jueves, 27 de octubre de 2022

LA LEY TRANS-SOCIAL BALEAR

 

La ‘Ley Trans-social’ balear, paradigma del proyecto mundial de ingeniería social en curso

Por Gabriel Le Senne
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Un enorme proyecto de ingeniería social se está desarrollando a toda velocidad en todo el mundo. Y se desarrolla abiertamente, ante nuestros ojos, solo que oculto tras bellas palabras y al ritmo adecuado en cada país para que la gente lo vaya asimilando gradualmente, sin despertar hasta que sea tarde.

La columna vertebral de dicho proyecto es, por supuesto, la Agenda 2030, que con sus anzuelos de “hambre cero” y “erradicar la pobreza” ha cautivado a gente de buen corazón que no es capaz de ver lo que esconde, o que cree posible reconducirla hacia el bien. Vano empeño, porque fuerzas mucho más poderosas la conducen hacia el mal que encierra su mismo enunciado, como vamos viendo quienes aún nos evadimos del lavado de cerebro general y gregario.

Esta columna vertebral se concreta en una jungla de normas de desarrollo en cada país y región. En Baleares, se halla en tramitación parlamentaria el proyecto de “Ley de cooperación para la transformación global” (para abreviar, podemos llamarla ‘Ley Trans-social’, porque tiende a la transformación (corrupción) de nuestra sociedad -y de aquellas a las que ‘ayudemos’- en otras completamente distintas: peores, claro.

Baste destacar algunos fragmentos de la Exposición de Motivos del Proyecto de Ley, convenientemente glosados, aunque si les apetece analizar esta brillante muestra de la técnica legislativa de esta era desquiciada que nos ha tocado vivir, con su neolengua y su aparatoso y vacuo tecnicismo, les recomiendo hojear el texto completo, especialmente si son juristas (o masocas).

“(…) es evidente la necesidad de cooperar con una lógica de transformación social [declaración expresa de su intención de “transformar” la sociedad] que no solo se centre en las intervenciones en los territorios del Sur, sino que también contribuya a que las personas de las Islas tomen conciencia de estas desigualdades y de nuestra responsabilidad [declaración expresa de que no sólo se dirige a los ciudadanos ‘ayudados’, sino que también quieren ‘transformarnos’ a los isleños] en las causas de los problemas como ciudadanía global, y nos empoderamos y devengamos protagonistas de la transformación de esta realidad. No solo es el momento de cambios sistémicos, cambios profundos en el sistema de cooperación, sino también de un cambio de paradigma que transforme y supere el actual sistema capitalista, patriarcal, racista y colonial[he aquí la confesión de la “transformación” que pretenden: todo un cambio de paradigma, de sistema, conforme a las premisas que hasta hace poco sólo defendía la extrema izquierda].

“(…) es imprescindible redefinir nuestra relación con las voces del Sur [aquí además confiesan su proverbial cursilería]. Las acciones de cooperación basadas en el desarrollo economicista e impulsadas desde un pensamiento todavía colonial no contribuyen en absoluto a hacer justicia ni a transformar de raíz las causas de la situación que se vive en los países con los que cooperamos. Necesitamos coordinar y enredar las diferentes luchas sociales en un planteamiento transversal y también cuestionar nuestros propios privilegios. Traducción: no quieren ayudarles en el desarrollo económico (“economicista”), sino en las luchas sociales: o sea, socialistas. La antigua cooperación al desarrollo, ya de por sí muy criticable (lean a J.R. Ferrandis si lo dudan), será desde ahora cooperación al socialismo.

Estos nuevos planteamientos no surgen de forma casual. Existe desde hace tiempo una agenda internacional de acuerdos que encaminan las políticas institucionales hacia una nueva forma de asumir los retos globales.” “Sin duda, la hoja de ruta más clara que tenemos actualmente en este sentido es la Agenda 2030”. ¡Otra confesión! Ya no somos conspiranoicos: existe desde hace tiempo una agenda internacional. Ya no es hecho controvertido. Estamos de enhorabuena, porque ahorra muchas explicaciones.

La política balear de cooperación (…) pondrá en el centro la sostenibilidad ecológica y el empoderamiento de la agenda feminista y de sus organizaciones, dejando atrás visiones economicistas del desarrollo [sujeten sus carteras, ya saben: no tendremos nada pero seremos felices] en favor de la sostenibilidad de la vida de las personas y comunidades en relación con la naturaleza.” Ojo, que no es la sostenibilidad de nuestra vida, a secas, sino en relación con la naturaleza. Es decir, que si somos demasiados para la pobre naturaleza, toca reducir. Que es a lo que están. El cambio de paradigma está sobre todo y principalmente en pasar del humanismo cristiano, en que la persona es el centro, al materialismo ateo y la religión ecológica, en que el hombre es simplemente una especie más, y a menudo una plaga a tratar. Ya se habla de los derechos de animales y árboles, algo que habría causado irrisión a cualquier profesor de Derecho Civil I de mi época. Sólo la persona era sujeto de derecho. Es un cambio radical, efectivamente, de los principios más básicos de nuestra sociedad.

Vamos terminando: “En las Illes Balears disponemos de una red de entidades e instituciones [chiringuitos] rica [sobre todo rica, y más que lo va a ser, pero con nuestros impuestos] y diversa, que tiene un papel fundamental en la economía social y solidaria, en la consecución de los objetivos de esta ley y en la consecución de los ODS de la Agenda 2030

Del articulado de la Ley, infumable, y como se me alarga el texto, sólo destaco “la noción de ciudadanía global en el ámbito educativo”, o sea, adoctrinamiento globalista en las escuelas, y el art. 27, que me parece suficientemente ilustrativo: “Se consideran agentes vinculados con la transformación global aquellos movimientos sociales ligados directamente al feminismo, al ecologismo, a la defensa de los derechos humanos [se refieren al aborto], al antirracismo [Black Lives Matter y teoría racial crítica], los movimientos vecinales, culturales, de carácter social[ista], los vinculados a los movimientos migratorios y a la defensa del colectivo LGBTI.¡No falta uno! Una Ley para regarlos a todos. Una Ley para transformar la sociedad (¡global!) y atarla en las tinieblas del socialismo. ¿O debería decir globalismo? Me temo que son indistinguibles.

En fin: que VOX presentó una enmienda a la totalidad contra este engendro jurídico, pero todo el hemiciclo, PP y Cs incluidos, votó en contra.

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