Hablando en términos generales, la derecha- centralmente el PP, que ha gobernado- es mala. Corrupción, despilfarro y rendición ideológica ante la izquierda. Rajoy fue el peor ejemplo en este sentido.
Sucede que la izquierda es peor. ¿Por qué? Uno de los aspectos más repugnantes de la izquierda, es que no tienen escrúpulos. De ahí que se atrevan a hacer cualquier cosa. ¿Y eso? Porque se creen moralmente superiores. Y dado que la derecha- esto es dogma de fe en la izquierda- es egoista, especuladora, facha y estúpida, cualquier cosa que haga la izquierda contra esta plaga de la derecha fachorra, está bien.
Esto es lo que hace que la izquierda sea un peligro para la democracia. No tener escrúpulos es no tenenr conciencia de los límites, que son fundamentales en democracia.
Lo malo es que 'ser de izquierdas' es una especie de religión laica. Lo malo es que buena parte del pueblo se ha convertido en plebe. Lo malo es que la gran mayoría de los medios de comunicación son progres de M. Lo malo es que todas las leyes educativas son socialistas.
Pero lo peor de todo es no hacer nada. Creer que no hay nada que hacer, o que las cosas se solucionarán por sí solas.
Es la infancia perpetua. Comer, defecar, copular y reirse con la Sexta, la Cuatro...
'Todo pueblo tiene el gobierno que se merece.
Si puede elegirlo.)
Inermes ante el virus del fanatismo socialcomunista.
La vertiginosa propagación a escala mundial del virus Covid-19 ha llevado a los Gobiernos de los países con un número importante de afectados a adoptar medidas enérgicas de alerta y prevención.
La excepción es el Gobierno de Pedro Sánchez, que sólo ahora parece darse cuenta de que el coronavirus puede causar estragos en la economía y en el sistema sanitario de la Nación.
En un ejercicio de oportunismo, insensatez y fanatismo ideológico escalofriante, el Ejecutivo social-comunista permitió que el domingo se celebrasen concentraciones masivas en distintas ciudades del país, poniendo el interés de la extrema izquierda feminista muy por encima del de la ciudadanía.
Pasados ya esos aquelarres que han vuelto a poner de manifiesto que las mujeres no son más que una excusa para hacer avanzar una agencia profundamente liberticida, ahora el Gobierno sí habla de planes de choque, en los que llevaría trabajando desde hace tiempo. Se necesita tener poca vergüenza y un desprecio poco menos que criminoso por la salud e incluso la vida de decenas de miles de personas.
La calidad política y humana de Sánchez queda aún más en entredicho si atendemos a su comportamiento cuando era líder de la oposición y el Gobierno de Mariano Rajoy decidió traer a España a un religioso que había contraído el ébola mientras se jugaba literalmente la vida atendiendo a los más desfavorecidos en África.
Entonces, el capo socialista acusó al PP de todo lo imaginable: de imponer un cerrojazo informativo, de escandalosa incompetencia, de precipitar una crisis que podría desembocar en una formidable tragedia...
Y, claro, él y los suyos pedían dimisiones en cuanto se les ponía un micro por delante. Hoy, con más de mil contagiados y dos decenas de muertos por el coronavirus, Sánchez y la infame izquierda mediática comedimiento y prudencia, no paran de llamar a la calma y de pedir a la gente –hasta o principalmente en inglés, lengua común de todos los españoles– que se lave mucho las manos.
Ellos también se las lavan, pero como auténticos pilatos del escaqueo y con el agua sucia del oportunismo más rastrero.
Por no hablar de los indeseables que, desde el brazo mediático del Ejecutivo, están empezando a poner el foco en Gobiernos autonómicos de derechas como el de Madrid: "Ayuso duplica los casos por coronavirus", han llegado a escribir, con singular vileza goebbelsiana. Vayan preparándose para un nuevo despliegue de agitprop desestabilizador por parte de la izquierda más repulsiva y liberticida...
(Edi.LD/0/3/2020.)
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