jueves, 19 de abril de 2012

GENIOS Y TONTOS A LA VEZ



 





LAS PERSONAS MÁS INFLUYENTES DEL MUNDO.

La revista estadounidense Times, como cada año, recién ha nombrado a las cien personalidades más influyentes del mundo. Salvo la cantante inglesa Adele y dos o tres más, no hay ni una sola de esas personalidades que me interese, ni que crea yo que me haya influenciado en nada, por suerte, y tampoco a mucha gente de la que hoy se está comiendo un cable en este mundo tan patas arriba.
Adele para colmo, al parecer, se ha rendido ante los propósitos tan mal educados y discriminatorios del que antes fuera muchísimo más gordo y fofo que ella, y que la calificara de gorda en tono de menosprecio, el estilista Karl Lagerfeld, pues la cantante recién ha declarado que está haciendo una dieta, corriendo como el Correcaminos, lo que ha dado como resultado que en tiempo récord ha rebajado ya alrededor de seis quilos, tal vez más. 


Así que seguramente pronto deje de interesarme también Adele, aunque siga gustándome su voz, como mismo me sucedió con Amy Winehouse, que me encantaba oírla, pero de solo verla tan raquítica y recogiendo los dientes por el suelo, me entraba una depresión (ya no existe la palabra tristeza, ahora la melancolía y la tristeza se reducen a depresión) que me daba por comer y comer...
 
Times se empeña cada año en vendernos precisamente esos monigotes del espectáculo, esos inventados por lo políticamente correcto de la izquierda de caviar y champán, a la que le fascina recoger trastos sin talento –o con talento para el exibicionismo– y convertirlos en bestias mediáticas. 


Allá por el año 1998, en México me entrevistaron en una de esas revistas. Durante la entrevista me preguntaron que si sabía que estaba propuesta entre las 25 personalidades más importantes del mundo, y que si yo me veía como una líder mundial. A mí me entró un ataque de risa tremendo, todavía recuerdo el retortijón de tripa. Nunca me he visto más que como lo que soy, una persona que ha invertido buena parte de su vida, desde los 17 años de manera responsable y seria, escribiendo poesía, novelas, cuentos, haciendo periodismo, escribiendo guiones de cine, y dedicándome al cine a través de revistas y eventos culturales. 

Pero que también tuvo que dedicarse a otros trabajos, pintar paredes, pintar uñas, vender ropa a las jineteras, vender merienda, y lo que fuera, para poder comer. Nunca fui líder de nada. Es más, uno de los motivos por los que los profesores invariablemente llamaban a contar a mi madre a las reuniones de padre de las escuelas fue mi falta de combatividad, mi poco interés en destacarme por encima de los demás, desinteresada en erigirme como dirigente o líder de nada.


Al parecer la revista publicó la selección, en la que estuve al final, lo que no me sirvió estrictamente para nada. No me dieron los documentos que necesitaba tanto en aquel momento gracias a eso ni a nada por el estilo. Y es que yo no viví de eso, no quise vivir de ese invento que no me concernía para nada, y que olvidé al instante. Seguí trabajando, escribiendo, y dando conferencias sin parar, así como haciendo periodismo. Porque cuando esa revista hizo la elección de mi persona yo ya tenía un trabajo, una obra detrás que me respaldaba.


Sin embargo, el mundo ha cambiado, y desde entonces a esta parte, primero se inventan los premios, luego se elige a las personas más mediáticas y escandalosas para atribuírsele esos premios, y luego, bueno, pues el tiempo se encargará de que tengan una obra real o también de cartón tabla. Y a eso le llaman ahora ser "personas influyentes". Catorce años más tarde vuelvo a partirme de la risa. ¡Qué mundo tan mentiroso y mezquino!


Mentiroso porque de las personalidades que aparecen en esa lista muy pocas han influenciado a nadie, porque ya me dirán ustedes para qué sirve que un payaso que le dé una patada a una pelota influencie a alguien, para colmo ese payaso está pagado como si fuera Dios, así que ¿conviene que en el mundo actual donde la mayoría de las personas viven en la pobreza tengan como ejemplo a tamaños mequetrefes? Me parece una broma de muy mal gusto. Mezquino porque los que verdaderamente deberían estar en esas listas están a años luz de ellas, por suerte.

De contra, cuando oyes hablar a esas personalidades "influyentes" de Times es para echarse a llorar, no saben ni articular una palabra detrás de otra, no hay rigor moral por ninguna parte. Porque ya me dirán ustedes, el Messi será muy buen futbolista pero es un verdadero socotroco que ama al Ché y se lo ha tatuado no sé dónde, ni me importa. No es más que otro deportista atraído por asesinos y dictadores. Hace unas semanas fue Ozzie Guillén (que no aparece en la lista de Times, pero que metió la pata igual), el entrenador de los Marlins, después pidió perdón de rodillas, pero sobre todo de boca para afuera, para no perder la millonada que le hacen ganar los exiliados cubanos. A mí todos estos deportistas tan mariconiles y mamahuevos ante los dictadores me parecen todo lo contrario, una malísima, pésima influencia para la juventud.

Así que a las personalidades más influyentes del Times será mejor olvidarlas rápido. No vaya a ser que uno se ponga a querer existir nomás que para parecerse a ellas. Y no hay nada más patético que aspirar a parecerse a lo que uno sabe muy bien que no vale para nada en la escala de los valores que antes significaban algo en este mundo, cuando todavía era un mundo humano y cultivado. "Sólo lo difícil estimula", escribió el poeta cubano José Lezama Lima. Pues ahora, siento decirles, que es todo lo contrario. Porque a cualquier guacarnaco le parece muy fácil ocupar un puesto para el que no está preparado, y sobre todo que no se merece ni en la peor de las pesadillas.

En cualquier caso, en quince años, pocas han sido las veces en las que las personalidades más influyentes del Times han influenciado en algo verdaderamente especial a la humanidad, y sobre todo, que hayan dejado huella. Pero además, ¿quiénes son los que las escogen? ¿Han dado la cara alguna vez? ¿Podemos saber cuán inteligentes son para agenciarse semejante empresa? 
 (Zoe Valdés/ld).

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EXPOLIO ARGENTINO. Asunto Repsol.

En otra línea está el dibujo de Forges, que presenta a unos señores con el típico aspecto de capitalista malo malísimo que dibuja el humorista (gordo, calvo, bigote y gafas negras) y dos personajes "normales" que afirman que "algo está pasando cuando se confunde ‘petrolera’ con ‘patria’".


Y es que no lo pueden negar: por muy institucional que se ponga, a la izquierda española le mola que el Estado, sea el que sea, nos robe. (ld)

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