Redacción | Publicado el 13 Marzo, 2010 |(MD)
Hoy he recibido numerosas felicitaciones y muestras de simpatía y apoyo por mi intervención ayer en el programa de Intereconomía TV, ‘El gato al agua’ y ante el encontronazo con el diputado del PP, Gustavo de Arístegui, que se puso totalmente en evidencia.
Está lo políticamente correcto de izquierdas. Está lo políticamente correcto de derechas. Ayer desenmascaré, con su torpe colaboración, a lo políticamente correcto de derechas.
Vaya por delante mi respeto al personaje, porque siempre respeto a las personas y sobre lo que discuto es sobre ideas.
Estaba yo informando de la masacre de católicos en Nigeria –más de 600, con inusitado salvajismo, a machetazos, enterrando viva a la gente, matando a mujeres y niños- a manos de musulmanes e informando de que, espontáneamente, iremos este viernes, a las 19 horas, a rezar un Padrenuestro ante la Embajada de Nigeria, en la calle Segre 23, cuando Gustavo de Arístegui salió con eso tan manido y tan falso de que no habían sido los ‘musulmanes’ sino los ‘integristas’, como si fueran distintos y que, claro, hay un islamismo moderado.
La gente ya no cree estas patrañas pero no está acostumbrada a que en los medios de comunicación se rebatan. Cierta nomenclatura, de izquierdas y de derechas, como se vio ayer, administran sus mentiras comunes, como si fueran una casta superior. Eso se ha acabado con la Plataforma de las Clases Medias. En lo relativo al islamismo, eso se ha acabado con mi libro ‘Islam, visión crítica’, que pido que se difunda, porque, mira por donde, va a ser la punta de la regeneración, al poner de manifiesto esa mentira común.
No hay islamismo moderado. El Corán predica obsesivamente el asesinato y el genocidio. Es lo que les han enseñado a la etnia fulani de Nigeria y en nombre de lo que han matado, independientemente de las consignas del PSOE o de Arístegui. En Nigeria, en los últimos años, ya van más de 12.000 muertos, mártires. En Sudán, en el Sur cristiano, han exterminado a más de doscientos mil. En Pakistán, han asaltado un colegio salesiano y por las calles gritan ‘conviértete o muere’.
Eso no lo quiero para España y nunca voy a aceptar las consignas de Arístegui y os pido que hagáis otro tanto y que movilicéis a la gente a través de ‘Islam, visión crítica’.
En su nerviosa prepotencia, porque estaba rompiendo el monopolio de la mentira, aunque no me di cuenta al principio, me llegó a recomendar que leyera. Una estrategia bastante cutre. Sobre la materia he leído montones de libros y lo que he decidido es no mentir, no engañar, no ocultar, no cegar.
Porque los atentados y las masacres que han perpetrado, como la del 11-M, tuvieron lugar por la ceguera occidental tanto como por el fanatismo musulmán.
No, no hay islamismo moderado. Arístegui miente. Y ayer muchísima gente agradeció que pusiera esa mentira al descubierto. Fue un buen momento de claridad.
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¿HAY MUSULMANES MODERADOS?
Creo que no soy sospechoso de contemporizar con lo 'políticamente correcto', de derechas y de izquierdas. No me preocupa 'quedar bien' ni me importan los hipotéticos insultos de los progres de turno. En fin, quisiera hacer una matización. Estando de acuerdo, en líneas generales, con E. de Diego, hay que saber que no todas las interpretaciones del Corán coinciden. Y no todos los musulmanes son salafistas. En su favor (de E. de Diego) está que el llamado 'islamismo moderado', aunque existiera, apenas se oye.
Sin embargo, y a título de ejemplo, después de los atentados de las Torres Gemelas, el Presidente Bush se reunió, en la Casa Blanca, con diversas asociaciones musulmanas importantes, que le dieron su apoyo, y que condenaron los ataques terroristas.
No es fácil ser 'musulmán moderado' en una ideología que no destaca por sus ansias de paz y concordia con los 'infieles', pero uno de los objetivos occidentales debería ser (y lo es, de hecho, para muchos gobiernos) el de tener las mejores relaciones posibles con los sectores que no se identifican (al menos públicamente) con los radicales islámicos. Por supuesto que puede ser una estrategia. Puede ser un engaño. Una manera de dar largas.
Pero las autoridades de los gobiernos occidentales, sin chuparse el dedo, actitud estúpida representada magníficamente por nuestro Presidente Rodriguez Zapatero, deben relacionarse todo lo posible con las organizaciones musulmanas y sus líderes más influyentes. Para saber qué hacen y que están preparando, si este es el caso. Para espiarlas adecuadamente. Para ofrecerles colaboración si aceptan colaborar lealmente. En fin, una estrategia inteligente es actuar a varias bandas al mismo tiempo.
Una de ellas es la de la mano tendida, los lazos y colaboraciones de todo tipo, económico y cultural, principalmente, pero no exclusivamente. Al mismo tiempo, un buen servicio de policía y espionaje, capaz de infiltrarse en sus organizaciones para saber si nos mienten. Para saber qué están haciendo y preparando. Finalmente, un rearme moral occidental sistemático.
Hay que modificar radicalmente el discurso en las escuelas y centros educativos. Y los políticos que digan idioteces 'políticamente correctas' han de ser duramente contestados y criticados por intelectuales, o no, que tengan las ideas suficientemente claras. Y tiene que haber medios de comunicación que den voz a estas críticas para que los progres y su 'buenismo' estúpido no sea la única opción vista y oida por la opinión pública.
A los niños y adolescentes hay que enseñarles que no todo es igual. Que la democracia es superior a la dictadura. Que la violencia y la discriminación sobre la mujer es una indignidad, lo digan los musulmanes o el que sea. Que el pluralismo (no el multiculturalismo) es un valor básico que debe ser respetado. El que no lo respete habrá de pagar las consecuencias que el sistema jurídico establezca. Que los musulmanes tienen derechos, como los demás ciudadanos, pero también obligaciones que deben cumplir. Algunas de ellas (las de carácter constitucional) son tan importantes que su violación y la voluntad expresada de no respetarlas, comportará la expulsión del país. De España.
No se pueden aceptar y mantener 'auténticos enemigos' de nuestra sociedad. Porque enemigo es el que no quiere respetar los derechos individuales recogidos en nuestra Constitución, base fundamental de nuestra convivencia en libertad y dignidad. Todo lo demás es suicidio, es cobardía, es entreguismo, es falso diálogo.
Sebastián Urbina.
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