jueves, 26 de marzo de 2020

EL PEOR GOBIERNO

Alarma: el peor Gobierno en el peor momento

Las noticias son desoladoras. Ya no puedo aparcar por más tiempo la crítica al Gobierno. Sí, la pandemia es global, pero las estadísticas indican que España es el país que peor lo está haciendo. Acabamos de superar a China en número de muertos.

Faltan tests. Se desconoce el número real de infectados, pues ni siquiera se pueden confirmar la gran mayoría de casos.

Faltan equipos de protección. Cuando escribo estas líneas, España tiene 6.500 médicos y enfermeros infectados. Y si faltan materiales de protección en los hospitales, qué decir de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, farmacéuticos, población en general… Hasta las monjas cosen mascarillas, mientras se improvisan protecciones con bolsas de basura, telas, gafas de buceo o separadores de libretas.

Faltan mascarillas desde hace semanas, faltan geles de hidroalcohol, faltan respiradores y medicamentos, y falta alguien con dos dedos de frente y un mínimo de honestidad al frente de la nación.

Ahora ya es evidente para todos que el Gobierno ha reaccionado tarde y mal. No sólo dejó pasar más de un mes sin hacer nada y no desautorizó los eventos del fin de semana del 7 y 8 de marzo, cuando ya se veía que el desastre era inminente, sino que se puso a la cabeza de la manifestación feminista y llamó a la ciudadanía a respaldarla. Ahora medio Gobierno está convaleciente y el virus se ha propagado sin control. Justamente proponen llamarlo la Peste Morada.

Para rematar, cuando la Comunidad de Madrid cerró los colegios y universidades, al parecer en contra del criterio del Gobierno, se permitió que los estudiantes regresaran a sus lugares de origen, además de que se permitió el éxodo masivo de madrileños el viernes, esparciendo la epidemia por toda España. La descoordinación ha dejado en evidencia el sistema autonómico.

El Gobierno dio un recital con el anuncio anticipado de que iba a decretar el estado de alarma, que se fue retrasando en un sábado delirante por las riñas entre los socios de la coalición, con Pedro y Pablo mirando por sus intereses y pasándose la cuarentena por el arco del triunfo. 

El plan económico resulta un bluf que nos aboca a una depresión de caballo, con medidas ineficaces para evitar que se destruya buena parte del tejido empresarial. Básicamente, nos van a ayudar a endeudarnos para pagarles los impuestos. Eso sí, tienen tiempo de preparar los indultos de los sediciosos y la inclusión de Pablo Iglesias en la cúpula del CNI.

Cum Fraude nos obsequia a continuación con dos rollazos vacíos de contenido donde farda de nuestra fibra óptica y de lo limpios que están quedando los cielos. Filtra las preguntas de la prensa, no sea que se le cuele alguna incómoda, y llama cínicamente a la unidad, mientras organizan una campaña contra el Rey y cierran las Cortes. Pidieron la cabeza de Rajoy por sacrificar al perro del ébola, pero debemos callar ante 500 muertos diarios.

Resumiendo: si no acaba con nosotros el virus, lo hará la crisis económica, o, vista la continua erosión de nuestra democracia, la unión de repúblicas socialcomunistas que ya asoma.

Por todo ello, debemos dar gracias: a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias, a sus acólitos sedientos de poder y a nuestros compatriotas que les votaron. Gracias por esta cuaresma en la que a través del dolor y la incertidumbre podemos darnos cuenta de que no nos queda sino abandonarnos en manos de Dios y asociarnos al sacrificio redentor de Cristo en la cruz, que nos dice: “no temáis”, porque “todo es para bien de los que aman a Dios”. Tal vez este sufrimiento salve muchas almas. Porque lo que son los cuerpos, ya casi no podemos ni enterrarlos.

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