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martes, 20 de diciembre de 2011
DISCURSO DE RAJOY
EL GRAN DISCURSO DE RAJOY QUE NOS HUBIERA GUSTADO OIR AQUÍ.
Magnífico el debate de investidura con dos intervenciones sobresalientes, la de Rajoy y la de Pérez Rubalcaba. Rajoy pronunció un gran discurso, en el fondo y en la forma, preanunciando, a mi juicio, que será un gran presidente de gobierno a poco que la suerte le acompañe.. Lo que me interesa comentar aquí y ahora es el paralelismo entre el discurso de Rajoy y el de Bauzá en su sesión de investidura. Es decir, lo que me interesa subrayar, no son tanto los contenidos concretos como el impacto que un discurso muy bien construido tiene sobre una ciudadanía angustiada por la incertidumbre que vive España a causa de la crisis económica y el panorama depresivo que impregna a toda la sociedad española.
Rajoy apenas rozó la “herencia recibida”- algo que legítimamente hubiera podido hacer- y advirtió, de entrada, que su gestión iba a ser valorada, no por la España destrozada que le han legado, sino por su capacidad para sacar al país del pozo sin fondo en que se encuentra. Obviamente comenzó con una descripción bastante siniestra de dónde estamos y de la “sangre, sudor y lágrimas” que nos esperan. Pero, a continuación y muy rápidamente, describió, con pelos, señales y plazos los que iban a ser los ejes centrales de su acción de gobierno. Es decir, aportó las líneas programáticas concretas que, de inmediato, iba a poner en práctica. Transmitió, de esta manera, la imagen de solidez del político que se ha preparado a fondo y que sabe a dónde ir y cómo ir.
Se notaba que Rajoy y su equipo se habían estudiado meticulosamente la “asignatura de la recuperación”, con la cual se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo- al incisivo Rubalcaba le pareció, casi todo, de perlas- pero que transmitía solidez y serenidad. Tan es así que, su contrincante sólo pudo exhibir las escasas críticas basadas en juicios de intenciones y poco más. Estábamos ante un futuro presidente de Gobierno que sabía lo que quería y lo explicaba. Inspiraba, de entrada, confianza.
A mi me hubiera gustado que la investidura de Bauzá se hubiera guiado por los mismos parámetros que han inspirado a Rajoy. No fue así y, pasados seis meses, seguimos estando en la fase de que “no hay dinero” y, sibilinamente, de que no puede hacerse más que podar y reducir el gasto. Con la única excepción de Delgado y su plan turístico, no sabemos, a estas alturas, que es lo que piensa hacer exactamente el Govern de Bauza. El presidente mallorquín ha practicado muy bien y sin complejos la función podadora y justo es reconocerlo así. Pero, esto, en política, no basta: es obligado hacer lo que ha hecho Rajoy en su discurso: ofrecer un programa para la recuperación y para la confianza.
Había, además y en Baleares, el antecedente del Matas que recogía unas Islas en estado comatoso por obra y gracia de la gestión del Pacto de Progreso. Releyendo en “Los discursos del poder” las primeras intervenciones de Matas se observa un paralelismo con el discurso de Rajoy: anunció todo un programa de gobierno para salir del marasmo en que se encontraba nuestra autonomía que se notaba preparado y estudiado a lo largo de los cuatro años de penitencia en la oposición. Es decir, aparcaba la crítica a la “herencia recibida” y pasaba al “discurso en positivo”. Es lo que ha hecho Rajoy con un gran discurso que, pienso, nos hubiera gustado oir aquí hace seis meses. (Antonio Alemany/LB)
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