viernes, 27 de enero de 2017

EN DEFENSA DE LOS JUDÍOS.









EN DEFENSA DE LOS JUDÍOS.
 
El Ayuntamiento de Madrid quiso honrar este viernes a las víctimas del holocausto en el 72 aniversario de la liberación del campo de Auschwitz. Para ello organizó un acto presidido por el tercer teniente alcalde de la capital, Mauricio Valiente, y la portavoz municipal, Rita Maestre. Además estuvieron presentes los representantes de las comunidades judía, gitana, de personas LGTBi y de republicanos españoles deportados.

Tras el canto de un poema y la celebración de un minuto de silencio, Valiente consideró que la memoria y el reconocimiento a las víctimas es "un pilar imprescindible" para que en el futuro se eviten el odio y la discriminación. El tercer teniente alcalde de la ciudad -de IU- expresó el rechazo de Madrid a quienes nieguen, de forma parcial o total, el holocausto como hecho histórico y quiso homenajear a los cerca de seis millones de personas víctimas del exterminio nazi; una "memoria cargada de futuro que reconoce el derecho a la verdad" y recalcó la importancia de que la sociedad sepa lo ocurrido para que no se repita.

Después, tomó la palabra David Hatchwell, presidente de la comunidad judía en Madrid. Su discurso fue contundente, duro y directo. Y dejó descolocados a los representantes del Ejecutivo municipal, ambos pertenecientes a formaciones de extrema izquierda como Podemos o IU.

A continuación reproducimos de forma íntegra el texto de Hatchwell:
Autoridades, queridos amigos,

El Premio Nobel fallecido este año Eliezer Wiesel, en su obra Noche, intentó explicar el alcance del afán aniquilador de la maquinaria nazi diciendo: "La guerra que Hitler y sus cómplices llevaron a cabo no fue solamente contra los judíos -hombres, mujeres y niños-, sino también contra la religión judía, contra la tradición judía y, por ende, contra la memoria judía".

Hoy, 72 años después de la liberación de los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau recordamos y honramos a las más de 6 millones de personas judías masacradas. Entre las víctimas, hoy recordamos especialmente a más de un millón y medio de niños, secuestrados y asesinados por el simple hecho de ser niños judíos. Nuestro recuerdo deberá siempre incluir a los cientos de miles de gitanos, de homosexuales, de discapacitados y disidentes políticos, entre ellos los republicanos españoles. Todos ellos, nuestros hermanos en el sufrimiento.
Este terrible crimen perpetrado durante siete largos años en el corazón de una Europa supuestamente civilizada, ocurrió a la luz del día y bajo la mirada silenciosa de Occidente.

Hoy también merecen ser recordados los pocos justos entre las naciones y países como Dinamarca, Albania, Bulgaria o Finlandia, que realizaron esfuerzos extraordinarios por proteger a sus comunidades judías. Debemos recordar a todas estas naciones aliadas, que sacrificaron a sus jóvenes para derrocar a la bestia del III Reich.

Nuestro deber de memoria nos exige a todos recordar el mayor crimen sucedido en la historia de toda la humanidad. Recordar la shoa es trabajar en la humanización del ser humano. Debemos educar sobre la importancia de la libertad, la transparencia, la independencia de la justicia y el respeto a la diferencia del otro. Creíamos que con la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Europa y el resto del mundo se hubiesen liberado del antisemitismo. No es así. Desafortunadamente la lección no ha sido aprendida. Desgraciadamente, la gran mayoría de los países árabes, actualmente, siguen intoxicados por un antisemitismo arraigado hacia todo lo judío y, por supuesto, hacia el único Estado judío, el Estado de Israel.

También, en los últimos años, estamos viviendo en el mundo occidental y especialmente en España, una oleada despreciable de campañas incitando a boicotear a Israel, el judío entre las naciones. Estas campañas de boicot, como el BDS, se disfrazan con discursos políticos humanitarios de supuesto apoyo propalestino, pero no son más que formas nuevas de antisemitismo. No nos confundamos, detrás de ellas está la misma ideología de odio que hace sólo 80 años quiso excluir a los judíos de la faz de la tierra. El antisionismo moderno es el antisemitismo aceptable de la Europa de antaño, ese doble rasero que se aplica a los judíos y a Israel es buena prueba de ello.

El antisemitismo que brota en las redes sociales, en las tertulias y en los discursos de extrema derecha y sobre todo ahora de una izquierda radical, ignorante, no es sólo un problema de los judíos, es la métrica de la patología de la intolerancia en una sociedad, es una señal de alerta frente al racismo, a la xenofobia, a la homofobia, a la discriminación y al odio al diferente. Hoy también me gustaría denunciar aquí a regímenes fanáticos teocráticos como el iraní, que pregonan el odio judeofóbico; niegan la shoa mientras amenazan y se preparan a cometer un genocidio nuclear de las mismas características. Quiero decir alto y claro hoy que no es aceptable cabalgar con un régimen con intenciones nazis.

Ese odio también lo vemos hoy en día cuando los desalmados del Estado Islámico secuestran, violan, torturan y asesinan a otros seres humanos en África, en Oriente Medio; cristianos, animistas, hosexuales y yazidíes y otras minorías. Hoy sufren verdaderos asesinatos masivos ante el vergonzante silencio del planeta.

La única manera que tenemos de combatir a la intolerancia es a través del compromiso de nuestros líderes políticos; a través del seguimiento de códigos de conducta por parte de nuestros medios de comunicación; a través de reformas legales para poder actuar de manera efectiva contra la incitación al odio así como la banalización y negación de la shoa; a través de mejor conocimiento de la shoa y su significado universal mediante una mayor inclusión en los programas educativos. Y también a través de un mayor conocimiento del legado judío en España así como de la realidad de los judíos modernos del Estado de Israel.

Los judíos madrileños seguiremos haciendo esfuerzos para que se nos conozca mejor y para que Madrid siga siendo un ejemplo de convivencia ejemplar basado en el respeto al otro, donde nunca seamos indiferentes al sufrimiento.

Muchas gracias.

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