(No puedo creer que los jueces me condenasen por decir, por ejemplo, que Monedero es un imbécil despreciable. ¿Por qué?
En primer lugar, porque pienso que los jueces, en general, tienen- además de competencia profesional- un cierto sentido común.
En segundo lugar, que una persona que insulta a los millones de asesinados por el nazismo merece mucho más que este calificativo.
Diría más. En una sociedad más normal que la nuestra, Monedero debería ser denunciado y sancionado por los tribunales, por ofender gravemente la memoria de tantos muertos.)
OTRA VEZ.
Juan Carlos Monedero:
''El terrorismo financiero causa más dolor que el nazismo''.
El
exnúmero 3 de Podemos compara la complicada situación griega con la
invasión de Polonia por parte de las tropas de Hitler de Polonia.
PODEMOS AL LADO DE LOS CRIMINALES.
Pablo Iglesias ha vuelto a demostrar que, en materia de terrorismo, le preocupan sobremanera quienes han asesinado a 850 personas y destrozado miles de familias españolas. Sus palabras en a un medio británico, donde juzga un "problema político trágico" que haya presos de ETA encarcelados lejos de sus parientes, suponen una nueva ofensa a las víctimas de todos esos asesinos, cuyas familias, al contrario que las de los etarras, ya sólo pueden ir a visitarlas al cementerio.
El desprecio del caudillo comunista por la Justicia democrática llega al extremo de que califica de "prisioneros" a los asesinos de la banda terrorista, como si se tratara de combatientes de guerra capturados en el campo de batalla y no de unos asesinos de la peor especie que cumplen las penas que les han sido impuestas por los tribunales con todas las garantías procesales de un Estado de Derecho, inexistentes en los regímenes que tanto admiran él y los etarras.
El máximo líder de Podemos no es un caso aislado en la formación ultraizquierdista. Al contrario, sus cuadros han justificado o jaleado las actuaciones más bochornosas –y probablemente delictivas– de algunos de sus correligionarios, como ocurre siempre en los movimientos totalitarios.
Sirva
de ejemplo execrable el caso que tiene por protagonista a Alfonso
Fernández Ortega, alias Alfon,
un delincuente con antecedentes por robo con violencia, agresión sexual y
tráfico de drogas al que la Policía sorprendió portando un artefacto explosivo
durante la jornada de huelga convocada por los sindicatos el 14 de noviembre de
2012. Pues bien, el ingreso en prisión
de este criminal ha propiciado que Iglesias, Errejón y compañía salgan a la
palestra a defenderlo.
Esta es la verdadera cara de Podemos, por más que sus dirigentes pretendan presentarse como unos jóvenes progresistas inspirados en la socialdemocracia escandinava. El electorado ya ha comenzado a ver de qué basural totalitario procede toda esta recua de fanáticos sin experiencia profesional conocida y dispuestos a cualquier cosa con tal de alcanzar el poder. Esa es la esencia de Podemos, como está quedando de manifiesto pese al silencio clamoroso o la infame complicidad de la mayoría de medios de comunicación, que han alfombrado la llegada a la política de estos antisistema y que fingen escandalizarse por el brillante discurso político de un joven miembro del PP, mientras tratan de ocultar, con toda intención, la defensa de los etarras y otros malhechores que hacen constantemente los neocomunistas.
Lo más preocupante en estos momentos no es sólo que un partido chavista, defensor de criminales, haya alcanzado importantes cotas de poder, sino que el PSOE, el partido que todavía lidera a la izquierda española, se haya rendido ante semejante cáfila liberticida y le haya facilitado el acceso a numerosas instituciones democráticas con tal de dañar al PP.
Pedro Sánchez es el máximo responsable de que el partido que defiende a lo más abyecto de la sociedad esté ocupando amplios espacios en la esfera pública. Mientras el líder socialista no revise su política de pactos y comience a actuar en consecuencia, esa bandera de España que exhibió el pasado domingo como símbolo de su proyecto socialista será sólo un vergonzoso sarcasmo.
. PODEMOS AL LADO DE LOS CRIMINALES.
Pablo Iglesias ha vuelto a demostrar que, en materia de terrorismo, le preocupan sobremanera quienes han asesinado a 850 personas y destrozado miles de familias españolas. Sus palabras en a un medio británico, donde juzga un "problema político trágico" que haya presos de ETA encarcelados lejos de sus parientes, suponen una nueva ofensa a las víctimas de todos esos asesinos, cuyas familias, al contrario que las de los etarras, ya sólo pueden ir a visitarlas al cementerio.
El desprecio del caudillo comunista por la Justicia democrática llega al extremo de que califica de "prisioneros" a los asesinos de la banda terrorista, como si se tratara de combatientes de guerra capturados en el campo de batalla y no de unos asesinos de la peor especie que cumplen las penas que les han sido impuestas por los tribunales con todas las garantías procesales de un Estado de Derecho, inexistentes en los regímenes que tanto admiran él y los etarras.
El máximo líder de Podemos no es un caso aislado en la formación ultraizquierdista. Al contrario, sus cuadros han justificado o jaleado las actuaciones más bochornosas –y probablemente delictivas– de algunos de sus correligionarios, como ocurre siempre en los movimientos totalitarios.
Esta es la verdadera cara de Podemos, por más que sus dirigentes pretendan presentarse como unos jóvenes progresistas inspirados en la socialdemocracia escandinava. El electorado ya ha comenzado a ver de qué basural totalitario procede toda esta recua de fanáticos sin experiencia profesional conocida y dispuestos a cualquier cosa con tal de alcanzar el poder. Esa es la esencia de Podemos, como está quedando de manifiesto pese al silencio clamoroso o la infame complicidad de la mayoría de medios de comunicación, que han alfombrado la llegada a la política de estos antisistema y que fingen escandalizarse por el brillante discurso político de un joven miembro del PP, mientras tratan de ocultar, con toda intención, la defensa de los etarras y otros malhechores que hacen constantemente los neocomunistas.
Lo más preocupante en estos momentos no es sólo que un partido chavista, defensor de criminales, haya alcanzado importantes cotas de poder, sino que el PSOE, el partido que todavía lidera a la izquierda española, se haya rendido ante semejante cáfila liberticida y le haya facilitado el acceso a numerosas instituciones democráticas con tal de dañar al PP.
Pedro Sánchez es el máximo responsable de que el partido que defiende a lo más abyecto de la sociedad esté ocupando amplios espacios en la esfera pública. Mientras el líder socialista no revise su política de pactos y comience a actuar en consecuencia, esa bandera de España que exhibió el pasado domingo como símbolo de su proyecto socialista será sólo un vergonzoso sarcasmo.
(LibertadDigital.)
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