jueves, 19 de enero de 2023

FURIA ABORTISTA

 

Furia abortista

Por Gabriel Le Senne

Llama la atención, por desproporcionada y furiosa, la reacción de la ‘opinión publicada’ ante la modesta medida anunciada por Juan García-Gallardo, ya saben: ofrecer escuchar el latido del nasciturus (si se puede seguir llamando así al no nacido). Hagamos un breve recuento no exhaustivo.

Primero y más importante: el Gobierno ha amenazado a Castilla y León con aplicar el artículo 155 de la Constitución. Sí, aquel que se aplicó por vez primera a raíz de la sedición de los separatistas catalanes, el 1 de octubre de 2017. Ése que en opinión de tantos juristas estaba redactado para no ser aplicado nunca. Bueno, pues parece que el PSOE le ha cogido gusto y es de 155 fácil. Se acabaron las autonomías… de signo contrario. Toda una declaración de intenciones (totalitarias).

Además, ha anunciado que recurriría la medida ante el Tribunal Constitucional. Casualmente, el flamante nuevo Constitucional, presidido por Cándido ‘el Malo’, ha decidido ponerse manos a la obra y resolver en primer lugar el recurso más antiguo pendiente: ¡el de hace trece años del PP contra el aborto! ¿Qué fallarán? Me puede la emoción… Disculpen la ironía, seamos serios, porque el asunto lo merece: comienza la reescritura de la Constitución, a través de su interpretación ‘constructivista’ (Balaguer dixit). En Estados Unidos llevan décadas con este debate y lo conocen bien. 40 años les ha costado deshacer el entuerto de Roe vs. Wade. En fin, estaría bien que el PP explicara qué sucedió con el CGPJ y el TC en plenas navidades, y cómo es posible que empecemos el año con Conde-Pumpido desguazando nuestro ordenamiento.

Sigamos con el recuento. El PP pide disculpas por la medida anunciada y asegura que en realidad no existe, pese a que el portavoz del gobierno autonómico estaba junto a su vicepresidente cuando la anunció. Los sorayos ‘reloaded’ se apresuran a criticar a Gallardo. ¡Cómo se le ocurre intentar cumplir su programa y el pacto de investidura!

De lo más llamativo, el portavoz del PP en Huelva, pidiendo “disculpas por su desafortunada equiparación entre aborto y asesinato”. El pobre creía estar en el mismo partido de hace trece años, y olvidó que el aborto ya no es un delito, sino un derecho de las mujeres. De las mujeres nacidas, claro. Las no nacidas son conjuntos de células; grumos, incluso: nada más que materia (desechable). Es el acto de traspasar el ‘canal de parto mágico’ y salir al exterior lo que te convierte en ser humano y te concede derechos en ese mismo instante, como en el célebre video paródico.

Sigamos. Federico y Herrera, ¡la COPE!, coinciden: esto es inoportuno. Distrae, ahora que teníamos a Sánchez acorralado con la suelta de violadores. No acabo de entender por qué, si esto distrae, le dedican la media hora de editorial. A lo mejor es que, no sé, quizás asumen lo que convenga al PP, y el PP asume ‘lo que diga el calvo’ (de Davos). Como el cambio de parecer del PP respecto a lo que mantenía hace unos años es bastante evidente, se refugia en lo de José Mota: el aborto hay que combatirlo, sí, pero hoy no: ¡mañana!

Perdón, que me he vuelto a poner irónico. Seamos claros: con esto se ha puesto de manifiesto, una vez más, que tanto el PP, como el PSOE, como la opinión publicada ‘sistémica’ —o sea, casi toda—, están todos a lo que diga el calvo, o sea, la plutocracia globalista. Y para ellos el aborto es intocable porque es indispensable para la destrucción de la familia —del matrimonio— y el control de la población mediante el fomento de la promiscuidad. Ya sabrán que Podemos acaba de registrar un documento en el Congreso de los Diputados para, literalmente, “fomentar las relaciones afectivas y sexuales sanas y consentidas de los niños y niñas”. Se agradece que por fin digan abiertamente lo que llevan haciendo décadas. Se sienten fuertes.

En fin. ¿Saben una oferta realmente indignante? A Jordi Sabaté, enfermo de ELA y activista en Twitter, una asistente social le ofreció la eutanasia. Ayudarle a morir dignamente, lo llaman. Ofrecer vida no debería escandalizar. Ofrecer la muerte, sí.

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