sábado, 10 de julio de 2010

IZQUIERDA, FAMILIA, EDUCACIÓN.











Izquierda, familia, educación


Condenado por tirar de la cama al hijo (de 17 años) de su pareja que no quería levantarse. La titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Santander ha condenado a 36 días de trabajos en beneficio de la comunidad a un hombre que tiró de la cama, volteando el colchón sobre el que reposaba, al hijo de su pareja, ya que se negó a levantarse.

Las mentalidades de tendencia totalitaria, siempre han tratado de ocupar el papel y el espacio de la familia. La historia se remonta, al menos, a Platón. La divulgación de sus ideas ha sido una constante en la historia. Al menos en la de Occidente. Lo malo es que ha transmitido una visión totalitaria de la vida (por ejemplo, en La República) como si fuese algo bueno. Y es bueno (dicen los apologetas) porque ensalza el papel del Estado, el Estado justo, que está determinado por el Bien, es decir, lo que garantiza que habrá orden y no caos. Por supuesto, con debilitamiento, o eliminación, de la libertad de las personas y de los organismos intermedios entre el individuo y el Estado.

Dado que las personas no saben lo que quieren, porque son caprichosas, incultas y perezosas, se necesita un Gran Timonel que les guíe por el camino correcto. ¿Por qué pretenden tal cosa? Porque ellos tienen planes. ¿Para quién? Para la sociedad en su conjunto. O sea, para nosotros. No se conforman con tener planes y proyectos personales, como usted y yo. No. Ellos quieren diseñar los proyectos de los demás.

Por una parte, están los proyectos y planes que las personas realmente tienen y por otra, los planes y proyectos que las personas deberían tener. O sea, los planes realmente buenos. ¿Quién lo sabe? Papá-Estado y sus burócratas progresistas. De ahí que la izquierda no caiga en la peligrosa torpeza de confiar en la espontánea decisión de los individuos. Es decir, sociedad civil, mercado y esas cosas liberaloides de la derecha rancia y casposa.

Dado que la izquierda es ‘constructivista’, es decir, cree que puede diseñar racionalmente el modelo de sociedad perfecta, todas las personas deben aceptar este diseño racional. Rechazarlo sería propio de ignorantes o malvados. Gente irracional. ¿Qué hacer con esta gente? Escuelas o campos de rehabilitación, que han sido una constante en la historia de la izquierda. La asignatura de ‘Educación para la Ciudadanía’ es, en nuestro tiempo, un intento de ‘normalización política’. Y lo que ‘normalización política’ significa es la creación de generaciones progresistas, según lo que la izquierda dominante entiende por progresismo.

Las peligrosas tendencias educativas de la izquierda se remontan, al menos, a la década de los años sesenta. En general, la izquierda equiparaba revolución social con revolución educativa. Una idea central era la de criticar duramente las relaciones profesor-alumno. ¿Por qué? Porque eran autoritarias. Aunque los vacíos de autoridad se suelen llenar rápidamente. ¿Quién los llena? El modelo emancipador y solidario de la izquierda progresista.

En definitiva, la cultura era, por definición, cultura represiva. ¿Para qué enseñar a nuestros retoños cultura represiva? Es mejor que aprendan ellos mismos. Son más sanos y más honestos que los profesores y los padres, ya contaminados por la sociedad de consumo. Y de esta demagogia pseudo educativa tenemos la actual tendencia en la que los adolescentes se hacen su propio currículo y pueden elegir lo que les apetece estudiar. La educación progresista ya no consiste, al menos básicamente, en transmitir los conocimientos heredados sino experiencias y actitudes progresistas.

Y con esto volvemos al principio. No diré que estoy a favor de echar a patadas al niñato que no quiere levantarse de la cama para ir a clase. Pero tirando de una oreja, sí. Los padres tienen la obligación de educar a sus hijos. Para el beneficio de los propios hijos. Y luego tienen que ir a la escuela para que les enseñen. ¡Pero ya tienen que estar educados por sus padres!

Una exigencia educativa básica es poner límites. El niño ha de saber que no puede hacer todo lo que le venga en gana. Si los padres se lo permiten todo le están convirtiendo en un pequeño dictador. Es decir, le perjudican en su formación como ser humano responsable. Porque la vida es dura. Exige esfuerzo, trabajo, disciplina y capacidad de resistencia ante la adversidad. Los niñatos lo tienen peor. Tendrán que acudir a ’mamá’ porque no son autosuficientes. Pero ¿qué pasará cuando ‘mamá’ ya no esté?

Las mentes intervencionistas lo tienen calculado. Si ya no está ‘mamá’, no te preocupes. Tendrás a ‘papá Estado’ que te protegerá. Por eso hablé, al principio, de ‘tendencias totalitarias’ O sea, no al esfuerzo, al mérito, a la autoridad de los padres y profesores, a la excelencia. Sí al botellón, al buen rollito, talleres de masturbación, y pasar curso sin esfuerzo.

Una vez se admita que el individuo es sólo un medio para servir a los fines de una entidad más alta, llamada sociedad o nación, síguese por necesidad la mayoría de aquellos rasgos de los regímenes totalitarios que nos espantan’. (Friedrich von Hayek)


Sebastián Urbina.

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