martes, 31 de julio de 2012

SUPERACIÓN IDEOLOGÍAS







 





Explica los ajustes en el Congreso

Montoro: "¡Déjese de retórica de izquierdas. Esto supera las ideologías!"

pablo montesinos
"Es el momento de decir las cosas claras", asegura el ministro de Hacienda. Rajoy se ausenta del debate. "No hay dinero", afirma con gran crudeza. (ld).

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ESTO SUPERA LAS IDEOLOGÍAS.

Esto es lo que respondió el Ministro Montoro ('Esto supera las ideologías') a Pérez Rubalcaba en el Congreso. Y añadió: ‘Déjese de retórica de izquierdas’.

Pues no. Lo que pasa, lo que ha pasado y las propuestas que se hacen no superan las ideologías. El intervencionismo, o sea, que el Estado meta las narices en la vida de los ciudadanos y trate de controlar todo lo que pueda y un poco más, responde a una ideología típicamente de izquierdas.

Esto no significa que podamos dividir el mundo político en dos partes claramente diferenciables, derechas e izquierdas. No, porque la realidad política es más compleja y hablar de ‘buenos y malos’ es una simplificación. Pero es fácil y entendible por la gente. Por eso tiene éxito. Pero no representa fielmente, ni de lejos, a la realidad.

Este prolegómeno intenta mostrar que ‘la derecha’ también es intervencionista, aunque no lo sea con la misma intensidad que ‘la izquierda’. ¿Por qué la derecha también es intervencionista? Porque la cultura de izquierdas domina en los ámbitos culturales. En los medios de comunicación. En la enseñanza, en general, y en la Universidad, en particular. Y la derecha trata de copiar, al menos en parte, el discurso ‘buenista’ de la izquierda.

¿Por qué ‘buenista’? Porque se supone que a mayor intervención del Estado, mayor protección del ciudadano. Típico de izquierdas. En cambio, la derecha malvada, se despreocupa de los débiles. Esta simpleza es creída (por eso la repite la izquierda) por millones de votantes. De ahí que la derecha trate de demostrar que son tan ‘sociales’ como la izquierda. Y gastan todo lo que pueden. Con el dinero ajeno, por supuesto.

Por eso, el debate no supera las ideologías. Tanto Montoro como Pérez Rubalcaba se mueven dentro de la misma ideología político-económica: la economía de mercado. No hay otra. Al menos por ahora. La izquierda ha fracasado estrepitosamente al intentar aplicar su modo de producción socialista.

La diferencia es que Pérez Rubalcaba (o bien la izquierda, en general) desprecia la economía de mercado, aunque la gestiona (en versión intervencionista) cuando tiene el poder político. Y su intervencionismo enfermizo se hizo patente (entre otros muchos ejemplos) en el  despilfarro idiota e irresponsable de Zapatero, siendo Rubalcaba su mano derecha. Perdón, izquierda. O sea, manirrotos.

La derecha (con excepciones como Esperanza Aguirre) está acomplejada, y procura gastar tanto como la izquierda. Para que no digan que no nos preocupamos de los débiles. Para que no digan que solamente la izquierda es solidaria.

Con otras palabras, la derecha (teóricamente) se acerca a una política económica de tendencia liberal más que la izquierda. Ya se sabe que la izquierda, normalmente, maldice el liberalismo y el neoliberalismo que nos invade. La consecuencia (teórica) es que el intervencionismo en la derecha es menor que en la izquierda. Pero, como he dicho, hay muchos acomplejados en el PP, que gastan a manos llenas para mostrar que son más solidarios que nadie. Estos comportamientos difuminan la diferencia (muchas veces más teórica que real) entre una tendencia liberal (que debería ser ‘de derechas’ y otra intervencionista (que debería ser ‘de izquierdas’).

Por eso Montoro, en vez de hablar de ‘superación de ideologías’, debería llevar adelante políticas económicas (dentro de las limitaciones que implica pertenecer a la zona euro) más liberales. Por convencimiento. Y si no está convencido, el Partido Popular debería proclamar, abiertamente, que se ha transformado en un partido socialdemócrata.

De este modo, los ciudadanos sabrían que son dos caras de la misma moneda. En el bien entendido de que una política económica liberal no puede serlo al cien por cien. Pero sería exigible que se notara mucho más la diferencia entre la llamada izquierda (buena, solidaria, generosa y algunas cosas más) y la derecha (insolidaria, especuladora, e insensible al dolor ajeno). Esto si uno es imbécil.

Si no es imbécil sabe que no es cierto. Pero, aquí y ahora, la elección está entre los ‘malos’ (los populares) y los ‘peores’ (los socialistas).

Los ‘malos’ son malos porque vacían los bolsillos de los ciudadanos y reforman un poquito una estructura estatal que no se puede mantener por más tiempo. Excepto Esperanza Aguirre, Vidal Cuadras y unos cuantos más. Los ‘peores’ son peores, porque reclaman más de lo mismo. Es decir, más gasto público, que es uno de los motivos de la grave situación que estamos sufriendo. Y, encima, dado que no  creen en España (Zapatero es el penúltimo ejemplo) son partidarios de ‘vaciar’, todavía más, las competencias del gobierno central y transferirlas a los Reinos de Taifas.

La cosa está mal. La clase política ha sido, y sigue siendo (con las excepciones de rigor), muy  negativa para España y los españoles. Pero este es el personal que nos manda.

Sebastián Urbina.

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