jueves, 13 de enero de 2011

EDUCACIÓN A LA ESPAÑOLA.













¿Por qué las madres chinas son superiores?»
. Este es el título de un polémico ensayo publicado en «The Wall Street Journal» el pasado sábado.
Desde ese momento, se convirtió en el artículo más leído y comentado de la historia de la web, con más de 36.000 post de sus lectores y compartido por más de 184.000 amigos en Facebook.
¿Pero sobre qué trata este tema que ha levantado tanta polvareda tanto en Oriente como en Occidente?
Su autora es Amy Chua, una profesora de Derecho en la Law School de la Universidad de Yale, que pretende enseñar al resto del mundo cómo su método educativo, y el del resto de madres orientales, ha logrado convertir a sus hijas en pequeños genios de las matemáticas y la música.

Una tigresa por madre
Si las madres españolas son dulces cuidadoras, aprensivas y protectoras con sus hijos incluso cuando son mayores, las madres chinas son exactamente lo contrario.

Siguiendo la metáfora que sugiere el título del libro de Chua, «Himno de la batalla de la madre tigre», las madres chinas serían tigresas y las madres españolas gallinas cluecas.
Según la autora, es la coacción la que lleva a la excelencia. Es por eso que el método educativo chino se basa en una disciplina férrea, con un rigor y una severidad elevada a la enésima potencia y que ha puesto en práctica con sus dos hijas, Sophie Louisa.
¿Es demasiado?, «Incluso hasta cuando los padres occidentales piensan que han sido severos con sus hijos, su actitud no es para nada comparable con la de las madres orientales», reconoce Chua.

Sin comer ni beber hasta ser la mejor
Esta madre enseñó a su hija Louisa a tocar el piano cuando ella tenía siete años al ritmo de «El burro blanco pequeño» de Jacques Ibert, una pieza muy complicada para una niña porque «las manos deben tocar ritmos completamente diferentes en un modo esquizofrénico».
Lulu (como llaman a Louisa) no era capaz de tocarla. Ni siquiera después de una semana de práctica sin parar ni un minuto. Es en este momento cuando la madre tigre saca sus garras.
Le escondió su casa de muñecas y le amenazó con no darle ni de comer ni de cenar además de no hacerle ningún regalo por Navidad y de prohibirle celebrar una fiesta de cumpleaños durante dos, tres y cuatro años consecutivos si no se aprendía la pieza. La ofendió, también, llamándole vaga, cobarde, patética y debilucha.
Ni siquiera la mediación de su marido Jed pudo parar a la madre tigre, que está «dispuesta a ser odidada». Después de días de trabajo incesante en una casa convertida en una «zona de guerra», Lulu se aprendió la canción.
Chua cree que los padres occidentales se preocupan mucho por la autoestima de sus hijos pero «esto se convierte en un arma de doble filo cuando los niños tienen que ponerse delante de un obstáculo».
El método chino es aprobado por aquellos que creen que la «permisividad de los países occidentales es excesiva». Lo cierto es que este tema «caliente» ha tocado temas sensibles como la educación de los hijos, las diferencias culturales y el nacionalismo.
La polémica está servida... ¿Usted qué opina?

El decálogo de la educación perfecta incluye:

1 comentario:

UVA dijo...

Ese decálogo me parece una aberración, pero si estoy de acuerdo con la educación exigente de la madre tigresa china.

Veo cómo educan hoy las parejas jóvenes y me da verdadera pena.

¿Qué tipo de hombres y mujeres van a sacar si se les elimina cualquier posibilidad de esforzarse? ¿Cómo van a madurar si no saben lo que es el sufrimiento?

La vida enseña a palos. Lo sabemos todos los que hemos cumplido ya unos cuantos años, y quienes no están dispuestos a asumir los palos, pasarán por la vida sin enterarse de nada. Ese, lamentablemente, es el destino que les espera a todos estos españolitos del futuro a quienes nunca se les dará una bofetada para no traumatizarles, ni se les hará ver que su amigo Pepito es mejor que ellos porque trabaja más; ni tendrán notas ni puestos en el colegio para que nunca exista "el último de la clase".

¡Angelitos! ¡Cómo se les va a acomplejar con semejantes métodos franquistas!

Y yo me pregunto, ¿qué hubiera sido de D Santiago Ramón y Cajal si no le hubieran suspendido dos veces seguidas en Histología?