martes, 20 de mayo de 2014

CRÍTICA AL BIPARTIDISMO ACTUAL.




 

 

 

CRÍTICA AL BIPARTIDISMO ACTUAL.


 

 

 

 

CRÍTICA AL BIPARTIDISMO ACTUAL.


José García Domínguez es uno de los mejores articulistas españoles. Siempre lo leo y casi siempre estoy de acuerdo. Esta vez, no del todo.


En su defensa del bipartidismo, al final de su artículo, termina diciendo lo que yo creo que es correcto. ‘El problema no es que gobiernen PP o PSOE, sino que los grupos políticos decidan desde la composición del Consejo General del Poder Judicial hasta el nombre del tío que manda en el Orfeón Donostiarra, amén de la Junta Directiva de la Cofradía del Santo Cristo de las Ánimas’.

 


Pero esto, añade el articulista, no depende de que haya dos o diecisiete partidos sino de la enclenque sociedad civil que tenemos.

 


Yo estoy de acuerdo con el bipartidismo. Lo que critico es éste bipartidismo. Pero el articulista dice que nuestros males no dependen de estos dos grandes partidos. Ni tampoco de los diecisiete que se sumaran al tinglado político. Pondré un ejemplo para mostrar que sí, que es posible mejorar con algunos cambios que involucran a estos nuevos partidos, UPyD, Ciudadanos y VOX. No con seguridad, porque nada es seguro en este vida, salvo la muerte.

 


Supongamos que el PP gana las próximas elecciones generales con 145 diputados. Que es lo que dicen varias encuestas. Supongamos que UPyD consigue 25. Lo que tampoco está alejado de lo que podría conseguir si ahora se celebrasen elecciones generales. Supongamos que Ciudadanos consigue cinco. Y, finalmente, supongamos que VOX consigue cinco. En total 180 diputados que permiten gobernar cómodamente. En cualquier caso, es una hipótesis. No descabellada.

 


Aunque no es necesario que esto suceda. El PP podría dar un paso más hacia el abismo y llegar a acuerdos con CIU y el PNV para gobernar. Supongamos que este apoyo de los separatistas fuera suficiente. Aún así, creo que sería catastrófico para el PP y para España. Ya no hablo del PSOE, que con 110 diputados, aproximadamente, tendría que aliarse, incluso, con Cayo Lara y Pablo Iglesias. Y no sería suficiente.

 


Resumiendo. Si el PP- también el PSOE- ha podido gobernar con las sanguijuelas, o sea, bisagras políticamente correctas, de CIU y PNV ¿por qué no podría gobernar con estos tres nuevos partidos cuyas exigencias no serían destructivas para España y para su democracia?

 


Si esto sucediera, el nefasto bipartidismo que nos ha llevado a la presente situación, podría cambiar de rumbo. Y mejorar.

 


Claro que, como casi todo es posible, podrían arrejuntarse PP/PSOE y defender sus prebendas y privilegios, en nombre del bipartidismo. Pero ¿sobreviviríamos treinta años más? Yo creo que, en tal caso, ‘el tinglado’ no duraría más de una legislatura. Es decir, o gobiernan para salvar sus privilegios, o gobiernan para salvar a España. En esas estamos.

 


Sebastián Urbina.



 


 


Defensa del bipartidismo



España, país que no ha producido ni una sola aportación original al pensamiento político de Occidente desde Adán y Eva, es, sin embargo, la madre patria de los arbitristas. Aquí, es sabido, todo el mundo conoce la fórmula secreta para acabar de un plumazo y sin esfuerzo con los males seculares de la nación. Desde las barras de los bares a las redacciones de los periódicos, la de arreglar España semeja una asignatura tan sencilla como coser y cantar. Así las cosas, la última moda en materia de milagrosos ungüentos amarillos consiste en el repudio feroz del bipartidismo. Por lo visto, si ocupasen el Gobierno veintisiete partiditos en lugar de los dos mayoritarios que se turnan en La Moncloa todos seríamos felices y comeríamos perdices. Eso sí, a nadie se le ocurra pedir una mínima coherencia lógica a nuestros diletantes regeneradores.

Y es que, si tan funesto resulta ser el bipartidismo, ¿a qué viene la rendida admiración por el diseño institucional de los Estados Unidos o el de Alemania, países ambos bipartidistas hasta el tuétano? Bipartidista, y muchísimo más que España, es también el Reino Unido. Y Francia. Y Noruega. Y Suecia. Y Austria. Y Canadá. Y… De hecho, bipartidista es todo el mundo más o menos civilizado, salvo Italia e Israel. ¿Y acaso luce mucho menos corrupta la política italiana por la evidencia contrastada de que el sistema electoral haga ingobernable al país desde hace medio siglo? Por lo demás, se abjura con santa ira del bipartidismo y, al tiempo, se vindica el modelo de pequeños distritos uninominales, donde, según reza la célebre leyenda urbana, el elector conoce a su representante.

Esto es, se rechaza el bipartidismo y se sueña con un método, el mayoritario, que provoca en todas partes el más radical de los bipartidismos. En el fondo de esa inmensa empanada mental lo que late es la confusión entre bipartidismo y partitocracia, asuntos que nada tienen que ver entre sí. 

Porque la lacra hispana remite a la apropiación partidista de la esfera institucional, no al sistema de partidos. Al cabo, el problema no es que gobiernen PP o PSOE, sino que los grupos políticos decidan desde la composición del Consejo General del Poder Judicial hasta el nombre del tío que manda en el Orfeón Donostiarra, amén de la Junta Directiva de la Cofradía del Santo Cristo de las Ánimas. Y eso no depende de que primen dos o doscientas siglas en la Administración, sino de la debilidad crónica de nuestra muy anémica y enclenque sociedad civil. Pero ése es otro cantar.

  
(José Garcia Domínguez/ld)

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Este es el bipartidismo que hemos disfrutado hasta ahora. Necesitamos otro.





Paz sucia con ETA 2014-05-15

El PP pasa página… y sigue escribiendo



En la bochornosa sentencia de la Audiencia Nacional respecto del caso Faisán del pasado año, ya vi confirmado que la barbaridad que se perpetró en aquel bar iba a resultar "pecata minuta comparada con la que se está perpetrando en el ámbito judicial para lograr su impunidad".

A pesar de la positiva confesión de Ballesteros del pasado lunes ante el Tribunal Supremo, creo que igual me sucederá con la sentencia que ahora dicte este alto y mucho más politizado tribunal, si tenemos presente la cada vez más degradada postura de la Fiscalía, que ha renunciado a la acusación por colaboración con ETA, y la del letrado del PP, que se ha limitado a dar por entregado su recurso y ni siquiera lo ha defendido.

Es evidente que la voluntad política del PP de pasar página explica que la Fiscalía haya cambiado de criterio y hecho caso omiso a la jurisprudencia que de forma tan clara dictamina que no es necesario compartir ideología y objetivos con una organización terrorista para ser culpable de colaborar con ella.


El problema está en que la voluntad política de pasar página a la paz sucia con ETA está llevando al PP a escribir nuevos y no menos bochornosos capítulos de esta inacabada e infamante historia: así, la voluntad del PP de tapar también los compromisos adquiridos del Gobierno de Zapatero con ETA respecto de la neutralización de la Ley de Partidos está llevando al Gobierno de Rajoy, con Torres Dulce al frente de la Fiscalía General del Estado, a hacer la misma vista gorda ante los batasunos de Bildu y Amaiur que hiciera con los batasunos de ANV y el PCTV el Gobierno del PSOE, con Conde Pumpido como fiscal general.

Tapar lo que el Gobierno de Zapatero hizo con De Juana Chaos lleva al Gobierno del PP a hacer lo mismo con Bolinaga; de la misma forma que pasar página al delito de omisión del deber de detener delincuentes perpetrado por el Gobierno de Zapatero en el caso de Josu Ternera explica que este dirigente de ETA, tan supuestamente perseguido, siga sin ser detenido con el Gobierno del PP.

La misma voluntad política de no destapar los compromisos del Gobierno de Zapatero con ETA respecto a la derogación de la Doctrina Parot ha llevado al Gobierno del PP a protagonizar la mayor excarcelación de etarras desde los tiempos de la transición.

Rubalcaba siempre quitó gravedad al asunto del chivatazo a los extorsionadores de ETA alegando que, poco tiempo después del soplo, estos fueron detenidos. Con las mismas, se podría quitar gravedad a la vista gorda con los batasunos de ANV y PCTV si tenemos presente que ambas formaciones fueron finalmente ilegalizadas durante la "fase de confrontación" –así la llamó Rubalcaba– que inauguró la voladura de la T-4.

El problema está en que, desde que ETA anunciara poco tiempo después un "cese definitivo" en un repugnante comunicado, avalado y aplaudido tanto por Rubalcaba como por Rajoy, ya no estamos en "confrontación alguna" con ETA sino que seguimos inmersos en una paz sucia por la que pagamos y seguiremos pagando un alto precio.


 (Guillermo Dupuy/ld)


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