jueves, 12 de julio de 2012

HAY QUE SER TONTO

 HAY QUE SER TONTO.

 





HAY QUE SER TONTO.


Mientras los ciudadanos de los demás países europeos se sienten orgullosos de sus respectivos países, no solamente como consecuencia de éxitos deportivos, sino con motivo de cualquier acontecimiento del tipo que sea, en España, gracias a la mediocridad, política y moral, de la mayoría de los políticos, la nación española ha sido, constantemente, devaluada e ignorada. 

O, incluso, escarnecida. Recordemos, a título de ejemplo, las 'aficiones del Barcelona y Atlético de Bilbao en la final de Copa de fútbol. Estos malnacidos pitaron al himno nacional. Pero, en general, ni la clase política ni los periodistas reaccionaron de forma contundente. Eso sí, el en supuesto de que ciudadanos españoles hubieren pitado el himno catalán o vasco, se hubiese producido un rasgamiento generalizdo de vestiduras. O sea, malnacidos y gilipollas a doquier.

Para muchos españoles (que lo son aunque no quieran, a pesar de no merecerlo), es de mal gusto exhibir la bandera española (excepto si ganamos algún campeonato) o tararear el himno nacional (ya que no tenemos letra, para vergüenza de los políticos, si supieran qué es) porque lo 'moderno' es diluirse en Europa y, al mismo tiempo, ceder casi todas las competencias a las Autonomías. Incluídos, por supuesto, los 'territorios comanches'. O sea, dar más poder , dinero y competencias a los separatistas antiespañoles. ¿Hay alguien que, todavía, no se ha enterado?


En cuanto a los ciudadanos, podríamos distinguir (a grandes rasgos y con trazo grueso) a los progres, antisistema y rojerío, en general, que se ríen de España. Es de mal tono 'sentirse español'. A diferencia de lo que sucede en los demás países. En ellos, es lo más natural que un francés, por ejemplo, 'se sienta francés'. Incluso si es socialista. ¡Entérense! Lo que muestra que, en términos de campeonato, la izquierda española es la más gilipollas de Europa.

Pero, es cierto, no toda la izquierda se avergüenza de ser español. Lo que sucede es que, cuando no se avergüenza, lo dice con la boca pequeña. ¡No hay que exagerar!¡No hay que pasarse!

Luego están los 'de derechas' (por simplificar las cosas), que podríamos dividir entre los 'acomplejados' y lo que no lo están. Los primeros dan pena. Quieren parecer progres. Es mejor no decir lo que pienso de ellos. Pero es malo. En el Partido Popular hay mesnadas de gente así.


Luego están los que defendemos España (su unidad, no su uniformidad) y su Constitución. Tengo la esperanza de que todos ellos sean conscientes de que la culturilla dominante va en contra de España y su Constitución. De hecho la Constitución ha sido 'vaciada' de las competencias centrales. Más de lo que permite la propia Constitución. El Tribunal Constitucional, entre otros, ha ayudado en esta labor progresista de desmantelamiento. O sea, el gobierno central se ha empequeñecido y las Autonomías se han engrandecido para mayor gloria de los Reinos de Taifas. Con los perjuicios que cualquiera, con dos dedos de frente, puede ver.

Sólo un ejemplo para no deprimirse. Hay 17 legislaciones contra los incendios. Cada uno la suya. ¡Faltaría más! Da vergüenza, pero así es.

Termino para dejar constancia de dos cosas. La primera es mi profundo desprecio para todos aquellos que, directa o indirectamente, hacen esta labor en contra de España y lo que representa. Principalmente, aunque no exclusivamente, mi desprecio va dirigido a los políticos, con las mencionadas excepciones. 

La segunda es que estas actitudes antiespañolas facilitan y aumentan nuestra debilidad, interior y exterior. Es decir, si todos los ciudadanos de los países europeos fuesen tan idiotas como una parte importante de los ciudadanos españoles, la cosa no sería tan grave. Todos habríamos decidido 'disolvernos'. Desaparecería España, Francia, Alemania, etcétera.

 Pero no, los demás defienden con orgullo a sus países. Aquí no. Aquí, lo más guay es defender orgullosamente a Cataluña, Vascongadas, Valencia, Andalucía, Extremadura, Galicia, etcétera, etcétera. No España. O sea, provincianos con boina. Los más ridículos (ya me entienden) con infulas de grandeza. O sea, tontos del culo. Lo malo es que lo pagaremos todos. En realidad, ya lo estamos pagando.

¿A qué espera Rajoy para meter mano en el insostenible modelo de Estado?

Sebastián Urbina.

No hay comentarios: