sábado, 20 de enero de 2007

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Leo (ABC/20/1/2007)

La Generalitat recupera la capacidad para censurar radios y televisiones.
El Constitucional avala la competencia sancionadora al levantar la suspensión cautelar contra varios artículos de la polémica Ley Audiovisual catalana.
Así, el texto aprobado por la Cámara catalana, que a partir de ahora vuelve a entrar en vigor, establece que el CAC (Consejo Audiovisual Catalán) debe velar por la VERACIDAD DE LA INFORMACIÓN, el respeto a los derechos de la infancia y a la dignidad de las personas y la no incitación al odio por motivos de raza, sexo, religión o nacionalidad'.



Título de la noticia: ¡Muy mala noticia!




PRIMERO.

Me parece un peligro, para la salud democrática de la libertad de información, que un organismo no judicial (como el CAC) pueda sancionar a partir de una supuesta violación de la ''veracidad'' de la información. Me parece grave que el Tribunal constitucional lo avale. Y me parece grave que unos políticos nacionalistas se conviertan en ''jueces'' (falsos, obviamente) decisores de lo que es ''verdadero'' y lo que es ''falso''. Conociendo a los nacionalistas catalanistas, podemos esperar lo peor. Imagino que si este blog fuera importante, podría recibir alguna multa, reconvención o cierre. Muy mal.

SEGUNDO.

Veamos lo que dice la R.A.E. de VERACIDAD: 'Cualidad de veraz'. Veamos VERAZ: ''Que dice, usa o profesa siempre la verdad''.

Daría risa si no fuera trágico. Carod-Rovira, Montilla y compañía, son los que van a decidir lo que es ''verdadero'' o ''falso''. Es un insulto a la inteligencia. Muestra al nivel que ha llegado el Tribunal Constitucional y muestra la peligrosa pendiente en la que se ha situado la Cataluña catalanista. ¡Por no hablar del desprecio a la propiedad privada!¡Okupas, asaltos a chalets y un largo etcétera! ¡Están locos!


TERCERO.

Veamos algo más de cerca el problema. Nada menos que el problema de la 'verdad'. En un 'Compendio de Epistemología' podemos leer:

'La idea de verdad constituye la idea central de la epistemología, de ahí que toda filosofía (o teoría) del conocimiento conlleva su correspondiente teoría de la verdad; de donde resulta una gran diversidad de teorías sobre la verdad'. Obviamente, no entraré en ellas. Sólo quiero que lector perciba la gran dificultad de la tarea que tiene por delante el CAC, de Carod-Rovira, Montilla y demás camaradas. Si se la tomaran en serio. Intelectualmente hablando, claro.

CUARTO.

Alguien, ingenuamente, podría decir algo así: ''Todo esto son filosofadas que no sirven para nada. Nosotros somos hombres prácticos y la verdad no nos plantea todos estos problemas. La gente sabe lo que es la verdad y nosotros aplicamos una verdad de sentido común''.

¡Dioses! Tiemblo al decir esto. No descarto que algún Montilla de turno lo diga. Resumamos. El dúo maravillas, Carod y Montilla, tienen que justificar la teoría de la verdad que utilizan para decidir, en un caso concreto, que se ha violado la verdad. Si este no es el caso y eso parece, nos encontramos con la segunda opción. La verdad de sentido común.



QUINTO.

El conocimiento de sentido común tiene una larga historia que se remonta a Aristóteles. Para abreviar, el filósofo inglés G.E. Moore revitalizó la doctrina del sentido común como un ataque a las doctrinas idealistas que dominaban el panorama en la Inglaterra de fines del s. XIX. Pero esta doctrina fué criticada, entre otros, por L. Witttgenstein.

Incluso si admitimos que hay un conocimiento de sentido común, lo que no hay es unanimidad en este aspecto. No todo el mundo coincide en lo que es de 'sentido común', y esto es normal en sociedades pluralistas. Por ejemplo, para el dúo maravillas (Carod-Montilla) la opresión lingüística en Cataluña, no existe. Ahí tenemos un hecho que existe (para unas personas) y la no existencia de un hecho (para otras). Esto significa que los que dicen que hay opresión lingüística MIENTEN y deben ser sancionados por el CAC. El CAC sabe, verdaderamente, lo que es la verdad verdadera. ¡Vóteles, qué majos son!



SEXTO.

Veamos lo que dice el filósofo norteamericano N. Rescher en su libro 'Los límites de la ciencia'. ''Por supuesto, estamos comprometidos con nuestras verdades; puede que sean imperfectas, pero no tenemos ningún otro sitio donde ir. No tenemos más remedio que proceder mediante la ''hipótesis de trabajo'' de que en CUESTIONES CIENTÍFICAS nuestra verdad es la verdad, pero también hemos de reconocer que eso simplemente no es así, que la hipótesis de trabajo en cuestión no es más que eso, una ficción conveniente'. Si en los ámbitos científicos, en los que el conocimiento empíricamente comprobable alcanza las más altas cotas alcanzadas por el ser humano, hay tan elevadas dosis de humildad (no exenta de entusiasmo) ¿qué pensar de las verdades que se tratan en las radios y los periódicos?

Lo menos malo, en general, es respetar la libertad de expresión. Cuando la libertad de expresión se desvirtúe, son los jueces quienes deben decidir. No políticos sectarios, o ciudadanos supuestamente ''independientes'' colocados por los políticos sectarios.


La libertad es un valor demasiado precioso para dejarlo en manos de censores nacionalistas y progres de salón.


Sebastián Urbina

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