martes, 16 de marzo de 2010

ZAPATERO, RAJOY. SUBIDA DEL IVA.













El Gobierno se ha quedado solo en la defensa de la subida del IVA que aplicará a partir de julio. Los organismos internacionales, incluida la Comisión Europea, y los servicios de estudios españoles (desde el BBVA a Funcas) la han calificado de inoportuna
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Habría que esperar a que la economía iniciara su salida. Además, la supresión del incremento del tipo general (del 16% al 18%) y del reducido (del 7% al 8%) es una de las condiciones que el PP ha impuesto en la negociación del Ejecutivo con los grupos políticos en el pacto económico contra la recesión.

Así las cosas, las principales empresas de distribución, en particular del sector textil, anuncian que no van a repercutir el incremento del IVA en sus precios para evitar que el consumidor huya despavorido y que se reduzca la demanda. Pero el drama será para el pequeño comercio y las pymes, que tendrán que repercutirlo porque, si no lo hacen, engrosarán aún más sus pérdidas. El problema es que si suben los precios, pueden resentirse también sus ventas.

Todo esto puede provocar una espiral de paro, un aumento de los precios, y un repunte de las demandas salariales. La subida generará además una detracción de las rentas familiares, pues a cada hogar le supondrá un gasto adicional de unos 140 euros. Y lo que parece evidente es que no supondrá una cifra importante de ingresos para que el Gobierno pueda combatir el déficit público. Si el consumo se asusta y las empresas no repercuten el IVA, la recaudación prevista en 2010, de unos 1.900 millones, será sensiblemente inferior, sobre todo si aumenta más el fraude fiscal y la economía sumergida.

Tanto Solchaga como Solbes, cuando fueron ministros de Economía, intentaron taponar el agujero de la cuentas públicas subiendo el IVA, en 1992 y 1995. El resultado fue una recaudación menor y un aumento de la economía irregular.
¿Por qué sube ahora el IVA el Gobierno? La razón no es tanto recaudatoria como de estrategia económica. Zapatero quiere acabar con la recesión recalentando el consumo. El alza de tipos hará que los consumidores adelanten compras en el segundo trimestre, por lo que el PIB intertrimestral de junio será positivo. ¿Y después? Los expertos predicen una recaída.

Hace un año, cuando ya se veía el alcance de la crisis y se confirmó que los presupuestos no tenían utilidad alguna, el vicepresidente económico de entonces, Pedro Solbes, advirtió de los riesgos de una posible subida del IVA por «sus efectos inflacionistas y de detracción del consumo».

Solbes fue el artífice en 1994, con efectos a partir de 1995, de la última subida de este impuesto para enjugar el crecimiento del déficit público (los tres tipos subieron un punto hasta el 4%, 7% y 16% actuales). Pero, según un informe interno de Hacienda realizado pocos años después, el incremento de los tipos legales debería haberse traducido «en un incremento de la recaudación situado en torno al 16%». Sin embargo, según se recoge también en este estudio, el saldo total creció «sólo un 3,2%» a pesar de que el incremento del PIB en ese año iba lanzado.

¿Qué ocurrió para que no se obtuvieran más ingresos? Pues que aumentó la economía sumergida y que además se contrajo el consumo.

Éste es el riesgo ahora, sobre todo cuando, además del IVA, el Gobierno ha incrementado el IRPF y la tributación del ahorro. Pero aunque no sirvió para recaudar, Solbes tomó esta decisión cuando la actividad se recuperaba. El PIB interanual fue del 2,4% en 1994 y la subida no perjudicó al crecimiento, ya que en 1995 la economía creció al 2,8%.

Ahora, el Gobierno, en plena crisis, ha elaborado una estrategia más peligrosa porque no persigue recaudar más, sino recalentar y concentrar el gasto de los hogares (sobre todo en bienes duraderos) en el segundo trimestre, justo antes de la subida del IVA y del fin de las ayudas para la compra de coches. Con ello, quiere azuzar el consumo para que se convierta en el artífice del primer resultado positivo de la economía (en PIB intertrimestral) después de ocho trimestres negativos consecutivos.

Para ello, cuenta también con que antes de julio se adelante la compra de viviendas, pues a partir de julio la adquisición será un punto más cara. O quizá más, ya que la decisión del Gobierno de suprimir la deducción fiscal a partir de enero (en ingresos a partir de 24.000 euros y de forma gradual para bases entre 9.000 y 17.000 euros) ya está conteniendo el paulatino descenso de los precios en el sector que se había iniciado con la crisis.

Los bancos y cajas, que se han tenido que quedar con la mayoría de los pisos para enjugar la deuda de sus promotores, serán los más beneficiados. De cualquier forma, subir el impuesto que grava el consumo para forzar el crecimiento económico, aunque sea de forma temporal, puede provocar efectos contrarios a los pretendidos.

El problema surge si el consumidor se asusta y, una vez adelantadas las compras en el segundo trimestre (para comprar más barato), decide echar el candado al gasto en el tercer trimestre. Esto sucederá si sigue la sangría del paro y la destrucción de empleo y, si por ejemplo, el BCE decide subir los tipos en verano, como prevén algunas instituciones.

En el Ministerio de Economía están convencidos de que «una vez que se consiga salir técnicamente de la recesión [basta con un trimestre con un PIB en tasas positivas], el consumo no se detendrá». No es lo que señalan por ejemplo Funcas o la Comisión Europea. Ambos organismos manifiestan que en el tercer trimestre se producirá una recaída del consumo y por tanto de la demanda interna y del PIB.

Falta por saber cuál será su alcance, sobre todo cuando desaparezca la ayuda del Plan 2000E para la adquisición de coches, que es en realidad la que elevó en el cuarto trimestre de 2009 el consumo de los hogares a tasas positivas por primera vez después de siete trimestres seguidos.

De todas formas, en el Ministerio de Economía hay más optimismo. Las fuentes consultadas creen que el incremento del gasto en la víspera de la subida del IVA «se mantendrá elevado después». Para ello, este departamento cuenta con que el gasto habitual del verano, impulse el consumo. Aun así, la vicepresidenta económica, Elena Salgado ha reconocido que en el tercer trimestre se producirá «una cierta contracción» en el consumo.

Por tanto, el tercer trimestre resultará fundamental para la economía. Para el cuarto, el Gobierno confía en que el gasto de los hogares, con leves tasas de creación de empleo, siga en alza ante el cambio en la fiscalidad de la vivienda a partir de 2011.

Si esta estrategia se cumple, como si del viejo cuento de la lechera se tratara, los ingresos aumentarán acompasando una mayor actividad. Pero está por ver.

En realidad, los ingresos previstos en 2010 por IVA están claramente sobrevalorados. A pesar de la caída media del 30% en 2009 sobre el ejercicio anterior (y de un 63% sobre el presupuesto inicial de 53.323 millones), el Gobierno prevé ingresar 36.931 millones, un 26,1% más. De ellos, 1.900 millones corresponderán a la subida directa de este impuesto desde julio hasta fin de año, y otros 3.150 millones en los seis meses siguientes (en total, 5.150 millones en un año).

En cuanto a la repercusión de esta subida sobre el IPC, Economía sostiene que la repercusión será «moderada». Sin embargo, la subida de los impuestos especiales de los combustibles y del tabaco en el verano pasado (ahora elevados de nuevo porque también están gravados con IVA), alzó en tres décimas la inflación.

Por tanto, aunque los empresarios del textil decidan no trasladar la subida a sus precios, se espera un incremento del IPC por encima de un punto a pesar de la debilidad de la demanda. No hay que olvidar que hay empresas de servicios, entre ellas algunas de gasolina, que aprovechan la subida para añadir su propio incremento. Ya sucedió en el verano pasado.

La situación puede complicarse si el alza de este impuesto, como ocurrió en 1995, realimenta aún más el fraude fiscal y la economía sumergida. Desde hace unos meses, la organización de inspectores de Hacienda viene denunciando el incremento de la defraudación del IVA a través de, por ejemplo, facturas falsas. Es más, en muchas actividades, entre ellas la prestación de servicios, ni siquiera se ofrece la posibilidad de emitir la factura correspondiente. Todo va sin IVA y a partir de julio el ahorro es del 18%, frente al 16% de ahora. Sólo hay que ver que mientras el consumo está cayendo a tasas internanuales del 3,4%, la recaudación lo hace en un 30%.

Por su parte, el sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) también ha cifrado en el 1,58% del PIB, más de 17.000 millones de euros, el importe del IVA dejado de ingresar en 2008. Según Gestha, que ha calculado la economía sumergida en el 23,5% del PIB (más de 235.000 millones de euros no tributan al fisco), la subida de este impuesto a partir de julio produce «desconcierto», porque no será posible la recaudación prevista, y «desconfianza» porque los ingresos siguen evolucionando de una forma ajena «al desarrollo de la actividad económica» real.(Francisco Núñez/Terra)
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ZAPATERO NO SIRVE, RAJOY TAMPOCO.

Zapatero miente. Bien, punto para Rajoy. Zapatero es una catástrofe. Bien, dos a cero. Zapatero le genera desconfianza a todo el mundo. Otro acierto. Zapatero carece de capacidad para atajar la crisis. Muy correcto.

El discurso de Rajoy contra la política económica de Zapatero ha sido muy bueno a la hora de mostrar las contradicciones del presidente del Gobierno, el vacío que recorre la inmensa mayoría de sus propuestas y su poca voluntad para sacar adelante las pocas que en verdad están bien orientadas.

Sin embargo, al menos a mí, eso no me basta. Rajoy se postula como recambio de Zapatero, algo que cada vez más españoles van viendo como imprescindible, pese a que una mayoría de esos mismos españoles –en concreto, más de 11 millones– le dieron su respaldo hace menos de dos años.

El recambio ha de ser no sólo en las personas y en su credibilidad frente a los mercados, sino también en las políticas aplicadas. Me parece que Zapatero no es consciente –o no quiere serlo– de la situación en la que se encuentra España, pero me temo que Rajoy tampoco.

Nuestro país –nuestras familias, nuestras empresas y nuestras administraciones públicas– lleva años viviendo muy por encima de sus posibilidades. Nos hemos aficionado al endeudamiento, a gastar más de lo que ingresamos, a divertirnos con el descocado despilfarro y a aburrirnos con el taciturno ahorro. Hemos sido cigarra durante demasiado tiempo y ahora vamos pidiéndoles ayuda a unas hormigas que nos cierran la puerta.

Ha llegado el momento de pretarse el cinturón, de cuadrar las cuentas, de restringir los gastos más prescindibles, de incrementar de manera sustancial el ahorro y de empezar a amortizar todas nuestras deudas pasadas, las públicas y las privadas.

Familias y empresas ya han comenzado a transitar por este camino, pero la administración sigue desmelenada dilapidando nuestro dinero presente y futuro. A los políticos les gusta gastar el dinero de otros y en tiempos de crisis el de los contribuyentes actuales se les queda corto. Esto es lo que ha de cambiar lo antes posible; no queda más remedio que regresar a la frugalidad y la manera más rápida y conveniente de hacerlo es a través del adelgazamiento del Estado.

El PSOE sigue en su absurda estrategia de culpar al liberalismo de la crisis, cuando ésta ha surgido en el sector económico más hiperregulado y controlado de todos: el financiero. A menos que Bruselas se mantenga firme, continuarán aprovechando la coyuntura para incrementar el poder y el tamaño del Estado, aun con pequeños maquillajes. ZP promete disminuir el gasto público en 50.000 millones en los tres próximos años, pero empieza por lo insignificante: este año sólo aspira a recortarlo en 5.000. ¿Alguien se cree que en dos años lo minorará en 45.000?

Rajoy ha subido a la tribuna protestando contra el despilfarro, lo cual está muy bien. Pero ha hecho dos peticiones concretas a Zapatero algo incompatibles: que no suba los impuestos y que baje este año el gasto público en... 10.000 millones, algo que puede lograrse simplemente con no repetir el Plan E.

¿Cómo lo diría? No soy en absoluto partidario de subir impuestos, y por eso mismo tampoco lo soy de subirlos por la puerta trasera, esto es, emitiendo deuda. Lo prioritario ahora mismo es acabar con el déficit y para ello sólo hay dos vías: o más impuestos o menos gasto. La primera es infinitamente peor que la segunda, pero es mejor que continuar cebando la deuda. Si en 2009 tuvimos un déficit de 110.000 millones de euros y Rajoy se opone a subir impuestos, ¿adónde vamos con un recorte del gasto de 10.000 millones? Ya se lo digo yo: a ninguna parte.

Es hora de desmantelar el Estado central y el autonómico, de devolver a los individuos las competencias que nunca deberían haber perdido, de convertir a los presupuestos en documentos anoréxicos, de privatizar todas las empresas públicas que inexplicablemente sigan existiendo y, sí, una vez el déficit desaparezca, de bajar impuestos.

Pero ni Zapatero ni Rajoy quieren cambiar el insostenible modelo económico de España. Por eso se pelean en las formas aunque los dos estén diciendo esencialmente lo mismo; por eso el PP ha apoyado todas las propuestas económicas importantes que ha planteado este Gobierno; por eso si hoy no pactan es por puros cálculos electorales y no por desavenencias de programa; por eso desde fuera nos miran con desconfianza. Es de risa que ante un océano de gasto, Zapatero quiera drenar unas gotitas y Rajoy unos vasitos.

Zapatero tiene que largarse, sí, ¿pero para poner a quién? (Juan Ramón Rallo/LD)

3 comentarios:

nika dijo...

Se gobierna de espaldas a los intereses de los españoles en favor de los intereses de partido.
España necesita cambios impopulares, pero los necesita. Necesita una reforma del mercado laboral -si queremos trabajadores y no parados-, necesita quitarse de encima a más de la mitad de los funcionarios -por muy votos comprados que sean- y necesita que se apoye y ayude a los empresarios -ya que son los verdaderos creadores de puestos de trabajo y riqueza-. Todo muy impopular... y muy necesario. Pero como en el Poder se vive muy bien, ahí se las den todas.
Sólo saben dar pan para hoy y hambre para mañana. Lo peor es que, en Borregolandia, esto sale bien...

saludos

Anónimo dijo...

Por mi parte, no tengo una opinion clara sobre el asunto de la subida del iva hasta que las distintas 'fuerzas politicas de progreso' y los 'medios y gurus de la comunicacion' se aclaren y nos digan si se trata de una verdadera medida 'progresista' o no. De acogerse asi finalmente -como medida progresista- no habra mas que decir. Sera estupenda y totalmente plausible.
Por tanto estoy a la expectativa.

Anónimo dijo...

Yo realmente creo que este tipo de propuestas nunca son "progresistas o conservadoras" simplemente responden a distintas realidades de toda una verdad. Son como las distintas caras de un prisma, todo el mundo ve el prisma, pero no todo el mundo ve reflejado lo mismo en él.

Pues en el fondo, con esto ocurre lo mismo. El Psoe quiere subir los impuestos, medida anti-progreso, el PP defiende la bajada del IVA para fomentar el consumo y salir de crisis, cada uno va un poco a su bola.

Un link interesante, que creo que puede aportar mucho a esta conversación, es lo que hablaban esta mañana en Punto Radio, diversos expertos, sobre este tema, os recomiendo escucharlo.