EL IDEARIO DE ZAPATERO.
‘La libertad como no dominación, es decir como no interferencia arbitraria, es más coherente con la actividad política y, por tanto, más coherente con mi compromiso, con mi vocación Uno se pregunta ¿para qué quieren el poder los liberales? ¿Para no hacer nada? Al fin y al cabo, ése es su ideal, no interferir, esperar que las fuerzas ciegas y solas del mercado lo resuelvan todo. Teóricamente podría parecer aceptable, pero en la práctica, en la vida de la gente, lo que hay no son fuerzas ciegas sino ojos bien abiertos tratando de dominar a otros, fuerzas que a veces no tienen inconveniente en poner en peligro la salud de la gente o la salud del planeta ...
Es difícil saber si se trata de un ejercicio de ignorancia o de cinismo. Veámoslo con más detenimiento. Resulta que los liberales (a los que pone a todos en el mismo saco, lo que es falso) esperan que las fuerzas ciegas del mercado lo resuelvan todo. Pero luego, según el propio Zapatero, ya no son las fuerzas ciegas sino que se trata de ojos bien abiertos, dispuestos a dominar a los demás. ¿En qué quedamos? ¿Ojos bien abiertos o fuerzas ciegas? Supongamos que nos quedamos con lo último. Los liberales serían gentes de ojos abiertos (o desean una sociedad de estas características) con el objetivo de dominar a los demás.
Una manera de entender el problema es darse cuenta de que el liberalismo (ahora tampoco haré matizaciones) desea gobiernos limitados y mayor libertad personal. En cambio, la izquierda (sin matizaciones) lo que pretende, y ha pretendido a lo largo de su historia, es más gobierno y mayor intervencionismo estatal. Pero el liberalismo es algo más. Defiende, también, Estado de Derecho. ¿Qué significa esto? Principalmente, aunque no exclusivamente, que promueve leyes generales y abstractas (frente al privilegio y la arbitrariedad) y los derechos individuales. O sea, que la supuesta dominación de la que habla Zapatero tiene algunas barreras: leyes generales y abstractas, y derechos individuales. ¿Cuáles son las barreras republicano-socialistas?
Los liberales también defienden el libre mercado y la propiedad privada. Ambos van de la mano. Frente a Estado de Derecho (leyes generales y abstractas, más derechos individuales) libre mercado y propiedad privada, la historia de la izquierda está llena de ensayos colectivistas que han negado, en mayor o menor medida, las instituciones antes citadas. El resultado ha sido pobreza y sufrimiento. ¿Es así la izquierda actual? Es cierto que no pretende eliminar el Estado de Derecho pero tiene una gran desconfianza hacia la propiedad privada y el libre mercado. En cambio, confían más en la línea histórica que, a través de igualitarismo y colectivismo, ha provocado pobreza y sufrimiento.
Recordemos que las opciones que nos da Zapatero son: por una parte, fuerzas ciegas y, por otra parte, ojos bien abiertos para dominar a los demás. Dado que hemos desechado las fuerzas ciegas, nos quedan los malvados liberales y sus deseos de dominación. ¿Es esto cierto? ¿Deberíamos confiar más en los republicano-socialistas, como el propio Zapatero, Rubalcaba, Pepiño Blanco y compañía? ¿O en sus amigos Fidel Castro, Chávez, Evo Morales? Pero no es una cuestión subjetiva sino objetiva. Ellos, los social-republicanos no sólo están obsesionados por el bienestar de los demás sino que, además, les repugna dominar a la gente. ¿A que es bonito? Lo malo es que se requiere un acto de fe para creer esto.
Recordemos al Nobel de Economía, F. Hayek en ‘La fatal arrogancia’: ‘La fatal arrogancia de los intelectuales, es creer que un grupo de hombres inteligentes pueden diseñar una economía o una sociedad mejor de lo que harían las aparentemente caóticas interacciones de millones de individuos’. ¡Y eso que Hayek habla de personas inteligentes! Esta vocación totalitaria recorre el pensamiento político intervencionista y planificador, desde Platón hasta hoy.
Otro Nobel de Economía, J. Buchanan, se empeña en desacreditar este ‘buenismo’ de los socialistas-republicanos. Resulta que el supuesto central de su teoría del ‘Public Choice’ (elaborada con G. Tullock) nos dice que ‘el interés personal mueve a burócratas y políticos de igual forma que a los demás miembros de la sociedad’. Pero ¿no habíamos quedado en que los republicano-socialistas sólo se preocupan por los demás? ¿Será posible que nuestros socialistas tengan pensamientos egoístas? ¿Y si resulta que Zapatero nos miente? Ya nos mintió, y así lo ha reconocido, al negar sus negociaciones con ETA, después del atentado en la T-4.
Y hablando de salud. ¿Por qué será que las mayores contaminaciones ambientales procedían antes del ‘socialismo realmente existente’ (URSS) y ahora proceden de China? ¿Por qué será que los países que contaminan menos son los malvados países capitalistas? Zapatero no debería olvidar que gestiona (aunque mal) una economía capitalista. Que no nos cuente bobadas colectivistas.
‘La política democrática incluye deliberación, y la deliberación es de mejor calidad cuando incluye a todas las personas o asociaciones afectadas por un asunto ... Uno de los fenómenos que contribuyen más a la canalización de los sistemas democráticos es el creciente individualismo y la privatización de grandes sectores de la ciudadanía. Hoy en muchos lugares predominan los consumidores sobre los ciudadanos’.
Sorprende que diga esto el único Presidente de Gobierno que ha aceptado el antidemocrático Pacto de Tinell, por el que se excluye de las instituciones al principal partido de la oposición. ¿Cómo se llama esto? ¿Mentir, como con las negociaciones con ETA? ¿Hacer demagogia? ¿Por qué debemos creerle?
Otro engaño típico de la izquierda es el de la igualdad. No se conforman con la igualdad ante la ley, que sería ‘de derechas’.Ellos quieren la ‘igualdad real’. Y claro, tienen que intervenir, que es lo que les gusta. El intento de igualar favorece, entre otras cosas, el descrédito del mérito. Ya hemos visto el fracaso de la educación en España, un modelo de igualación ‘a la baja’. ¡No destaques, que es de derechas! ¡Podrías humillar a los demás!
Es una constante en el pensamiento de la izquierda, el lamento por la ‘comunidad perdida’, por el ‘buen salvaje’. No se trata de discutir que somos miembros de una comunidad. Esto es obvio. La importante diferencia está en enfatizar y respetar la individualidad de las personas o, por el contrario, desvanecer o difuminar esta individualidad en el claustro comunitario-materno. Esto último es lo que les gusta. La manada. Progresista, eso sí.
Junto a este lamento por el ‘paraíso perdido’, hay una idea que no consiguen entender. La cohesión en las sociedades extensas, como las nuestras, ya no se puede realizar sobre la base de la solidaridad grupal, propia de las sociedades primitivas. Ya no vivimos en comunidades con creencias y valores comunes, fuertes lazos emocionales y de solidaridad. Esto subsiste, por ejemplo, en las familias. En las que se llevan bien, claro. Pero tratar de extender las relaciones de amor y solidaridad propias de la familia, o de las comunidades primitivas (cuando así era el caso), a las sociedades modernas es un engaño.
Las sociedades extensas y democráticas actuales se basan en derechos y obligaciones. Se basan, además, en la capacidad coercitiva del Estado para defender la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Y, en fin, deberían basarse, además, en el respeto mutuo, que es un sustitutivo democrático del amor familiar. Todo esto es muy importante, y un gobierno responsable debería hacer esfuerzos para su mayor y mejor realización.
¡Pero no engañarnos con falsos ‘buenismos’ y ‘progresismos’!
Sebastián Urbina.
30 Noviembre 2007.
LA IDEOLOGÍA DE ZAPATERO.
El Presidente José Luis Rodríguez Zapatero declaró en 2002, lo siguiente:
‘Detrás de la tragedia del Prestige hay tres hechos claros: 1) Que la defensa de un mundo globalizador desde parámetros neoliberales abre las puertas de la codicia; 2) Que el discurso de menos Estado y más sociedad provoca una quiebra del seguro colectivo que es el Estado; 3) Que la derecha económica de nuestro tiempo quiere mandar sin política’.
Veamos lo que, en mi opinión, significan estos ‘hechos claros’.
Primero.
El complejo fenómeno de la globalización no es de ahora. Desde un punto de vista amplio, entendido como contacto entre culturas, de carácter comercial, cultural, político, etcétera, la globalización es muy antigua.
Desde un punto de vista más estricto, como proceso que provoca una mayor integración económica en un único mercado capitalista mundial, es mucho más reciente. Algunos dicen que la globalización se inicia, en este sentido más estricto, a partir de 1950. Este complejo proceso supone el libre movimiento (relativamente) de trabajo, capital, comercio, información y tecnología.
En esta nueva situación, de mayor libertad e interdependencia, el Estado no puede pretender ser el centro, como lo era antes. Recordemos que el siglo XX ha sufrido la inflación del Estado. No me refiero solamente a los Estados totalitarios sino al Estado de Bienestar, sin ninguna pretensión de paralelos entre ellos. Pero sí destacar que el Estado del Bienestar ha supuesto un gran desarrollo de las prestaciones sociales. ¿Qué hay de malo?
Digamos, primero, que se está produciendo, en general, un adelgazamiento del Estado del Bienestar. ¿Es que la gente se ha vuelto mala e insolidaria? Resulta que el engorde del E.B.y sus enormes transferencias de dinero para ‘lo social’, han perjudicado y perjudican el desarrollo de las economías occidentales. Todo esto significa mayor intervencionismo estatal, típico del pensamiento de izquierdas. Sus aspectos negativos se mostraron con claridad en la Inglaterra de los años sesenta, con un preocupante estancamiento económico que facilitó el triunfo de M. Thatcher en 1979.
No tengo la esperanza de que Zapatero cambie su discurso porque una característica de la izquierda es que los hechos (los que van en contra de lo que ellos dicen) no les importan nada. De ahí la esquizofrenia de la gente de izquierdas más inteligente y honesta. Es decir, el abismo entre lo que dicen y lo que hacen. Claro que es, todavía peor, cuando son coherentes y hacen lo que dicen. En fin, las excusas siempre han sido que el Papá Estado corrige los injustos fallos del mercado y resuelve las externalidades. Aunque hay diversos tipos de externalidades, sólo interesa decir que hay externalidad cuando la decisión de un agente económico afecta, involuntariamente, a otros agentes económicos sin mediar compensación.
En resumen, Zapatero quiere más Estado porque es progresista y solidario. ¿Qué significa? Que quiere tener el poder de coger más dinero del bolsillo de unos, para dárselo a otros, que muchas veces lo obtienen por su capacidad de presión y no por ser los más necesitados . Pero las políticas intervencionistas producen más pobreza que riqueza. La propaganda progresista está para hacer creer lo contrario.
Segundo.
La crítica izquierdista a la exigencia de más sociedad y menos Estado, es que el seguro colectivo que representa el Estado, se hunde. Pero esto no es cierto. Precisamente el problema es la hiperinflación del Estado. Hablemos, brevemente, de las pensiones. El sistema de pensiones que hay actualmente en España se suele llamar ‘de reparto’ porque depende de que los políticos repartan dinero ajeno, es decir, a través de impuestos y cotizaciones aplicados a los trabajadores actualmente activos.
Este sistema ‘de reparto’ se diferencia del sistema ‘de capitalización’, en el que cada trabajador deposita una parte de sus sueldo en una libreta suya. O sea, del propio trabajador. Repito, es SU dinero. Y con este dinero (sus ahorros), en el futuro, los cambiará por una pensión. Esto es lo que sucede en Chile con éxito desde su implantación en 1980. Después de 16 años de funcionamiento de este sistema privado ‘de capitalización’, las pensiones han aumentado entre un 50 y un 100 por ciento.
¿Por qué no se aplica en todos los países? Porque los políticos (el Papá Estado) quieren tener más poder. Quieren manejar más dinero, más subvenciones, condicionar conductas, privadas, públicas y empresariales. Por eso los políticos, especialmente (pero no exclusivamente) los ‘de izquierdas’, atizan el miedo a la gente. ¡Quieren romper el paraguas del Estado!¡Qué será de vosotros!
Tercero.
Como sabe cualquier ciudadano, la derecha es mala por naturaleza. ¿Por qué? Porque sólo se interesa por el dinero. Es codiciosa, uno de los males denunciados por Zapatero. En general, la izquierda miente. ¿Por qué? Porque opone la realidad (siempre defectuosa) con una idealidad. Por supuesto, la idealidad siempre gana el combate. Pero esto es jugar sucio.
Lo honesto es hablar de las situaciones reales y de las personas reales y de lo que se puede esperar de ellas. Lo honesto es no manipular la mente de los individuos, tratando de crear el ‘hombre nuevo’. Lo honesto es dar preeminencia a las personas de carne y hueso, y no a los animales metafísicos, como el Estado.
Por eso es ignorante, al menos, acusar a ‘los malos’ de codicia. Como si ellos (‘los buenos’) fuesen seres angelicales desprovistos de egoísmo e interés. ¡Qué patraña! La RAE dice que ‘codicia’ es el afán excesivo de riquezas. Aparte de que no sabemos lo que significa ‘excesivo’, el afán de riquezas es algo común. Lo excepcional es que alguien no quiera riquezas. Pregunte a cualquiera. ¿Le gustaría ganar cien millones de pesetas en la lotería de Navidad? ¡Claro que sí!
Pero el intelectual de izquierdas es más profundo. No se refiere a esto. Se refiere a los beneficios de las grandes empresas. ¡Ah! Entonces, el izquierdista tiene varias alternativas. O actúa como un troglodita (la llamada izquierda carnívora) tipo Chávez y otros totalitarios, lo que suele repugnar, al menos en público, a muchos izquierdistas europeos, o ejerce de socialdemócrata. ¿Y eso qué es? Interferir en el mercado para ‘corregir sus fallos’. O sea, en vez de comportarse como totalitarios, como Chávez y compañía, gestionan al capitalismo. Es decir, administran el modo de producción del adversario político porque el suyo ha sido un desastre.
¿Hay problemas? Por supuesto. Uno de ellos es que el mercado genera, naturalmente, desigualdad. Y esta desigualdad económica tiene efectos negativos en la igualdad política. ¿Hay alternativa? Las conocidas pasan por la sustitución del mercado por el Estado, lo que elimina la coordinación proporcionada por el propio mercado. Pero si exceptuamos las economías de guerra, los sistemas de planificación o dirección central sólo se han dado en países antidemocráticos.
¿Tiene alguna alternativa real que ofrecer Zapatero y la izquierda? Nada, excepto propaganda y la ilusión (falsa) de que son moralmente mejores. No es casual que la ideología de izquierdas maneje la mayor parte de los medios de comunicación. O sea, vivir de derechas (todo lo bien que se pueda) y hacer demagogia de izquierdas.
Y, encima, negocia políticamente ( sin contar con la oposición) con terroristas y dice que no es cierto. O sea, miente. Con talante, eso sí.
2 comentarios:
La propaganda de la Izquierda es "todo gratis total", cuando el hecho cierto en que lo pagamos todo de nuestros bolsillos. Por ejemplo, ahora promete el acceso libre a la píldora poscoital. Es decir, que usted y yo y el vecino le pagaremos a la niña (y al niño, que también tiene su responsabilidad) la frivolidad de mantener relaciones sin ningún tipo de precaución. Yo vería mejor que regalasen los condones en cada esquina, que hay cosas que la susodicha píldora no evita que sigan su curso.
¿Se habrán planteado cuál es el mensaje subliminal que le llega a la juventud con esa medida?
Ahora, una cosa es cierta, si esta medida evita que prosperen las clínicas abortistas donde se puede abortar un feto de 6-7 y hasta 8 meses ¡ya va bien!
Sin embargo, sigo pensando que lo mejor sería que se invirtiera en educación sexual y que los padres intentaran también educar en unos principios éticos que se ven ya demasiado abandonados ¡será la falta de tiempo...!
saludos
Estoy de acuerdo. En general, la cultura de izquierdas tiende a eliminar o disminuir la responsabilidad individual. Esto tiene gravísimos y negativos efectos.
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