martes, 16 de enero de 2018

RAJOY Y RIVERA



 (En buena medida, es cierto. Ciudadanos no es Vox. Tiene comportamientos mejores que los del PP (en parte porque no ha gobernado), pero también otros muy similares.

No obstante, su discurso ha sido- en general- más combativo hacia los separatismos que el PP. Es más cómodo porque no gobierna, pero no podemos castigarlo por eso. En cualquier cado, los resultados en Cataluña muestran que la población 'constitucionalista' no confía en el PP. Y sí en Ciudadanos.

Hay, además, un hartazgo hacia el bipartidismo PP/PSOE. Llevan cuarenta años gobernando. Y la grave situación actual es responsabilidad suya.

Por eso se comprende, y es conveniente, un cambio. No un cambio a Podemos, que sería una catástrofe sino un cambio a Ciudadanos. No hay otra posibilidad real de cambio. Habrá que esperar, pero difícilmente será peor que PP/PSOE.

Esperemos que Rivera y su equipo tengan conciencia de la enorme responsabilidad que tendrán si llegan a gobernar España.)





MÁS MÉRITO DE RAJOY QUE DE RIVERA.


No es necesario reproducir el apabullante cúmulo de traiciones que, desde antes incluso de llegar a la presidencia del Gobierno, Rajoy ha perpetrado contra los principios y el electorado liberal-conservador de su partido para entender los incesantes reveses que esta formación cosecha en las elecciones y que le pronostican los últimos sondeos.

 Ahora bien, una cosa es que el desplome del PP rajoyesco sea merecido y otra cosa muy distinta que lo sea el espectacular auge que está experimentando Ciudadanos, formación a la que algunos sondeos ya sitúan como la más votada de nuestro país. Y es que, en honor a la verdad, y aunque no lo parezca, el partido de Albert Rivera, desgraciadamente, no se ha diferenciado en gran medida de esas irreconocibles políticas llevadas a cabo por el PP, y que han provocado el hartazgo de sus votantes.


A muchos nos horroriza los enormes niveles de endeudamiento, gasto público y presión fiscal a que nos someten, muy especialmente, nuestras sobredimensionadas Administraciones autonómicas; pero ¿qué diferencias de calado respecto del PP ofrece Ciudadanos en este u otros asuntos? Pregunten a los que han dejado o van a dejar de votar a Rajoy para votar a Rivera –entre los que me incluyo– y se darán cuenta de que en esa decisión pesa más el comprensible rechazo a lo que ha hecho el PP que el entusiasmo o la mera consideración positiva de lo que propone Ciudadanos.

 Y así podríamos seguir con la irreconocible política hídrica, antiterrorista, social y, aun en menor medida, con la que el PP ha llevado a cabo para afrontar la principal crisis que padecemos, que es la que afecta a España como nación y Estado de Derecho.
En este ultimo año, quinto del procés, con una segunda consulta secesionista y una declaración de independencia de Cataluña de por medio, es verdad que Ciudadanos parecería que ha recordado para qué nació, concediendo el protagonismo al combate de ideas contra el nacionalismo y dejando en un segundo plano la denuncia de la corrupción económica de los dos grandes partidos políticos; corrupción que, aun siendo grave, no constituye ni el principal problema de nuestro país ni, menos aún, la principal razón por la que los votantes del PP o del PSOE (incluso de Podemos) se han pasado a Ciudadanos.

 La formación de Rivera se ha beneficiado y se va a seguir beneficiando del hartazgo que provoca el nacionalismo, pero lo cierto es que Ciudadanos no se ha diferenciado en gran medida de unas formaciones como el PP y el PSOE, a las que en todo momento les ha parecido muy bien que el Estado auxiliara financieramente a través del FLA a una Administración en rebeldía como la catalana, embarcada públicamente desde hace años en un ilegal como carísimo proceso de ruptura.


Tampoco Ciudadanos –a diferencia de UPyD o de Vox– ha instado en el ámbito judicial la menor demanda contra los golpistas, a pesar de las clamorosas desobediencias y delitos perpetrados hasta la celebración del 1-O. Suya es también la irresponsabilidad de esperar a que los golpistas terminaran de perpetrar todos sus delitos anunciados –declaración de independencia incluida– para llevar a cabo una tan ridícula como tardía aplicación del artículo del 155 de la Constitución, orientada, para colmo del disparate, a celebrar unas nuevas elecciones autonómicas, que han devuelto el poder a los secesionistas.


Así las cosas, resulta una bochornosa adulación afirmar, tal y como ha hecho el coordinador general del PP, Fernando Maillo, en una entrevista en La Razón, que "el mayor activo que tiene el PP sigue siendo Rajoy". Lo cierto es que Rajoy, el desastre de Rajoy, sigue siendo el mayor activo de Ciudadanos. Ahora bien, el hecho de que el voto a Rivera pueda constituir un merecido voto de castigo a Rajoy no significa necesariamente que Ciudadanos sea una buena y real alternativa a este indeseable e irreconocible PP. Para eso, los de Rivera tendrán, decididamente, que poner más de su parte.


 (Guillermo Dupuy/ld.)

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