martes, 27 de julio de 2010

POLÍTICOS QUE APESTAN.


Día 27/07/2010

EL pacto de Estado que deberían firmar el PSOE y el PP sobre el modelo territorial ya lo han suscrito sus respectivos votantes sin necesidad de ponerse de acuerdo.

Una amplia mayoría de españoles (67,6 por ciento) se decanta en el último sondeo del CIS en contra de incrementar los poderes de las autonomías, cuya percepción negativa se ha desplomado en los últimos cinco años coincidiendo con las reformas estatutarias auspiciadas por el zapaterismo.

Y esa mayoría procede del electorado de los dos principales partidos, que se pronuncia además de forma abrumadora (entre el 88 y el 75 por ciento) a favor de la identidad nacional española. Aunque los porcentajes críticos sobre la deriva autonómica sean lógicamente más amplios entre simpatizantes del PP, la encuesta oficial revela una enorme base de acuerdo en la necesidad de reconducir el proceso en dirección opuesta a la que ha marcado el Gobierno. La crisis, el despilfarro de recursos y la duplicidad de competencias han generado en la ciudadanía un estado de opinión propicio como mínimo a la reflexión sobre el modelo de Estado. Pero como de costumbre, la dirigencia oficial marcha en sentido contrario hacia un avance centrífugo que inquieta, preocupa o genera rechazo en el sentir ciudadano.
La principal razón para embridar la diáspora territorial debería ser precisamente la propia defensa del Estado de las Autonomías, cuyos resultados globales a lo largo de tres décadas son objetivamente positivos y no merecen caer en el desprestigio que empieza a causar el descalzaperros del último quinquenio. La desestructuración promovida por Zapatero podrá satisfacer a las minorías nacionalistas —en la práctica ni siquiera sucede eso— pero está destruyendo el consenso social sobre el modelo de Estado y ha empezado a generar desconfianza respecto a sus virtudes funcionales. La gente percibe con recelo el desarrollo autonómico y es menester que la política impida su descrédito definitivo mediante un acuerdo en defensa de la cohesión nacional. La proporción de electores socialistas que ha incrementado sus juicios negativos es lo bastante importante como para merecer una reflexión de un Gobierno tan habitualmente atento al pulso de la demoscopia.
La sensibilidad actual de la opinión pública refleja una situación madura para un acuerdo político que, aunque ahora mismo no parece viable, tendrá que producirse más tarde o más temprano. Con Zapatero es imposible porque su proyecto (?) es justo el inverso, pero ahí hay fondo sólido para un programa electoral alternativo… y acaso para un liderazgo alternativo en la propia izquierda. En el PP es más fácil de plantear la cuestión de la estructura de España, pero el PSOE tendrá que pensar alguna vez en que el zapaterismo no va a ser eterno. (Ignacio Camacho/ABC)

No hay comentarios: