miércoles, 20 de abril de 2016

PAÍS DE PROGRES.



 PAÍS DE PROGRES.
  PALOS A SORIA, SONRISAS A OTEGUI.

Un amigo peruano, el economista Daniel Córdova, colgaba este domingo en su muro de Facebook un vídeo fantástico bajo el título «¿En qué momento se jodió el Perú?». Pero no para lo que ustedes han podido imaginar, la habitual arremetida contra la clase política y sus responsabilidades. No, la famosa pregunta del personaje de Mario Vargas Llosa se utilizaba en un sentido completamente diferente, para atreverse a lo que nadie o casi nadie hace. Preguntarse por las responsabilidades de la sociedad civil, de cada peruano, en los problemas del Perú y plantear lo que cada peruano puede hacer para mejorar su país.

Le di un Me gusta entusiasta y pensé en España y en las crecientes posibilidades de que tengamos que aplicar en cualquier momento la pregunta a nuestro país, «¿En qué momento se jodió España?». Si seguimos con este nivel de sectarismo político por parte de algunos, Pedro Sánchez contra la derecha, y con este nivel de demagogia y de irresponsabilidad ética por una parte de la sociedad civil. Y lo pensé el mismo día, el domingo, en que la cadena que ha perseguido con saña al exministro Soria por su vinculación con paraísos fiscales, La Sexta, emitía una cariñosa entrevista del inefable Jordi Évole a Arnaldo Otegi, condenado por secuestro y pertenencia a ETA.


Aguanté hasta que habló la hija de Fernando Buesa y preguntó a Otegi si no sintió nada por el asesinato de su padre.

Los mismos que llevaban una semana denunciando al Gobierno y exigiendo la dimisión ejemplar de José Manuel Soria por el terrible crimen de participar en empresas -legales si no se demuestra lo contrario- en paraísos fiscales hace veinte años ofrecían gustosos su horario de máxima audiencia para el blanqueamiento de un tipo que sigue reivindicando a ETA. Que justo unas horas antes se había manifestado junto a algunos de los más sanguinarios asesinos de la banda para exigir la excarcelación de los demás asesinos, no por cumplimiento de sus penas, sino por justificación de su historial criminal. 

Hice un esfuerzo máximo para ponerme delante de la televisión, recodando pasados y vomitivos programas de masaje de Évole a lo que él llama «izquierda abertzale» con la conocida estrategia de las dos partes, ustedes no se han portado muy bien, pero, claro, aquí había un conflicto, y yo, Évole, periodista ejemplar, soy capaz de equiparar objetivamente a ambos, a los asesinos y quienes los apoyan y a sus víctimas y quienes se resisten, la otra parte del conflicto.

 Unos minutos antes, un amigo al que ETA exigió más de 200.000 euros de lo que Évole llamaría «impuesto revolucionario» me recordó las instrucciones etarras de la carta para pagar: «Póngase en contacto con los círculos habituales de la izquierda abertzale», esa que Évole diferencia de ETA. También me recordó mi amigo el final de la carta: «Si no paga, será usted acreedor de las acciones que Euskadi Ta Askatasuna emprenderá contra usted y sus bienes». Añadió con humor negro mi amigo que Évole tendría que preguntar a Otegi si en la «izquierda abertzale» admitían dinero en B, por si la tele de Évole tuviera que montar esta semana un campañón contra los que hayan defraudado a Hacienda, extorsionados e «izquierda abertzale». Para ser coherentes con la persecución a Soria, comentaba mi amigo.

Aguanté la entrevista hasta que habló la hija de Fernando Buesa y preguntó a Otegi si no sintió nada por el asesinato de su padre. Sí en lo personal, contestó, que era lo que ETA decía siempre de cada asesinato. Lo diferenciaba de las razones políticas, las mismas por las que siguen justificando los crímenes etarras. Bajo la dulce mirada de Évole, en la tele que se indigna con Soria.


 (Edurne Uriarte/ABC)
Por sus palabras en 'salvados'

Expósito llama 'puta basura' a Otegi.

El director de La Tarde de la cadena COPE ha aprovechado la polémica presencia de Arnaldo Otegi en el programa Salvados de La Sexta para airear sus crímenes, su pasado relacionado con ETA y alertar sobre su intención de ser lehendakari. (La Gaceta)








 OTEGUI INMACULADO.


Algo tiene la ETA que encanta a la izquierda. En los tiempos de Franco, muchos socialistas y comunistas admiraban el coraje que demostraban los gudaris cuando se acercaban a un policía nacional por la espalda, le descerrajaban un tiro en la cabeza y huían corriendo. Era lo que a ellos les hubiera gustado hacer si hubieran tenido el valor. Luego llegó la democracia y muchos siguieron admirando a los etarras porque se atrevieron a rechazar la reforma con todas las de la ley, no como ellos, que se arrugaron y renunciaron a todo aquello en lo que creían, la ruptura, la república, la tricolor, el himno de Riego y todo lo demás. Incluso cuando la izquierda accedió al poder, una parte de ella siguió admirando el coraje de esos luchadores que se negaron a transigir con el capitalismo, la burguesía, los curas, el ejército y los bancos. 

La llegada de Aznar al Gobierno tuvo, entre otras muchas, una consecuencia desoladora para la izquierda, la demostración de que se podía acabar con la admirada banda sin necesidad de negociar nada. Y eso no podía ser. Estando más o menos equivocada, la ETA era de los suyos y había que darle una salida digna. Así que vino Zapatero de la manera en que vino y le ofreció dejar de matar a cambio de, entre otras cosa, la posibilidad de que Otegi sea un día lehendakari.

Luis Aizpeolea, el periodista de El País, que se sabe muy bien los entresijos de esa negociación, aunque no la ha contado del todo, escribe en su periódico un artículo que es paradigma de lo que la ETA sigue siendo para buena parte de la izquierda. Empieza contando que un grupo de historiadores a sueldo de Ajuria Enea ha concluido que la continuidad de la ETA tras la llegada de la democracia carece de justificación. Claro que, para hacer juicios morales, deberían haber contratado a filósofos, no a historiadores, por muy dispuestos a cobrar que estuvieran. Luego es el periodista el que prosigue con las obviedades y explica que, sin el acoso policial, judicial, político y social, ETA no hubiera dejado las armas. Pero que también hay que reconocer que
Otegi contribuyó, en su último tramo, a ese final
y que sin su trabajo dentro de la izquierda abertzale difícilmente se hubiera logrado que ETA acabara en octubre de 2011 por muy debilitada que estuviera.
 
O sea, que tenemos que estar todos muy agradecidos a Otegi por haber reconocido, aunque le haya costado un poco, que lo de matar a tanta gente no iba a ningún lado y era mejor hacer política por lo normal. Cualquier cosa antes que admitir que lo que merece un terrorista es estar en la cárcel y, una vez cumplida su condena, en su casa. 

Pues nada, que le pongan un monumento a Otegi, que le hagan una estatua ecuestre llevando a la grupa a Zapatero y que pongan a Eguiguren y a Aizpeolea de pie delante, llevándole el caballo por el freno.

(Emilio Campmany/ld.)
- Seguir leyendo: http://www.libertaddigital.com/opinion/emilio-campmany/otegi-inmaculado-78733/

No hay comentarios: