viernes, 9 de julio de 2010

RESENTIDOS Y REACCIONARIOS.







LA MANI DEL PESEBRE NACIONAL.


La riña por definir la cabecera de la mani contra el Tribunal Constitucional ha desatado todos los demonios engendrados y cebados por el catalanismo en los últimos treinta años. Y la disputa por hacerse con las mejores dentelladas a la cosa nacional deja al descubierto la naturaleza excluyente de una casta de políticos que se empeñan en reducir Cataluña a su ideología nacionalista.

El lema de la manifestación –"Som una nació. Nosaltres decidim"– hace treinta años era sólo la aspiración del catalanismo más resentido y reaccionario de grupos residuales sin representación parlamentaria.

Òmnium Cultural, la asociación nodriza de ese catalanismo integrista, es hoy quien impone el lema y organiza la manifestación. Por encima incluso del presidente de la Generalitat, José Montilla.

Resulta esperpéntico que sindicatos de clase como CCOO o UGT y partidos políticos diametralmente contrarios en su naturaleza y origen al nacionalismo, como el PSC, hayan ido resbalándose por el lodo del nacionalismo romántico más reaccionario hasta llegar a este sábado del 2010 convertidos en monigotes de su hoja de ruta.

Sin sentido del ridículo, se disputan la cabecera de la manifestación. El presidente Montilla quiere una senyera enorme para presidirla. Pretende huir del aquelarre independentista que su falta de escrúpulos políticos le llevó a abrazar para subirse al coche oficial a costa de las ilusiones e intereses de sus propios votantes. Ya es tarde: el retorno a la decencia es imposible. Sólo le resta negociar a cara de perro con su propia soga de ahorcado. Y convivir con todos los que habría de haber combatido. ERC ha dejado dicho por boca de varios de sus dirigentes que no acatarán la sentencia del TC; los soberanistas de CiU, con Mas a la cabeza, atizan el fuego del soberanismo desde plataformas encubiertas para inundar de banderas independentista la manifestación, el vicepresidente del gobierno catalán, Carod Rovira, propone desde su blog que "la pancarta que lleven los convocantes de la marcha pacífica debería ser bilingüe catalán-inglés" y los independentistas irredentos de los referéndum, como López Tena, le mandan al carajo.

Hoy parece que han llegado a un acuerdo en la sede de Òmnium para definir la cabecera de la manifestación. Todo un símbolo. Pero, por si acaso siguen sin ponerse de acuerdo con qué y quiénes han de encabezar la manifestación, yo les ofrezco desinteresadamente la solución definitiva. La idea atiende al interés y a la representación proporcional de los convocantes.

En la cabeza de la manifestación, todos los coches oficiales de los cargos institucionales, seguidos por cada uno de los pseudodelegados y pseudoembajadores de la proyección internacional de Vicepresidencia. Junto a ellos, y sin pelearse, todos los cargos de confianza y los miles de beneficiados por los informes externos otorgados a dedo por el gobierno de la Generalitat. En formación, inmediatamente detrás, los miles de comisarios lingüísticos, apóstoles de la inmigración, secretarias de expedientes y sanciones lingüísticas, ilusionistas de la cosa nacional, editorialistas y periodistas del régimen, etc. Sin separarse mucho, pero con una enorme senyera que les tape bien, todos los hipotéticos delincuentes que han desempeñado cargo público de relevancia, consorcios concertados con el presupuesto público y consejeros y hombres de confianza durante los gobiernos de Pujol y PSC, como Lluís Millet, Jordi Montull (caso Palau de la música), Lluís Prenafreta, (mano derecha de Pujol durante los años ochenta), Macià Alavedra (consejero en el gobierno de Jordi Pujol), Lluis García, el Luigi y el ex alcalde socialista de Santa Coloma de Gramanet etc., y si no hay suficiente tela, el mar de esteladas regaladas servirán igualmente.

A continuación, los cientos de asociaciones subvencionadas por el negocio nacional. Para evitar que se codeen por ocupar un lugar más relevante en la foto histórica, Lluís Millet podría abandonar su posición bajo la bandera y convencerlas de la importancia de la unión para seguir haciendo país. Y a continuación, las delegaciones deportivas que hayan ganado alguna copa de América jugando con equipos africanos en Cataluña. Una nota de color es importante.

Y así, como diría Umbral, una última cosa. Como de lo que se trata es de evidenciar que en Cataluña no hay españoles y que el Tribunal Constitucional es un instrumento imperialista al servicio de España, les propongo la idea definitiva: ya que la Roja ha llegado a la final del mundial de fútbol y jugará sólo unas horas después de la manifestación, deberían retrasar la mani a las 20.30 del domingo haciéndola coincidir con el partido. De esta manera, la asistencia a la manifestación dejaría desiertos bares y pantallas gigantes. Madrid nos daría ipso facto la independencia. Y si no, es evidente que no nos quieren. (Antonio Robles/LD)


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