martes, 30 de junio de 2015

NO SEA TAN IMBÉCIL



 (No sea tan imbécil. Es bastante probable que un hombre sea un poco imbécil con una mujer atractiva, pero si todavía conserva un poco de dignidad puede suavizar esta dependencia.

 

Para empezar no tiene que creer- a pesar de la sistemática propaganda de feministas, alternativos/as, e izquierda de progreso- que los hombres somos gentuza repugnante. No lo crea. Tampoco crea que somos casi acosadores-violadores y guarradas por el estilo. Prácticamente culpables de todo aún sin pruebas.

 

Una vez que ha enviado a estos progres non stop al baúl de los recuerdos- finura de llama la figura- trate de aceptar la naturaleza, pero dentro de limites. Somos- mujeres incluidas- animales con una doble naturaleza, natural y social. La social muchísmo más sofisticada que la de cualquier otro animal no humano.

 

Si a pesar de todos los pesares se le cae la baba ante una mujer atractiva y es incapaz de comportarse como un hombre- por ejemplo John Wayne o cualquier otro facha por el estilo-, arrodíllese, suplique y haga el ridículo a manos llenas. Es su problema. No recogeré sus despojos si le veo tirado en la calle. O vaya de putas. Profesionales.

 

No tiene más alternativas. O mantener una cierta dignidad porque quiere poderse mirar al espejo sin avergonzarse de sí mismo, o arrodillarse y aceptar patadas en el culo, o ir de putas. Profesionales.

 

Que tenga suerte.

 

Repito. No crea la propaganda progre/feminista de que los hombres somos gentuza despreciable por el hecho de ser hombres. No nos crearon los Reyes Católicos, ni Franco. Se lo juro.)


 

 

 

Ciencia

Una mujer guapa puede anular la capacidad de un hombre para pensar racionalmente

ABC.ES@abc_es / MADRID
Día 30/06/2015 -

Un estudio ha desvelado que los varones están dispuestos a aceptar tratos nada ventajosos para ellos si se los solicita una chica atractiva.


 


Las chicas guapas tienen algo especial que hace que los hombres se vuelvan locos. Esta es una teoría que todos conocemos desde siempre pero que, hace unas pocas jornadas, se ha corroborado gracias a un estudio publicado en la revista especializada «Frontiers in Neuroscience». En él, un grupo de psicólogos asiáticos ha desvelado que las mujeres atractivas pueden hacer que los varones dejen de pensar de forma racional y acepten ofertas que no les reportan ningún beneficio.


Así pues, los expertos consideran que la belleza femenina tiene la capacidad de hacer que el cerebro pierda momentáneamente la conciencia de la justicia y la injusticia. «La gente se comporta muy bien con las personas atractivas. Eso se sabía. Ahora, este estudio revela que las personas también son más tolerantes hacia las personas atractivas cuando se comportan 'injustamente', lo que sugiere que las personas atractivas pueden ser más egoístas en su vida porque su belleza hará que les perdonen», explica el psicólogo Anthony Little en declaraciones exclusivas al «The Huffington Post».


Para llegar a esta conclusión, los expertos solicitaron a 21 estudiantes masculinos de una universidad china que vieran 300 fotografías de mujeres asiáticas (la mitad de las cuales habían sido calificadas como atractivas y, el resto, como poco atractivas por un grupo externo).


Tras observar cada instantánea, se les pidió que decidieran si repartirían una pequeña suma de dinero con cada una (en algunos casos, de forma justa y en otros, de forma injusta). Todo ello, midiendo sus ondas cerebrales y sus tiempos de respuesta.


¿Cuál fue la conclusión? Según explica el estudio, se determinó que, cuando las chicas eran atractivas, la respuesta era siempre afirmativa y rápida aunque la oferta que se les ofreciese fuera totalmente injusta. Los escáneres cerebrales también establecieron que la respuesta no era positiva, ni tan raúda, cuando la interlocutora se hallaba en el grupo de las poco agraciadas.


Con todo, a día de hoy se desconoce el por qué de este fenómeno. «En estos estudios de “juegos económicos” la gente que participa nunca va a ser satisfecha con una recompensa. Por lo tanto, parece que tenemos un sesgo que hace que seamos amables con la gente atractiva, incluso cuando la recompensa no nos afectará. Esto sugiere que nuestras motivaciones para ser amables con la gente atractiva no se basa en decisiones conscientes para maximizar beneficios», añade el experto.

 



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