jueves, 19 de marzo de 2009

ALIANZA DE CIVILIZACIONES.


Publicado Jueves, 19-03-09 (ABC)


ALIANZA DE CIVILIZACIONES
Fue violada en masa por orden de un consejo tribal pero, a diferencia de muchas mujeres paquistaníes, Mukhtar Mai lo denunció y acudió a los tribunales de Pakistán, donde, tras años de lucha contra el tabú de la violación, acaba de casarse con el policía que la protegía.
"Es el sueño de cada mujer: casarse y tener una vida normal y asentada", ha dicho Mukhtar Mai, de 37 años, desde su casa en el pueblo de Meerwala, situado en la provincia oriental paquistaní del Punjab.

El sueño de vida normal de Mukhtar se esfumó el día de junio de 2002 cuando fue secuestrada para pagar un "crimen de honor" de su hermano adolescente, acusado de mantener relaciones sexuales con una chica de un clan más poderoso.

Su hermano fue sodomizado como castigo y Mukhtar fue encerrada y violada en serie por varios hombres, pero en lugar de guardar silencio -por vergüenza- o suicidarse, como marca alguna tradición en Pakistán, esta mujer decidió llevar a sus agresores a los tribunales.

Tras años en distintas cortes y recursos para obtener justicia, Mukhtar elevó su caso hasta las altas instancias del Gobierno y se convirtió en un símbolo de la lucha femenina para acabar el estigma social que una violación lleva consigo. Su matrimonio, contraído este domingo, es ya parte de los tabúes rotos por Mukhtar, pero no ha estado exento de turbulencias, porque su flamante marido, un policía encargado de su protección, ya está casado con otra mujer. "Nos conocimos durante el caso. Hablábamos mucho. Un día, acudió a mis padres y les dijo que quería casarse conmigo. Mis padres intentaron convencerme de que era lo mejor para mí, pero yo me negué en un principio", aseguró Mukhtar.
Esa negativa llevó al policía, Nasir Abbas Gabol, a intentar suicidarse, según cuenta esta brava paquistaní, que ha hablado ante Naciones Unidas, ha visto publicada su biografía y fue nombrada Mujer del Año por una revista estadounidense.

A raíz del intento de suicidio, a casa de Mukhtar acudieron la mujer y los hijos del policía con el fin de que aceptara la propuesta -legal en el Islam-, pero Mukhtar sólo dio el sí cuando la primera esposa le explicó que su marido abandonaría a su familia de no conseguir el amor de la activista.
"Mi familia decía que era lo mejor para mí, y al final yo misma sentía que no había nada malo en ello. No puse condiciones, salvo que mantengo el derecho de divorciarme", dijo Mukhtar. Según la activista, el matrimonio no pondrá en peligro su organización social, que incluye una escuela de niñas en Meerwala desde la que promueve la educación femenina y lucha para erradicar los crímenes de honor, comunes en las áreas rurales del sur de Asia.

Según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, cada ocho horas se produce una violación en serie en el país, a menudo como consecuencia de castigos ordenados por consejos rurales para pagar por crímenes cometidos por parientes masculinos de las mujeres. "Por nada del mundo -adujo Mukhtar- dejaré la lucha. Mi marido tiene su propio espacio y yo tengo el mío, así que no vamos a romper el lugar del otro. Y además, todos en la familia de mi marido están dispuestos a apoyarme. Esa es mi misión".

Tras romper con sus acciones el tabú de la violación y a la espera de que el Tribunal Superior de Pakistán decida qué hacer con los acusados en el caso, ahora Mukhtar Mai se prepara para un nuevo desafío: la vida en familia. "Mantengo muy buenas relaciones con la otra esposa de mi marido. Yo ahora estoy en mi pueblo y ella vino a visitarme ayer. Estoy muy contenta"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta mujer es una valiente. Sin duda.

Y parece vislumbrar que tiene dignidad (el día que lo vea claro, dejará de ser una más de las mujeres de un hombre)

Pero toda esta historia nos demuestra, una vez más, que las mentalidades de estos pueblos son incompatibles con la nuestra. No cabe ninguna alianza, solo que cada cual se quede en su casa y que todos intentemos llevarnos bien

Sebastián Urbina dijo...

Lo malo es que muchos de ellos están ya en 'nuestra casa'. Y este no es el problema. El problema es que mucha gente (la mayoría de izquierdas pero también hay idiotas de derechas)cree que todo es relativo. Por tanto, aquí puede venir el que quiera predicando las ideas que le de la gana. Aunque estén en contradicción con los fundamentos que sostienen a una sociedad democrática. Tenemos un grave problema, que se agudiza por no querer mirarlo de frente y asumir sus consecuencias. O sea, Eurabia en babia.