jueves, 6 de noviembre de 2014

BELLACOS Y COBARDES.



 (En la foto de abajo pueden ver al tipejo políticamente correcto, director del Museo Nacional Reina Sofía. En la otra pueden ver la muestra de respeto a los católicos. ¿Se imaginan una mezquita? Se mearían en los pantalones.

Este tipo y la mayoría de los políticos son unos peligrosos tipejos. Son los que facilitan, con su miserable cobardía, la llegada de estatistas como Podemos y Marine Le Pen.)








(Mienten como bellacos. La entidad censuraría cualquier cuadro que pudiera ofender a los musulmanes- en opinión de ellos mismos- porque tienen miedo a que les pongan una bomba en el culo.

En cambio, saben que no hay comandos cristianos terroristas. O sea, podemos insultar a los católicos. No pasa nada.

Al menos que no mientan. Cuadrilla de cretinos. Es miedo, chorizos.)



BELLACOS Y COBARDES.

La crisis de las cerillas en el Museo Reina Sofía crece cada día tanto que se podría parafrasear la polémica frase de Durruti, que ha incendiado la ira católica: el único museo que ilumina es el que arde. Hoy a las diez y media de la mañana, Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía desde enero de 2008, recibirá a cuatro representantes de la Asociación Española de Abogados Cristianos, que le exigirán la retirada de cinco piezas del colectivo argentino Mujeres Públicas, incluidas en la muestra Un saber realmente útil.
Por su parte, el director, tal y como comentó en rueda de prensa durante la firma de la entrega del fondo Soledad Lorenzo, quiere hacerles ver que la entidad “no ha censurado ni puede censurar la obra de un artista, pues atentaría de lleno contra la libertad de expresión, que viene amparada por nuestra Constitución”. Sin embargo, los abogados –tal y como ha asegurado Polonia Castellanos, presidenta de la asociación, a este periódico– plantarán sobre la mesa una querella contra el propio Manuel Borja-Villel, Código Penal mediante, que tramitarán en los juzgados esta misma mañana en caso de que el director no cumpla con sus exigencias.

 (El Confidencial)

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