebastián Urbina

Resulta que Harvey White Woman, descendiente del legendario Crazy Horse (Caballo Loco) ha protestado porque en una cadena de televisión se mostraba una sala de fiestas con este nombre, en la que bailaban mujeres desnudas con tocado de plumas. Ella y su familia se sienten ofendidas por lo que consideran una falta de respeto a su cultura y sus venerables dirigentes.

Estoy de acuerdo en que no se debe faltar al respeto a las personas, tengan el color y el sexo que tengan. El problema es si tener una sala de fiestas con tal nombre y señoritas de buen ver, in puribus, y con tocado de plumas, es una falta de respeto. ¿Qué es faltar al respeto? ¿Hasta dónde puede llegar la libertad de crítica y, en este caso, la libertad de realizar actividades económicas? ¿Basta que alguien se sienta ofendido para que se le haya faltado al respeto? ¿Y si es un histérico?

¿Diría algo Harvey White Woman y el rojerío militante si alguien abriera una sala de fiestas con el nombre de '¿Colón, el Mamón Viajero’? Por supuesto que no. Sería 'diver'. Esta cretinez se debe, entre otras cosas, a una cultureta vinculada al victimismo y a la queja. Dice R. Hughes: "Desde que nuestra recién descubierta sensibilidad decreta que los únicos héroes posibles son las víctimas, el varón blanco americano empieza también a reclamar su status de víctima. De ahí el éxito de esas terapias de culto que nos explican que todos somos víctimas de nuestros padres... y si creemos que no ha sido así, ello se debe únicamente a que hemos reprimido nuestra memoria y, por lo tanto, necesitamos con más urgencia que nadie el último libro de alguno de esos majaderos".

Estimado lector, esto es una minucia comparada con la galopante estupidez del pasado año 2022 y sigue. Pondré un ejemplo. El Partido Demócrata (USA) presentó- en este año- una moción que pide que dejen de utilizarse términos como ‘padre, ‘madre’, ‘hijo’, ‘hija’, ‘hermano’, hermana’ y se sustituyan por ‘términos neutrales’ como ‘parent’ (sustituiría a padre o madre), ‘sibling’ (sustituiría a hermano o hermana), child’ (sustituiría a niño o niña), etcétera.

Las peligrosas idioteces van en aumento. También las hay en las Universidades, pero esto merecería un artículo aparte. Así pues, estamos instalados en la cultureta del victimismo y de la queja. Nunca soy culpable, siempre soy víctima. Si suspendo, soy la víctima y el culpable es el profesor (recuerden al exministro Castells: ‘Suspender es humillar al estudiante’); si no consigo lo que quiero, la culpa de la sociedad; si soy mujer, soy víctima por partida doble, etcétera. ¿A qué lugar nos conduce esta ñoñería progresista? A seres incapaces de afrontar las dificultades de la vida. A la búsqueda de soluciones mágicas: el mundo feliz de Huxley, la sociedad sin clases de Marx, en la que no hay contradicciones, o cualquier otra utopía fuerte que nos prometa, gratis, la felicidad. O sea, Papá Estado al completo.

¿Nos lo creemos? Claro que sí. La estupidez es más contagiosa que los virus informáticos. El sociólogo J. Elster, dice: "Supongamos que inicialmente la evidencia no apoya la creencia que yo deseo que sea cierta. Entonces procedo a reunir más pruebas ajustando y actualizando mis creencias a medida que avanzo. Si en algún punto la suma total de las pruebas reunidas hasta este momento apoya mi creencia preferida, me detengo".

O sea, la capacidad de autoengaño es de gran importancia en los asuntos humanos.

Hay otra fuente, entre otras, de la que mana esta liviandad, infantil y quejica, que nos invade y que nos hace pedir perdón, entre otros, a la familia de Caballo Loco, Nube Roja, etcétera. Dice P. Bruckner: "Para que el Tercer Mundo fuera inocente, era necesario que Occidente fuera absolutamente culpable, transformado en enemigo del género humano. Y a algunos occidentales, sobre todo en la izquierda, les gustaba flagelarse, experimentando un goce particular describiéndose como los peores".

Y es que el rojerío militante odia a Occidente, la democracia (llamada burguesa o formal) y la economía de mercado. Una vez que cayó el muro de Berlín, las propuestas de la izquierda son todas negativas: odio a Occidente y a sus instituciones. Odio al hombre blanco heterosexual. Odio al capitalismo, a los empresarios, la propiedad privada, la familia…

Aclaremos que, dentro del amplio y vago término 'izquierda', caben diversos tipos de personas. De ahí que utilice expresiones como 'rojerío militante' y otras, para distinguir a los resentidos de pancarta, de las personas respetables. Lo he dicho, pero me repetiré: Nicolás Redondo, Maite Pagazaurtundúa, María San Gil, Fernando Savater, Joaquín Leguina, César Antonio Molina, etcétera.

Un ejemplo final de la hipocresía y levedad (del ser y del estar) de la gente políticamente correcta. El futbolista Eto'o dijo: 'El tenis es para que lo jueguen los blancos, no los negros'. Esto es una tontería, pero lo que ahora me interesa es lo que habría sucedido si un futbolista blanco heterosexual, preferentemente del Real Madrid (que son centralistas) hubiera dicho: 'El tenis (o el mus, da igual) es para que lo jueguen los negros, no los blancos'. Imagino masas progresistas enfurecidas portando pancartas creativas: 'No pasarán', 'Vosotros fascistas sois los terroristas' y otras profundas idioteces de la izquierda moralmente superior. Y masas aborregadas (gracias al sistema educativo/adoctrinador y criadas mediáticas subvencionadas) que les votan.

Es mejor que usted asuma el grave peligro que esta izquierda infame (socialistas, comunistas, golpistas y filoetarras) que nos gobierna, representa para la democracia, la convivencia pacífica, y para España. Aunque los exquisitos dicen que el peligro es Vox.

Lo peor, aparte de ser como ellos, es callar, o esconder la cabeza debajo del ala tecnocrática y gestionadora. Si no tienes coraje para enfrentarte a la realidad, al menos, no te engañes, Alberto. Ni engañes a los votantes. En estos graves momentos por los que pasa España y su democracia, no basta mirar al tendido con elegancia. Hay que coger el toro por los cuernos.

Última Hora. En La Sexta, J. Évole y su amiga Macarena Olona, han manifestado que Vox es un partido fascista, integrista católico y vinculado emocionalmente a los nazis.

Algún borrego tragará.

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