lunes, 8 de agosto de 2011

SOCIEDAD MENOR DE EDAD


  • LA CRISIS ESTÁ AFLORANDO UNA SOCIEDAD ENFERMA.
  • Es muy interesante, a la vez que preocupante, contemplar el fastuoso espectáculo que se está produciendo en nuestra autonomía como consecuencia de la brutal crisis económica que ha generado con entusiasmo el anterior Govern, acelerando, más aún si   cabe, el progresivo proceso de infeudación de la sociedad civil en la sociedad política en unos términos sorprendentes habida cuenta la tradición “liberal” de nuestro sistema económico.

  • De entrada, nos estamos percatando de la primacía del sector público muy por encima del sector privado. De una forma reptante, y en lo que llevamos de autonomía, se ha generado una situación de dependencia del sector privado respecto del sector público. Las consecuencias están resultando brutales: si admitimos que el sector público en España- y en Baleares- representa casi, o sin casi, el 50% del PIB, está claro que si quien representa este formidable porcentaje entra en suspensión de pagos o en quiebra- que es lo que está ocurriendo- los efectos multiplicadores sobre el conjunto de la economía son escalofriantes.

  • Me da la impresión de que no habíamos caído en esta profunda perversión de nuestro sistema económico, de nuestro sistema productivo y de nuestro sistema moral. Obsérvese, por si alguien duda de lo que pasa y nos pasa, el comportamiento de los distintos sectores sociales frente a las instituciones: los actores privados se están movilizando de acuerdo con lo que prescriben los manuales de sociología: cada sector afectado se organiza y se convierte de forma descarada en un “grupo de presión”. Los medios de comunicación están rumiando sus estrategias para ser la excepción   en la política de austeridad que se ve obligado a practicar el Govern. Los catalanistas están perfilando todo un programa de agit prop para no perder su modus vivendi emanado de las instituciones. Los editoriales- espcialmente del DM y de los periódicos de Serra, se mueven- de momento- en el plano ambiguo del “ si, pero…”, algo así como la cuadratura del círculo: bien está la austeridad pero sin pasarse. Sectores como la sanidad, la educación o la farmacia están en pié de guerra ante los recortes e impagos que se avecinan o que ya han comenzado a practicarse. Los sindicatos aventuran de forma poco disimulada un “estallido social” si se toca lo que llaman el “estado de bienestar” que, en realidad, es, en buena parte, el “estado de la sopa boba”. Y hasta las patronales no están dispuestas a soportar que la suspensión de pagos de las instituciones afecten a los empresarios o que el Govern no pilote- y financie- la promoción turística. Encima, un Govern, lógicamente aterrorizado por el panorama heredado, templa gaitas y combina promesas y afirmaciones irreales con la cruda realidad de la falta de dinero.

  • Es algo peor que una sociedad en quiebra: es una sociedad sencillamente enferma, que ha dejado de ser “liberal” para ponerse en manos de la incompetente socialdemocracia, representada por la munificencia de las instituciones, que son las que nos han llevado al desastre. Yo no sé si los nuevos inquilinos del poder autonómico son conscientes de que no estamos, sólo ni principalmente, ante un apuro, sino ante una crisis agónica que o evoluciona hacia una saneamiento estructural de la sociedad o acabará   sencillamente en la ruina.

  • Se está prodigando una solemne bobada que proclama que “la democracia en crisis se cura con más democracia”. No, señores: la democracia, en su versión socialdemócrata, sólo se cura con más liberalismo, es decir, con una reducción del sector público, no sólo en su capacidad de gasto, sino en su capacidad de intervención, que ha convertido una sociedad vital, liberal, que lo debía todo a su esfuerzo y sentido del riesgo en una sociedad estatodependiente. Dicho con otras palabras, hay que recuperar un sector privado que sea, de verdad, privado y no un sector subsidiado, directa o indirectamente, que es lo que está ocurriendo ahora, por el sector público.. Si el PP en el poder es capaz de comprender cuál es el reto que está planteando la crisis económica- que no es sólo ni principalmente un problema de  “tesorería”- y obra en consecuencia, habrá rendido un soberbio servicio a nuestra sociedad. (Antonio Alemany/LB)
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  • En este acertado y fino análisis de A. Alemany, habría que añadir la nefasta educación que reciben nuestras jóvenes generaciones. De la mayoría de los centros de enseñanza y de la mayoría de papás y mamás. O sea, cultura de pasarlo bien, que son dos días. Quitarle la autoridad al profesor. Pasar curso aunque no se haya estudiado. No a la cultura del trabajo y del esfuerzo. No al mérito, porque nos hace desiguales. Sacralización de la igualdad a la baja, resultado inevitable del igualitarismo. Una de las enfermedades de la izquierda. O sea, creación institucional y familiar de niñatos mimados y protestones, dispuestos a chupar de la teta familiar y/o de la teta estatal. En vez de ayudar a la creación de ciudadanos libres y responsables.
  • Sebastián Urbina.

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