domingo, 14 de mayo de 2017

ENVEJECER.






ENVEJECER.
 
Una eminente personalidad longeva, Santiago Ramón y Cajal, sostenía que el proceso de envejecimiento se traduce en perder la curiosidad por las cosas. La observación es cierta, pero no lo es menos que hay personas con esa misma mengua desde años bien tempranos. ¿Serán viejos prematuros? Esos sí que constituyen un verdadero problema social.

Dan mucha pena los viejos valetudinarios, los que ahora se llaman "dependientes". Pero más tristeza producen los jóvenes introducidos en el botellón y la droga, los que son de buena familia y van vestidos de pobres. Añádase los que han estudiado muchos años y no leen ningún libro, los que consideran que el amor se reduce al sexo. 

Peor son los que pasan de todo sin haber llegado a ninguna parte. Son manifestaciones de entontecimiento de la juventud que hoy tanto se cultivan y se aplauden.

(Amando de Miguel/ld.)

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