jueves, 15 de enero de 2009

SILENCIO EN EL MUNDO EDUCATIVO


Silencio en el mundo educativo

El anuncio por parte de la Conselleria de Educación de establecer una evaluación de la labor de los docentes ha suscitado un reguero de noticias y artículos de opinión en la prensa balear.

Supuestamente, el mundo educativo se rige por principios, valores y virtudes característicos del sistema democrático en el que vivimos. Se supone además, que los docentes ponen en práctica ejemplarmente, desde la autoridad que tienen en el aula, dichos principios, pues son la segunda institución socializadora después de las familias. Son infinitas las listas de objetivos en las leyes educativas en las que se espera que diferentes asignaturas fomenten el debate racional, propio de personas maduras que parten del supuesto de que la discrepancia en las ideas puede ser total, y al mismo tiempo compatible con la convivencia. Se trata del ideal propio de la tolerancia, sin la cual no puede haber libertad ni sociedad moderna alguna.

Sin embargo, las cosas no son como parecen o deberían de ser. El mundo educativo balear se encuentra dominado por una serie de posicionamientos ante los que muchos docentes y padres prefieren no manifestarse. El nacionalismo, la imposición lingüística y una concepción cultural con una clara orientación política se ha adueñado de las instituciones educativas, hasta tal punto de que en el sector social que debería caracterizarse por el dinamismo de una sociedad democráticamente viva, domina una ley del silencio que se traduce en una uniformidad indeseable.

Una excepción a esta regla ha sido el Inspector de Educación y Doctor en Ciencias de la Educación Juan Jiménez Castillo. El Sr. Jiménez osó –no hay otra forma de decirlo- expresar las razones por las que creía que una evaluación del docente era necesaria en diversos artículos editados en las últimas fechas en Diario de Mallorca. Pues bien, la hostilidad con la que Gabriel Caldentey, secretario general del sindicato STEI, ha replicado al Sr. Jiménez en sendos artículos, ha ido en aumento y más allá de la corrección que debería caracterizar un debate democrático. No contento con plantear los motivos por los que consideraba que el sistema educativo deber ser evaluado integralmente y no sólo los docentes, ha llegado a la rudeza del ataque ad hominen en muchas de sus afirmaciones. Dejando aparte varias alusiones irónicas o llanamente insultantes que no merecen contestación, seleccionamos dos que nos preocupan:

"Respecte a l´avaluació docent, ja li vaig explicar què pensava l´STEI-i, que estam d´acord amb l´avaluació de tot el sistema educatiu ( a partir d’ara serà imprescindible fer-ho d’algun inspector”).

"No ens queda més remei que resguardar-nos de persones que pensen d´aquesta manera i per això, tendrà la nostra absoluta oposició si aquestes són les seves idees".

Nadie duda de la influencia del sindicato, verdadero poder fáctico cuyos planteamientos y posicionamientos resultan determinantes, hasta el punto de orientar la política educativa autonómica. Por eso resulta alarmante que el hecho de discrepar con el STEI tenga como consecuencia el tono intimidatorio de Caldentey cuando pone en el punto de mira de la evaluación a Juan Jiménez. Una cosa es el enfrentamiento dialéctico y otra un ataque personal de alguien poderoso que puede ocasionar algo más que un cruce de ideas.

Por ello, el grupo de educación de UPyD-Baleares, manifiesta desde aquí su apoyo al Sr. Jiménez Castillo, y recuerda a la sociedad balear que la uniformidad silente en la que se haya sumido el mundo educativo, tiene causas concretas incompatibles con los principios que se dicen defender desde las mismas instituciones educativas. A su vez, manifestamos nuestra honda preocupación, ya que la evaluación del profesorado no deja de ser un tema secundario frente a los graves asuntos que aquejan al sistema educativo. Nos preguntamos si el tono amenazante de las afirmaciones de Caldentey no son lo suficientemente graves como para producir una respuesta cívica por parte del mismo sector educativo. De hecho algo huele a podrido pues, como él mismo recuerda en su último artículo contra el Dr. Jiménez, en los estatutos del sindicato figuran metas políticas como “l’autodeterminació de les Illes Balears” o la colaboración “amb organitzacions sindicals, socials i polítiques del món que tenen com a fites la superació de la societat de classes”, que nada tienen que ver con la calidad del sistema educativo público, ni con las ideas del Sr. Jiménez y sí con un planteamiento escandalosamente tendencioso, para tratarse de un sindicato educativo. Y que, de alguna manera, explican el significado implícito y explícito de los manifestaciones que denunciamos.

Grupo de Educación de UpyD-Baleares

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