domingo, 22 de enero de 2017

LO POLÍTICAMENTE CORRECTO.











LO POLÍTICAMENTE CORRECTO.
 
Los llamados «espacios seguros» nacieron en los setenta en las universidades estadounidenses, en los días hippies del «peace and love», como un modo de batallar contra los reclutamientos para Vietnam. Hoy The Safe Space Network, una web que los promueve en el Reino Unido, los define como «lugares donde todo el mundo puede relajarse y expresarse tal y como es, sin miedo a sentirse incómodo o inseguro por su sexo, raza, etnia, orientación sexual, género, bagaje cultural, religión, edad o identidad física y mental». 

Parece una idea honorable, pero alberga una gran trampa: el imperativo de no molestar acaba coartando la libertad de expresión. El fantasma de la corrección política recorre los campus anglosajones y cada vez son más las voces que se rebelan contra su sutil tiranía. 

A comienzos del año pasado, un grupo de profesores británicos, muchos de ellos tradicionales activistas de causas de izquierda, remitieron una contundente carta al diario conservador «Telegraph»: «Pequeñas pero muy activas minorías quieren convertir las universidades en lo que llaman “espacios seguros”, un intento de inmunizar la vida académica frente al desafío intelectual y el debate de visiones enfrentadas».
El debate que se ha suscitado ha llegado incluso al Número 10. 

A los dos meses de llegar al poder, la primera ministra Theresa May abordó el tema en un discurso. Con su ironía inglesa, calificó los «espacios seguros» como «algo francamente bastante extraordinario» y lamentó que se quiera prohibir la discusión abierta precisamente en los campus. «Queremos que nuestras universidades sean no solo lugares para aprender, sino también lugares para un debate abierto, que pueda resultar desafiante y en el que la gente pueda participar». May teme que la ola de corrección política en los centros del saber pueda «tener un impacto negativo en el éxito social y económico británico».

(Luis Ventoso/ABC)

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