NO PODEMOS ESPERAR MÁS.
Leo, en un artículo de Federico Jiménez Losantos (El Mundo), la siguiente frase:
'Ni un euro para las Autonomías desleales con el Gobierno Central'.
Hace poco, en este mismo blog, citaba a Alberto Recarte diciendo que las Autonomías que chuleen al Gobierno Central no deben recibir ayudas. Que suspendan pagos y que espabilen.
Pues bien, desde este modesto blog llevo tiempo escribiendo en una dirección parecida. España no puede sostenerse con gobiernos autonómicos (separatistas antiespañoles) que actúan de forma desleal, victimista y chantajista. Y no reciben castigo alguno por su infame comportamiento. O se corta esta conducta, o nos vamos (en poco tiempo) a una situación parecida a la de Grecia.
Dada la culturilla progre que domina en España (gracias a la izquierda, la mayoría de los medios de comunicación y el estúpido complejo de la derecha), se ha visto bien (progresista) vaciar las competencias del Estado Central (lo diga o no la Constitución) en favor de los Autonomías. Incluso, por supuesto, las Autonomías con gobiernos separatistas. El resultado es un gobierno central débil y unas Autonomías fuertes que se comportan como chulos de barrio.
Esta desgracia ya es bien conocida en el extranjero. ¿Qué opinión puede merecer un país cuy gobierno central no puede embridar la irresponsabilidad derrochadora de los políticos autonómicos? Pues una prima de riesgo de 635 puntos. O sea, una desconfianza total hacia la solvencia de España. Una catástrofe.
Dos cuestiones para terminar. Lo ideal sería un pacto de Estado de los dos grandes partidos para coordinar actuaciones a nivel nacional y terminar con el chantaje de los separatismos antiespañoles. Desgraciadamente, no creo que los socialistas tengan suficiente sentido de la responsabilidad. Prefieren y preferirán 'incendiar la calle' (o aprovecharse de los que la incendian) para sacar provecho propio. Esto es típico de los socialistas. Para qué voy a poner calificativos.
Aún así, el gobierno popular, con mayoría absoluta, debería hacer lo que debe hacer, tanto si recibe apoyo del PSOE como si no lo recibe. Que la izquierda incendie la calle si quiere, y que los ciudadanos decidan lo que prefieren. Apoyar a los incendiarios o aceptar las drásticas medidas para adelgazar el Estado y reformar el Estado de las Autonomías. Aunque los políticos (al menos los populares) deben dar ejemplo de austeridad para tener autoridad moral. Reducir sueldos, eliminar coches oficiales y otras prebendas. Pero los populares no pueden dejar de tomar las medidas drásticas necesarias, a la altura de la gravedad de las situación.
Entre otras, reformar la ley electoral para impedir una injusta sobrerrepresentación de los separatistas. Su voto vale por tres de un español que no vive en los 'territorios comaches'. Inadmisible. Y tiene que rescatar, para el Estado Central, las competencias de Justicia, Sanidad y Educación.
Por ahí se empezará a dar confianza a los mercados. Podríamos recortar significativamente el gasto público y mejorar la coordinación entre las diferentes territorios de España. Mejorando la seguridad jurídica y reforzando la unidad del mercado nacional. Y dar una imagen de orden. Que aquí no va cada uno por su lado. Que hay un gobierno central que ejerce como tal. Aunque los separatistas antiespañoles se rasguen las vestiduras.
O esto, o Grecia. De iure o de facto. Y con nuestras características propias, faltaría más.
Sebastián Urbina.
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SÓLO UN EJEMPLO.
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SÓLO UN EJEMPLO.
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