jueves, 13 de septiembre de 2018

¡SÁNCHEZ, DIMISIÓN!


 ¡SÁNCHEZ, DIMISIÓN!


SÁNCHEZ NO ES EJEMPLO DE NADA.
La revelación exclusiva que hoy publica ABC sobre cómo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, plagió en 2012 buena parte de su tesis doctoral es muy grave.
Ahora se entiende el celo de Sánchez en mantener ese trabajo oculto a la opinión pública porque desde una perspectiva profesional, y desde la óptica de la propia reglamentación universitaria, su credibilidad se desvanece por completo.

Las comprobaciones que ha realizado ABC con su tesis en la mano destrozan la ejemplaridad pública que Sánchez predica con su sectaria ley del embudo, exigiendo a los demás lo que no se exige a sí mismo. En las más de 300 páginas que ocupa el trabajo, celosamente guardado por la Universidad Camilo José Cela de Madrid, existen decenas de corta-pegas demostrativos de una severa «falta de integridad académica», según el argot de los expertos.

Tenía toda la lógica política que Sánchez se haya negado a mostrar su trabajo, y que ni siquiera autorizase abrir el acceso a quien quisiera instruirse con su tesis. También copió párrafos completos de obras y artículos de otros autores publicados unos años antes, y empleó informes oficiales completos y sin entrecomillar, incluida una presentación informática del Ministerio de Industria cuando su titular era el socialista Miguel Sebastián.

La normativa universitaria es muy estricta y restrictiva, y de lo investigado por ABC se deduce que Sánchez incurrió en plagios literales, plagios mosaico -un puzle de diversas publicaciones a las que solo alteró unas pocas palabras- y autoplagios. Esta última práctica consiste en reutilizar escritos propios anteriores, duplicando su contenido, pero sin citar la referencia de sus propias publicaciones, lo cual pervierte la filosofía de que el contenido de una tesis sea inédito u original.

En el caso de Sánchez, el autoplagio se ve agravado además porque copió literalmente antiguos artículos propios firmados junto a una segunda persona que sin embargo no es aludida. Con este método, Sánchez completó páginas enteras de su tesis, hasta el punto de que la inmensa mayoría podría haber sido un inmenso entrecomillado, y no una aportación académica, personal y original de su autor a la sapiencia universitaria.
Éticamente, la tesis es un fraude y un bodrio sin valor académico alguno, que en otros países implica la dimisión de su autor. Es incomprensible que tuviera la máxima calificación. Cuando esto ocurrió, Sánchez no era el presidente del Gobierno. Pero su pasado le arrastra, y cada duda sobre la realidad de su título de doctor queda al descubierto gracias a ABC. Sánchez tendrá que dar explicaciones urgentes porque ha mentido siempre que ha defendido la perfecta adecuación de su tesis a las normas.

 Es una indignidad impropia del cargo de máxima relevancia del Gobierno.

(ABC/13/9/2018.)



El «grupo de amiguetes» que dio el cum laude a Sánchez.

Un miembro del tribunal se había doctorado solo dos meses antes con una tesis sobre la natalidad. 

Otros dos el año anterior con la misma directora de Tesis que Sánchez. 

Expertos en software y riesgo crediticio calificaron la polémica tesis sobre diplomacia económica. «Hicieron un tribunal de amiguetes», dice un antiguo profesor.

 

(ABC) 

 

 

UN MONTÓN DE EXPLICACIONES.

Cuando en marzo de 2011 se supo que el ministro de Defensa AlemánKarl-Theodor zu Guttenberg había plagiado el 20% de su tesis su carrera política llegó abruptamente a su fin. Fue un escándalo mayúsculo. Cuando el pasado lunes, se supo que la ya exministra de Sanidad, Carmen Montón, había plagiado su Trabajo de Fin de Máster (TFM), su jefe, Pedro Sánchez, cambió de criterio y la dejó caer. El plagio es, pues, línea roja en política.

Como publicamos hoy en portada, ABC ha accedido a la tesis doctoral de Pedro Sánchez y ha analizado íntegramente cada una de sus casi 400 páginas. Javier Chicote las ha escudriñado una por una y ha encontrado un auténtico filón de malas prácticas que el doctor Sánchez, hoy presidente del Gobierno, deberá explicar una por una. Las pruebas que este periódico pone sobre la mesa son contundentes: no son rumores, es periodismo de investigación.

Estos son los hechos: El doctor Sánchez plagió a otros autores sin citarlos; también se plagió a sí mismo, una práctica prohibida en un texto que debe ser inédito; fusiló el Boletín Oficial del Estado (BOE) como si fuera una redacción propia; copió y pegó informes oficiales con la burda picaresca de cambiar una sola palabra por frase; e incluyó múltiples cuadros y tablas no originales para vestir su «investigación».

 Entre unas cosas y otras la tesis es un corta-pega de manual.

Las preguntas surgen de inmediato: ¿Dónde estaba la directora de la tesis? ¿Qué rasero utilizó el tribunal que le dio un sobresaliente cum laude? ¿Por qué el libro que después se publicó y que es una adaptación de la tesis va firmado también por el economista Carlos Ocaña Orbis?
Desde el punto de vista del rigor académico, el documento no tiene un pase, y desde el punto de vista de la ejemplaridad es un escándalo mayúsculo. Si adoptamos la perspectiva de la excelencia académica, sus conclusiones son, cuando menos, vagas y previsibles. Una tesis doctoral no es un trabajo cualquiera, es un trabajo de investigación sometido a reglas académicas muy estrictas. Algunas tienen que ver con las formas. Otras con el fondo, y todas, con la ética. Ahora se entiende por qué tantos obstáculos para consultar la tesis. Había mucho que ocultar. Demasiado para un presidente del Gobierno.

(Juan Fernández Miranda/ABC/13/9/2018.)

 

3 comentarios:

Arcoiris dijo...

He leído con interés esta noticia (https://www.libremercado.com/2018-09-13/cuanto-dinero-gano-saenz-de-santamaria-en-la-politica-1276624786/). También he leído acerca de la nueva ministra de Sanidad y demás (Por ejemplo, https://www.libremercado.com/2018-09-12/el-abultado-patrimonio-de-la-nueva-ministra-de-sanidad-fondos-seguro-de-vida-y-acciones-1276624764/). Mi experiencia personal me lleva a poner en cuestión que su suficiencia económica la deba a la práctica de su profesión médica, si es que alguna vez la ejercitó. Tal parece que existen cuernos de la abundancia que permiten tales prodigios económicos u otros como la compra de casoplones con tinaja o bodorrios de lujo asiático cuando en el pasado reciente se asaltaban capillas con el torso desnudo, quizás por carecer de pasta para comprarse unos sujetadores, aunque no creo.
El antiguo decano, inolvidable maestro, Sánchez Lucas, que en Gloria esté, nos decía una mañana: “Si quieren hacer dinero, dejen la Medicina y pongan un negocio”. Nadie es perfecto; no nos mentó la opción de la profesión política.
P. S.: Propongo un “¡Hip, hip, hurra!” por los tan repetidos “cien años de honradez” (ni uno más) y por la innegable superioridad amoral de los fariseos. ¿Quién se apunta?

Arcoiris dijo...

Modestamente y si se me permite: ¿Qué clase de “democracia “ es ésta en que un pueblo no puede decidir el personaje que lo presida? ¿Para cuándo algo así como el “impeachment” en nuestro Derecho?

Sebastián Urbina dijo...

Una mezcla de corrupción y superioridad moral. Falsa, por supuesto. Pero el que se lo cree,(en un contexto tribal) hace cosas que una persona decente no haría. Algo parecido pasa con los supremacistas catalanistas, que creen que Jesucristo, Eisntein y Leonardo da Vinci eran catalanes. Y tan panchos. Porque yo lo valgo.