jueves, 6 de marzo de 2008

ERRORES DEL PP


6/3/2008.





ERRORES DEL PP.


Incluyo tres comentarios. El primero de Pío Moa, el segundo me lo ha enviado uno de los asiduos lectores del blog, y el tercero es mío.



A).

A fuerza de eludir la batalla de las ideas, el PP ha terminado quedándose sin ninguna. Con alguna razón se burla de él Zapo: “ustedes siempre van a rastras de lo que nosotros hacemos, poniendo obstáculos y pegas, para terminar aceptando de mala manera nuestras iniciativas, sean los nuevos estatutos, el matrimonio homosexual, la ley de paridad o casi cualquier otra cosa. Son ustedes puramente negativos”. El PP se ha convertido en un partido que no defiende nada propio y claro, excepto su aspiración a ganar poder presumiendo de una gestión económica mejor y promocionando el inglés. Ah, y la igualación del número de hombres y mujeres en el mercado laboral, otra idea muy zapesca. Sus votantes le atribuyen, además, ideas firmes en cuanto a la unidad de España, la defensa de las libertades o la lucha contra el terrorismo, pero ni siquiera eso está muy claro: no solo ha imitado el estatuto catalán, sino que ha aplicado en Galicia y Valencia políticas de enseñanza muy similares a las de los separatistas y anunciado su voluntad de entenderse con ellos para gobernar… Sin duda algunas corrientes dentro del partido defienden la democracia española, pero otras no, y estas no solo diluyen el mensaje, sino que parecen hegemónicas en el partido.

El PP, pues, vive de unos votantes que en su gran mayoría quieren y defienden la unidad de España y las libertades, y son sensibles a los peligros que estas sufren, los mayores desde la época del Frente Popular. Ante la situación, los jefes del PP podían haber optado por una campaña de denuncia, explicación del peligro y planteamiento de alternativas claras, tratando de ganarse a la masa de población anestesiada por la demagogia, en el fondo simplona, de la izquierda y los separatistas. En cambio ha elegido una política de “bajo perfil”, evitando defender con energía cualquier postura, imitando muchos rasgos de la política de Zapo y colaborando así a desmovilizar a la sociedad. Con esta línea de acción ha buscado no alarmar a las izquierdas más extremistas y ganarse a un sector intermedio de votantes indecisos, a quienes suponía interesados únicamente en el bolsillo. La crisis económica ha venido en su auxilio, pero sospecho que no será suficiente.

A esta política, completamente alejada de los peligros y retos reales, suele llamársele centrismo, y se completa con el futurismo, consistente en huir del pasado, esconderlo y perderse en divagaciones ni siquiera estimulantes sobre el porvenir. Dos auténticas enfermedades morales, a mi juicio. Si el PP gana las elecciones no será gracias al voto de los ciudadanos supuestamente afectos al bajo perfil, sino al de la gran masa que mira con horror la posibilidad de que Zapo continúe su labor siniestra. Y si pierde se deberá justamente a ese centrismo y futurismo, que ha permitido a los liberticidas maniobrar a su gusto, arrebatando al PP cualquier iniciativa.

Si el PP pierde no quiero ni imaginar su depresión de ánimo y peleas internas. Coincidiendo en eso con quienes dan prioridad absoluta a desplazar a Zapo, solo puedo expresar mi deseo de que gane Rajoy, aunque sea por poco, y de que UPD y Ciudadanos salgan como fuerzas capaces de sustituir a los separatistas en cuanto a la gobernación del país. Gane quien gane, será preciso un movimiento de regeneración democrática.
----------------------------------------------------------------------------

B).

SR. URBINA:

Es inconcebible la cantidad de fallos que puede acumular un partido político en menos de un año y para más inri, estando en la oposición de las principales instituciones de nuestras Islas.

El Partido Popular en Baleares, en dónde todavía se repite que se ganaron las pasadas elecciones autonómicas y municipales, se lleva la palma de despropósitos.

Todavía no se ha dado ninguna explicación al 47% que lo votó, de lo ocurrido, con el consiguiente cabreo sordo del personal, que de una manera u otra pasará factura. Solemos aguantar mal el desprecio de los de arriba, cuando ignoran o desconocen la historia de nuestra sociedad, de manera recurrente.

Lo primero que se pidió, después del desastre de los comicios referidos, fue una definición o concreción de los principios del partido.

El motivo de la solicitud se debía a poder paliar cuanto antes, el despiste infundido en las bases, por las iniciativas emprendidas sobre todo durante la campaña de Jaime Matas y meses anteriores.

La respuesta de los dirigentes locales fue que sí, que había que hacerlo.

¿Y el resultado? Todavía lo estamos esperando y seguro que si lo hay, no será antes de las próximas generales.

Como decía mi señora madre, Dios nos coja confesados.

Atentamente,

FERNANDO SANTAYANA

Palma de Mallorca, 5 de Marzo de 2008

-------------------------------------------------------------------------------------

C).

GRAVE ERROR DEL PP.

El PP garantizará por ley la enseñanza en castellano pero en menor porcentaje en las zonas con lenguas cooficiales. O sea, tendrá en cuenta la ‘realidad lingüística de cada zona’. En consecuencia, en las comunidades con lenguas cooficiales el castellano tendrá un porcentaje menor.

El PP prohibirá el uso del velo en la escuela salvo en Ceuta y Melilla ‘por su realidad local’.

Grave error del PP. ¿Por qué? Porque decide su política en función sociológica y no en función normativa. Dicho con otras palabras. En vez de reflexionar sobre lo que está bien y lo que está mal, en vez de mostrar firmeza en los principios que, supuestamente, defiende, cede a la realidad social, a lo que hay. Y que no se diga que en política prima el ser pragmático. Ya lo sé. Pero hay límites. Y si los propios principios no son un límite. ¿Qué lo será?

Pongamos un ejemplo. Supongamos que en un lugar lejano y lluvioso, al que llamaremos ‘El valle metafísico’, las gentes se afanaban en sus cosas, como es lo normal y tenían sus pequeñas diferencias, como es habitual. Pero un día, apareció en público un grupo de jóvenes decididos (se dice que estaban apoyados, en la sombra, por otros no tan jóvenes) que anunciaron que la situación en la que vivían era insostenible y que no permitirían más la opresión extranjera. Eso decían. Casi nadie daba crédito a lo que estaba oyendo. La mayoría creyó que estaban de broma o habían bebido de más.

El hecho es que algunas personas, en días sucesivos, se decidieron a criticar, especialmente en los bares y en la plaza pública, los discursos de este grupo airado. A los pocos días, los coches de las personas que habían criticado se encontraron calcinados. Al principio se creyó que era casualidad. Pero no. Con precisión, casi militar, los discrepantes sufrían agresiones físicas, o apedreaban sus casas o calcinaban sus coches.

Al cabo de una década, más o menos, la mayoría de gente estaba atemorizada. Era la nueva realidad. Casi nadie se atrevía a criticar el discurso, antes incomprensible y absurdo, de los airados. Pues bien, un partido político implantado en todos los territorios del país (llamado, ‘Este País’), incluido ‘El valle metafísico’, anunció que no permitiría que el miedo atenazara a estas buenas gentes y que el grupo airado campara por sus respetos. Eso sí, dijo que respetaría ‘la realidad local’.

También dijo que garantizaría que en las escuelas se enseñara libremente lo que ayude a la buena formación de los niños y adolescentes, en las lenguas usuales. Eso sí, dijo que tal cosa se haría teniendo en cuenta ‘la realidad ideológica y lingüística de cada zona’. Al oír esto, diversos grupos de vecinos que se habían reunido en la plaza con semblante animoso, dejaron de sonreír. Sus arrugas se hicieron más visibles. Y alguna lágrima, incluso, veló sus ojos, ya cansados y tristes de tanto ver y padecer la realidad de la zona.

En su intento de justificar la racionalidad del Estado, dijo Hegel: ‘Lo que es racional es real, y lo que es real es racional’.

Un partido que, en vez de defender la libertad de los ciudadanos, acepta una realidad construida, en los ‘territorios comanches’, a golpe de discriminación, sectarismo y coacción, es un partido que ha perdido la vergüenza democrática. Y el valor que ha de tener para representar, dignamente, a los ciudadanos. Ya no vale con decir (aunque sea cierto) que los del PSOE son peores. Lo son. Pero esto no es excusa para renunciar a lo que es irrenunciable. Los políticos del PP no se merecen a sus votantes.

Como es sabido, Chamberlain decidió dialogar con Hitler. Es cierto, tenía la presión de las masas que querían ‘la paz’. Después del fracaso de las conversaciones, Churchill le dijo estas conocidas palabras: ‘Habéis perdido el honor. Ahora no tendremos paz, ni tampoco el honor’. Así fue.

Pero el Partido Popular no aprende. Sus cesiones y concesiones a ‘lo real’ no traerán la paz. Al contrario, ni los socialistas ni los nacionalistas le darán tregua. Y, además, habrá perdido el honor, si en esto consiste el abandono de los propios principios.

Sebastián Urbina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Urbina: ¿ud. no considera el poder hablar la lengua materna un derecho de las personas en cuyos territorios se hablan dos idiomas oficiales? Porque desde luego, si el catalán o mallorquín no se enseña en Mallorca, ¿con quién van a poder hablarlo esas personas, con la pared? o con ellos mismos?
Es normal que se potencie una lengua si está desfavorecida. Eso de que no hay lenguas propias de un territorio...pues muy bien, de acuerdo, si quiere lo llamaremos la lengua propia de las personas que habitan un territorio.

Sebastián Urbina dijo...

No es que yo quiera. Es que las lenguas son de las personas. Decir que una lengua es 'propia' de un territorio es una barbaridad, si se toma en sentido estricto. Esto es lo que cree mucha gente. Y no sólo de la izquierda.

¿Tiene importancia la distinción? Por supuesto. Primar al individuo o primar territorio. Yo prefiero vivir en una sociedad política en la que el individuo sea el referente principal. El individuo y sus derechos y obligaciones. Todas las doctrinas totalitarias, colectivistas y antiliberales han rechazado o minusvalorado la primacía del individuo, en favor del 'colectivo' u otras entidades colectivas. Por eso es tan importante no confundir las cosas.
Y, por supuesto, considero que es un derecho poder hablar la lengua materna, que es lo que no sucede en Cataluña con el castellano, por ejemplo. Los nacionalistas periféricos se comportan de forma parecida a Franco. Ambos trataron de excluir la lengua que no querían. Con una importante diferencia. Franco no era demócrata. Los nacionalistas periféricos dicen que lo son.